Nuevo Cine Cordobés: un primer acercamiento

Nuevo Cine Cordobés: un primer acercamiento

por - Críticas
16 Nov, 2011 12:52 | comentarios

Hace ya tiempo que se habla del cine cordobés. De hecho, se está haciendo el intento por estrenarlo en Buenos Aires en forma de «pack». No en el sentido de pagar 2 x 1 (aunque no sería del todo una mala idea, pensándolo bien), si no como una «venta» marketinera, cine hecho en Córdoba como […]

Hace ya tiempo que se habla del cine cordobés. De hecho, se está haciendo el intento por estrenarlo en Buenos Aires en forma de «pack». No en el sentido de pagar 2 x 1 (aunque no sería del todo una mala idea, pensándolo bien), si no como una «venta» marketinera, cine hecho en Córdoba como concepto. Lo curioso del fenómeno es que, por un lado, sí se puede hablar de una movida importante de cine hecho en esa provincia pero, por otro, los filmes son radicalmente distintos entre sí. Lo único que los une, al menos desde la experiencia del espectador, es el hecho de ser cordobeses.

Hubo otras películas, otros cineastas y otras influencias previas (Santiago Loza y Liliana Paolinelli, por ejemplo), pero el desembarco arrancó para muchos el año pasado con el estreno en Mar del Plata de DE CARAVANA. En Rotterdam participó EL INVIERNO DE LOS RAROS. En Bafici se vieron YATASTO y el «work in progress» de SALSIPUEDES. Y también HIPOLITO empezó a circular por aquellas épocas. Ahora, se estrenan consecutivamente tres de esas películas en Buenos Aires. YATASTO seguramente tendrá su estreno comercial el año que viene. Y calculo que alguna versión de SALSIPUEDES (el mediometraje que se vio en Cannes o el largo al que se iba a extender) se verá en el próximo BAFICI.

Habiendo visto casi todos estos filmes (me falta HIPOLITO), lo primero que se constata es que no pueden ser más diferentes entre sí. DE CARAVANA podría plantearse como un thriller cómico urbano. HIPOLITO es un relato histórico. EL INVIERNO DE LOS RAROS apuesta a un registro de personajes en circulación (y en silencio) muy propio del Nuevo Cine Argentino. Y YATASTO es un documental de observación con una búsqueda estética más cercana al cine de Pedro Costa. Lo que vi de SALSIPUEDES (ocho minutos que se vieron en el pasado BAFICI) deja entrever que la apuesta también es distinta, aunque se la podría ubicar entre el realismo de YATASTO y el enfoque, si se quiere, más poético de EL INVIERNO DE LOS RAROS. En una línea parecida -uno podría detectar en medio de todo esto la influencia cruzada de Lucrecia Martel y Lisandro Alonso- aparece otro Work in Progress que recién vi en Mar del Plata: ATLANTIDA, de Inés Barrionuevo.

Más allá de sus enormes diferencias estéticas, lo que se puede observar en casi todas ellas es su calidad y su enorme nivel de profesionalismo. Usando una frase hecha, uno podría decir que no se notan que son operas primas. Los aceitados mecanismos de acción, humor y suspenso de DE CARAVANA; los cuidados recursos visuales y sonoros de EL INVIERNO DE LOS RAROS; la tensión creada en los pocos minutos vistos de SALSIPUEDES y ATLANTIDA, y el rigor conceptual y la humanidad que se desprenden de YATASTO, parecen trabajos de experimentados realizadores que raramente dejan entrever que son novatos en la materia. Da la impresión de que casi nada de lo cinematográfico se les escapa y que -cada uno en su registro- tienen un control y dominio casi absoluto de la materia con la que trabajan, más allá de que en algunos casos en «engolosinen» con la duración de sus filmes (a varios de ellos le sobran algunos minutos) o se excedan en mostrar cierto virtuosismo.

También habría que citar otros dos filmes en esta lista, también muy diferentes entre sí: CRIADA, de Matías Herrera Córdoba; y EL PREMIO, de Paula Markovitch. En el primer caso se trata de un filme que tuvo su estreno en el BAFICI 2009 y que podría considerarse «punta de lanza» de esta nueva ola de cine cordobés. En el segundo caso, cito al colega Roger Alan Koza, que ubica a Markovitch entre los estudiantes de la Universidad de Córdoba en los ’90, ya que hay poco en el filme que lo acredite como «cordobés»: Paula está radicada en México y su película transcurre en la bonaerense y costera San Clemente del Tuyú. Para Koza, las dimensiones políticas del filme de Markovitch lo ubica en una línea muy cordobesa y cercana a los filmes de Loza y Paolinelli, sus compañeros generacionales.

