Berlinale: Días 6, 7 y 8

Berlinale: Días 6, 7 y 8

por - Críticas
17 Feb, 2011 11:25 | comentarios

Aquí, un repaso crítico de ocho películas que vi en los últimos tres días. Son pocas para lo que uno acostumbra, pero lo cierto es que la Berlinale no impresiona por su buena oferta de títulos y, además, después de ya varios días con mala suerte en cine, uno ya deja de arriesgarse con películas […]

Aquí, un repaso crítico de ocho películas que vi en los últimos tres días. Son pocas para lo que uno acostumbra, pero lo cierto es que la Berlinale no impresiona por su buena oferta de títulos y, además, después de ya varios días con mala suerte en cine, uno ya deja de arriesgarse con películas porque teme lo peor. Además, esto de escribir para dos medios y tener otros asuntos laborales/profesionales que resolver a lo largo del día, tampoco ayuda a elegir películas «a ver qué onda». Es una programación bastante extraña la de este año. De los tres días que resumo aquí, el primero fue muy bueno, el mejor del festival, y el único día que la competencia presentó tres títulos de nivel. De allí en adelante, todo fue en picada, y casi no hubo filmes realmente buenos en la competencia oficial (el de Rodrigo Moreno lo vi en Buenos Aires y volveré sobre él y sobre los otros títulos argentinos cuando se estrenen comercialmente) y casi tampoco en las paralelas, con la excepción de… bueno, sigan leyendo y verán.

NADER AND SIMIN, A SEPARATION, de Asghar Farhadi (8) Habrá que recuperar los cuatro filmes anteriores, que nunca vi, de Farhadi, porque realmente esta película muestra a un director con un comando absoluto del medio: un guión notable, actuaciones impecables, un dilema moral complejísimo, una puesta en escena creativa, urgente y una cantidad de asuntos que se cuelan en el background (cuestiones religiosas, sexuales, socioeconómicas, familiares) que resultan en una obra atrapante por donde se la mire. Para no adelantar nada de lo que pasa en la segunda mitad habría que limitarse a decir que se trata de un filme sobre una pareja que se separa, el padre se queda viviendo con su propio padre con Alzheimer, una mujer embarazada es contratada para cuidar al anciano y, a partir de un episodio confuso que termina mal, todos los personajes del filme (incluyendo al marido de la embarazada, y a las hijas de ambas parejas) terminan enfrentándose en un juicio muy “sui generis” en el que se debaten/resuelven cuestiones éticas, morales y religiosas. Es cierto que el filme asume su lugar de “relevancia”: se sabe una película de “temas importantes”. Pero su inclusión se siente natural, orgánica a la historia, jamás forzada. Otro pequeño reparo podría ser su extensión, pero cualquiera que haya visto cine iraní y conozca la forma algo reiterativa que tienen para discutir (y aquí es una película de discusiones de principio a fin), sabe que es parte del asunto. De cualquier manera, en esas idas y vueltas, debates y discusiones, siempre se va agregando un nuevo elemento que modifica y altera el color de la cuestión. Una gran película. Un premio seguro.

THE FUTURE, de Miranda July (6) Me había gustado, y mucho, ME AND YOU AND EVERYONE WE KNOW, la opera prima de July. Aquí la apuesta es similar en algunos puntos y diferente en otros. El “realismo sensible indie” persiste, pero es más oscuro que en aquel filme. Y aquí surge algo que allá casi no se veía: una fuerte presencia del realismo mágico, en la forma de gatos que hablan, de remeras que “caminan” solas, de Lunas que hablan, de la posibilidad de un personaje de, literalmente, detener el tiempo. Una pareja de 35 años algo frustrada con su trabajo (“hace 20 años que estoy por hacer algo importante”, dice ella) decide adoptar un gato y, en el mes que lo esperan mientras se cura de una enfermedad, toman la decisión de abandonar sus trabajos y ver qué hacer con sus vidas. Ella trabaja enseñando danza para niños, pero quiere inventar un baile propio y convertirse en estrella por YouTube. El decide dejar todo y dedicarse a tocar timbres para un grupo ecologista que quiere conseguir dinero para plantar árboles. Sus caminos los llevan a vivir experiencias raras: ella con un hombre más grande, con quien se engancha sexualmente. El, con un anciano que colecciona objetos, que podría ser él mismo en el futuro. Ahí es donde el filme empieza a meter elementos fantásticos que no están mal de por sí, pero que a veces tienen un peso simbólico algo excesivo, tornando la película en un ejercicio casi «kaufmaniano» de auto-análisis en medio de una estructura narrativa por lo menos extraña. Es una película fallida, con grandes momentos, otros no tanto, con la misma sensibilidad que aparecía en la primer película pero con un grado de frustración y amargura más grande. «Cuando el gato muera vamos a tener 40 -dice él-. Y tener 40 es como tener 50: cambio chico. Menos que un dólar: no te alcanza para lo que realmente querés».

