El BAFICI tiene nuevo director

El BAFICI tiene nuevo director

por - Críticas
10 May, 2012 08:14 | comentarios

Es complicado para mí escribir una columna, o post, sobre la elección de Marcelo Panozzo como director artístico del BAFICI. Lo conozco, como al anterior director Sergio Wolf, desde hace dos décadas y nos une una larga relación: de amistad, compañerismo, inquietudes, etc. Con «Pano» -me cuesta llamarlo de otro modo- se da encima el […]

Es complicado para mí escribir una columna, o post, sobre la elección de Marcelo Panozzo como director artístico del BAFICI. Lo conozco, como al anterior director Sergio Wolf, desde hace dos décadas y nos une una larga relación: de amistad, compañerismo, inquietudes, etc. Con «Pano» -me cuesta llamarlo de otro modo- se da encima el hecho de que trabajamos mucho tiempo juntos, en Clarín. Ya perdí exactamente cuántos años fueron, pero si no fue una década entera, estoy por ahí. Panozzo fue mi editor, mi «jefe», durante un tiempo, pero nunca lo sentí como tal. Para mí era un colega y un amigo con el que tratábamos de pensar un Suplemento de Espectáculos en sintonía con lo que nosotros pensábamos que debía ser un Suplemento, en especial en el área cine.

«Pano» dejó Espectáculos y, como antes y después, tuvo muchos trabajos (uno de ellos, clave en esta coyuntura, fue de programador del BAFICI en la época de Quintín), siempre dejando su marca y personalidad en cada uno de ellos. La distancia y las fobias mutuas han hecho que no nos veamos ahora como en esos tiempos, pero puedo dar fe -por experiencia- que Marcelo trabaja con una seriedad, profesionalismo y creatividad increíbles y que son esos elementos, además de una apertura mental que pocos en el mundo del cine tienen (tenemos), los que lo hacen más que apto para su labor.

Pese a que lleva décadas en el universo del cine, siento que no está tan «enviciado», como muchos de nosotros, acerca de lo que un festival de cine debe ser, tiene que ser. En ese sentido, Panozzo puede ser para los dogmáticos de la dirección de festivales, una suerte de «wild card». Puede aborrecer una película que tiene todo el prestigio del mundo y programar en su lugar una comedia de transexuales tailandeses (si mal no recuerdo, ya lo hizo). No por nada Buffy, la cazavampiros es su ícono de Twitter: Panozzo respira cultura pop, pero no es ajeno a las búsquedas más arriesgadas del cine arte ni a los clásicos de todos los tiempos.

El trabajo de Sergio Wolf al frente del BAFICI fue encomiable, el festival jamás perdió su prestigio ni su peso, se consolidó y se destacó como una especie de faro del nuevo cine nacional. Y a la vez también no veo mal la idea de una renovación. Sergio podría haber seguido y estoy seguro que el BAFICI podría haber sido bueno por 20 años más, pero también, como dijo el propio Sergio en la cuestionada minoconferencia de prensa solo para tres diarios (estoy de acuerdo con la molestia de Batlle, no fue una decisión feliz de comunicación), tenerlo a «Pano» al frente abre de golpe las puertas a que un universo diferente se asome al BAFICI, universo que marcó en algunos hechos la época de Quintín al frente del festival, si bien en un plano más discreto.

En ese sentido, Panozzo está en contacto con universos que exceden el circuito semicerrado de los festivales de cine en el que muchos nos movemos (sus intereses musicales, periodísticos, literarios, televisivos, lo sacan del regurgitamiento cinéfilo del que muchos somos víctimas), y sé que es una persona que no temerá tomar decisiones de riesgo estético. De hecho, es curioso que su última «participación» en el BAFICI haya sido como coguionista de la única comedia nacional que se presentó en el festival, MASTERPLAN, de los hermans Diego y Pablo Levy. Y, para los que les gusta «el BAFICI así como está», es sabido que Marcelo no va a remover a medio plantel de allí. Tal vez agregue o saque a alguien, pero el núcleo funcional del festival permanecerá.

Si de alguna cuestión tengo miedo, y en esto quiero ser totalmente sincero, es de algo que, paradójicamente, me fascina de su personalidad: que no se banca que lo pelotudeen, dicho en criollo. Trabajo en el que se siente incómodo, en el que no le permiten hacer las cosas que quiere (por presupuesto, por problemas personales, por lo que sea), «Pano» no tiene empacho en darse media vuelta y renunciar. Yo fui testigo de una y varias de esas situaciones y sé que eso puede ser problemático en algún punto. Pero, a la vez, es algo que habla muy bien de él: no va a hacer un festival del que no pueda sentirse orgulloso y, salvo que haya cambiado mucho en estos últimos años, no se va a bancar desplantes o malos tratos de parte de funcionarios o de quién sea.

Me gusta la idea de Panozzo como director del BAFICI, como me gustaron casi todas las decisiones previas de quienes debían dirigirlo (salvo una). Sé que va a hacer un festival que va a generar curiosidad, intriga, fascinación y fastidio, pero que va a renovar a un evento que, siendo sincero otra vez, ya un poco la canchereaba con saberse «el gran festival de cine de la Argentina» y que parecía cómodo en sus laureles. Es de esperar que eso no se produzca, que la gente que siga y la gente que entre entiendan que el BAFICI es central a la vida de muchos porteños (y visitantes) y que ese público quiere ser sorprendido, sacudido, para bien o para mal, por el festival.

El BAFICI nunca perdió su lugar de evento clave del cine nacional, latinoamericano y hasta internacional, pero en esta última edición muchos notamos un apego a cierta corrección, comodidad, medianía. Es cierto: es también consecuencia de que hoy se hace un cine que, con tal de «ser parte de…», funciona con el eje en ese «tono medio». De alguna manera, uno desea de nuevo que el BAFICI sorprenda, apasione y fastidie, se salga de su cauce de «elegante sport» que lo mantiene muy bien hace años, y Panozzo es la persona adecuada para hacerlo.

Estos cinco años de Sergio Wolf fueron, definitivamente, los de la consolidación del festival como un evento clave del calendario mundial y el centro del mundo para el cine argentino. Wolf, con menos medios que sus competidores, supo hacer un gran festival, dejar un evento organizado, ordenado, establecido, fortificado y sólido. Ahora, quien sabe, puede ser hora de sacudir el avispero una vez más…