A la creciente aparición de filmes «made in Córdoba» hay que sumar una enorme cultura cinematográfica que se siente en la capital de esa provincia. Cuando viajé allí a mediados de 2010 para participar de la Semana de la Crítica junto al propio Koza, Quintín y Jonathan Rosenbaum, me quedó más que claro que el público atento, la programación de las salas, la labor incansable del amigo Koza dando a conocer (en programación, en cursos, festivales y en su trabajo como crítico en diarios y en su excelente blog, Con los ojos abiertos) el mejor cine del mundo, algún videoclub muy bien equipado y hasta toparse con cineclubes alternativos en los lugares menos pensados eran todos elementos que estaban nutriendo esa movida y que prometía seguir nutriéndola por varios años más.

Acaso el movimiento regional más fuerte que haya dado el cine argentino en su historia -el cine rosarino podría discutirle ese puesto gracias a su explosión en los ’90 vía Gustavo Postiglione y otros, sumando otra disputa más entre Córdoba y Rosario-, el cine cordobés está en plena ebullición porteña, aunque imagino que su 2012 será aún más fuerte, con el estreno de YATASTO y las promisorias SALSIPUEDES y ATLANTIDA. En sólo tres años, el Nuevo Cine Cordobés pasará de ser una promesa a una más que bienvenida realidad.

PD. Aquí, el link a la muy completa programación de la muestra Nuevo Cine Cordobés en la sala INCAA de Unquillo, con un repaso de todas las películas cordobesas mencionadas. Especialmente recomendables las notas de Rosendo Ruiz, Pablo Mazzola, Roger Koza y otros (link directo aquí)

PD 2: Aquí abajo está el texto que escribí para el sitio de FIPRESCI respecto a YATASTO, la película que premiamos en el Festival de Viena. Lo más lógico sería dejarles el link, pero todavía no ha sido subido a la web de Fipresci por lo que se los copio aquí abajo, sin corrección alguna del inglés (se agradecen correcciones espontáneas).

YATASTO: The Kingdom and the Horse

The dream of having a race horse, of going fishing with your father while you’re still trying to find enough coins to be able to eat. The dream of freedom, of moving through the city as a knight in not-so-shining armour while you pick up the leftovers from the invisible town, the town you visit like a ghost, where nobody sees you and nobody seems to care. The everyday life, the friends, the remains of the family, the simple pleasure of being able to roam, to make your horse take you wherever you want to go.

That’s the world of YATASTO, a world of kids in the street, mounted on a horse cart, searching for cardboard to sell, bread to eat, air to breathe. A camera follows them closely. They move through the outskirts of the town and we see them talk, and fight, and laugh. “Who farted?”, asks one of them. “This time it was me, but it was you before”, says the other. They talk, and fight, and laugh some more. They are working, of course, but for all intents and purposes they are living, roaming, moving around.

The three kids at the center of YATASTO have their own dreams, their own way out of the poverty of their surroundings or the sadness of their disintegrated families. One has a horse and wants to train it for races. One wishes he could be a jockey and ride it. One lost his horse and looks for it through the streets of Córdoba. Somewhere along the road that goes from LOS OLVIDADOS to Pedro Costa, from the Italian neorealism to the rigorous observational documentary style of recent times, exists this film, simple and complex at the same time, hard and soft, tender and rough.

Paralluelo listens to the kids, leaves them space to talk, looks at them “eye-to-eye”. There’s no miserabilism, no easy compassion, not condescension. YATASTO’s rigorous formal style (fixed camera positions, especially noticeable in the cart scenes) creates a respectful distance, gives the characters space to exist, room to breathe, a gaze to a world we don’t see. They are bigger-than-life characters in a circular world, with no apparent way out. But outside, as if in a western, the plains and the mountains might be waiting for their further adventures. The horses are there, waiting for the fences to open…

Diego Lerer
@Fipresci 2011