THE TURIN HORSE, de Bela Tarr (8) No sé muy bien cuál es el secreto que tienen entre manos Bela Tarr y su director de fotografía (y también realizador), Fred Kelemen, pero lo cierto es que cada uno de los ambiciosos y largos planos secuencia de este apocalíptico filme se sienten como si fueran cuadros –o más bien grabados– de la época que retrata, fines del siglo XIX. La anécdota es ínfima para un filme de 145 minutos que además tiene casi un solo escenario y poquísimos diálogos. Un hombre llega a caballo a una cabaña donde se encuentra su hija, allí comen, reciben algunas visitas y hacen las tareas diarias de la casa mientras una tormenta cada vez más importante parece ir cercándolos frente a la nada. Con una referencia anecdótica a Nietzsche en el principio, el filme apunta a ser una suerte de metáfora acerca del fin del mundo, algo que reaparece si se piensa que el propio Tarr anunció que ésta es su última película. Opresiva y bellísima, severa pero con momentos de humor, grave (acaso en exceso) pero de esas películas que te absorben al punto de meterte adentro del plano a convivir con estos personajes, «El caballo de Turín» es una grandiosa y obviamente apocalíptica despedida del realizador de SATANTANGO. Después del fin del mundo… no hay nada. Ahora solo queda ver qué aporta Lars Von Trier a la discusión con su película sobre el mismo tema…

LATE BLOOMERS, de Julie Gavras (3) Tenía un buen recuerdo de LA CULPA ES DE FIDEL, la anterior película de la hija de Costa Gavras, pero aquí, haciendo una película en inglés, cómica (o supuestamente cómica), acerca de una pareja (Isabella Rossellini y William Hurt) que al llegar a los sesenta toma caminos y decisiones diferentes respecto a sus vidas, a la muchacha, como diría Maradona… se le escapó la tortuga. Un poco farsa a la francesa, un poco ironía o humor británico, otro poco una mezcla de cosas que no funcionan: no se entiende muy bien ni qué es la película ni lo que Julie Gavras quiso hacer en ella. El resultado es decepcionante por donde se lo mire y el elenco no tiene mucha idea de qué hacer: parecen librados a su suerte. Abandonados, habría que decir…

ODEM, de Jonathan Sagall (1) ¿La peor película de la competencia? Obvio. ¿La peor película del festival? Probablemente. ¿La peor película de todas las competencias y de todos los festivales grandes en muchos años? No podría asegurarlo, pero seguro que en un Top Ten entra. Sólo citar las cosas que están mal en esta película me deprime. Dos mujeres palestinas que hablan en inglés todo el tiempo como leyendo directamente de un guión escrito para no ser dicho. Una es millonaria y vive en una casa de millonaria con un hijo con cara de hijo de millonarios. Como ella vive esa falsa vida burguesa, tiene el pelo atado, y la ropa sin gracia, y su casa está inmaculada pero no tiene vida, y su hijo parece sacado de un libro de cuentos del siglo XIX. Su amiga, de pasado traumático, la viene a visitar. Como ella quedó mal por algo que pasó en la frontera con Israel en el pasado (algo sexualmente bastante molesto que veremos no una sino dos veces, en versiones diferentes y muy gráficas ambas), tiene el pelo desmechado, como sucio, y en cada acto o frase deja entrever que «es una mujer traumatizada». Además, las chicas tienen un pasado en común: son muy amigas pero siempre coquetearon con ser pareja. Y se besan, de tanto en tanto, en plan película de lesbianas para TV por cable. Ah, me olvidaba, una es alcohólica (ergo, BEBE TODO EL TIEMPO), otra mata sus penas con el sexo (ergo, CADA HOMBRE QUE PASA LO MIRA LASCIVAMENTE). Y así podría estar horas. Y ni hablar de lo fea que es la película estéticamente, lo mal contada que está, la escena del aborto, la escena del secuestro del hijo, la escena… Ok, paro acá, una película imposible, inenarrable.

COME RAIN, COME SHINE, de Lee Yoon-ki (6) El punto de partida es sorprendentemente parecido al de la película de Rodrigo Moreno. Es un plano muy largo (en la peli argentina en una cama, aquí en un auto andando por una autopista) en el que, a mitad de diálogo entre un hombre y una mujer, ella le dice a él que lo va a dejar. La diferencia es que de allí en adelante lo que transcurre aquí se desarrolla a lo largo de unas horas, en la casa en la que ambos conviven, mientras ella hace las valijas con las cosas que se llevará y él… la ayuda. Lo que pasa es muy poco: ordenan cosas, miran objetos que compartieron, empacan. Lidian con la lluvia que les obliga a proteger la casa, con un gato de unos vecinos que se mete para protegerse de la lluvia, con los vecinos que se meten para buscar el gato, planean ir a cenar afuera… y así. Ah, y cada tanto se cruzan y hablan. Algunas veces, de nimiedades y recuerdos compartidos. Y en una ocasión, sobre lo que les sucede. Se sabe que ella tiene un amante y lo va a dejar a su esposo por él, pero la chica no entiende cómo su marido no se enoja ni se molesta con ella. Al contrario, la ayuda, se carga las culpas, no dice nada. «No se si no te importa o sabés disimularlo bien», le dice. Es una película simple, sencilla, de pequeños momentos, minimalista en extremo. En su contra se puede decir que está filmada como un comercial publicitario, en una casa «de diseño» done todo está armónica y fastidiosamente ubicado, donde nadie parece despeinarse nunca. Que no «expresen emociones» no me molesta, por el contrario. Pero hay un momento en que la película termina pareciendo casi estéril, desprovista de vida. La abuchearon, inmerecidamente, en su pase de prensa. Y nadie abucheó la israelí, claro…

IF NOT US, WHO, de Andrés Veiel (5) Todos los años el cine alemán presenta una producción histórica, grande, de época, sobre algún hecho o personaje del pasado. Filmes en general de gran producción, bien actuados, contados de manera tradicional y sin otorgar demasiadas sorpresas. Un buen ejemplo de esto es SOPHIE SCHOLL, vista aquí hace algunos años. La película de Veiel no es tan buen ejemplo como ése, aunque no se trata de un filme malo. Es menor, ya visto, un repaso por «los turbulentos sesenta» que no deja tópico sin tocar. La historia de un hombre, hijo de un escritor que apoyó al régimen nazi, y una chica, hija de una familia más pobre, que se conocen en la universidad, se enamoran, y ponen juntos una editorial que pasa de querer sacar libros del padre de él a literatura revolucionaria de la época. Más adelante los movimientos revolucionarios los van alejando (ella se politiza muchísimo y comete atentados mientras que él se refugia en las drogas) junto a una serie de problemas personales que se inician cuando -primero uno y luego el otro- apuestan a tener una «relación de pareja abierta». Un pequeño niño se sumará al caos que los va devorando, como a la época, etc etc etc. Todo sazonado de noticieros de la época, canciones de la época, y un enorme catálogo de objetos de la época. Funciona, por momentos; se hace larga, por otros; y finalmente no agrega demasiado ni al cine ni a la historia real de estos personajes que la película no hace otra cosa que intentar ilustrar.

THE STOOL PIGEONS, de Dante Lam (7) Cuando casi nada funciona –algo que podrán notar por los tres comentarios anteriores–, más vale ir a lo más o menos seguro: una sólido thriller de Hong Kong. El Forum siempre tiene una buena cantidad de cine asiático y este año no pude ver demasiado, casi nada en realidad. El horario cuajó y la oportunidad era imperdible: un policial sobre «infiltrados» dirigido por una mano conocida en el género. Y fue una buena decisión. El filme es híperviolento y salvaje, con robos a bancos, persecuciones, escenas de acción y tremendas peleas a golpes, sillas, cuchillazos y machetes. La trama es bastante clásica: un policía contrata «infiltrados» para su trabajo pero, por la lógica misma de sus misiones, muchas veces los dejan librados a su suerte, que suele ser temible. El filme se centra en la relación de este jefe de policía con un hombre que sale de prisión con una enorme deuda y al que convence de unirse a la policía, por un buen dinero, infiltrándose en una banda de ladrones. Lo demás lo dejo para que lo descubran en el cine, pero hay traiciones, dobles traiciones, arrepentimientos, historias de amor y ese costado sentimentaloso que es clásico ya en el cine de Hong Kong. El cierre perfecto para el jueves.