¿El Mes del Cine Argentino?

¿El Mes del Cine Argentino?

por - Críticas
11 Sep, 2012 06:33 | 1 comentario

Desde este humilde espacio, una propuesta de marketing para el INCAA o a quien quiera usarla. ¿Por qué no declarar Septiembre el Mes del Cine Argentino? Tomando en cuenta la cantidad de estrenos que hay -comerciales o fuera de circuito ya conté 10 y estamos a martes 11 del mes-, una buena forma de darle […]

Desde este humilde espacio, una propuesta de marketing para el INCAA o a quien quiera usarla. ¿Por qué no declarar Septiembre el Mes del Cine Argentino? Tomando en cuenta la cantidad de estrenos que hay -comerciales o fuera de circuito ya conté 10 y estamos a martes 11 del mes-, una buena forma de darle cierto atractivo a la cuestión -y que no parezca un embrollo de títulos encimados- sea promocionarlo desde algún lado, digamos, positivo. Quién sabe, tal vez se pueden vender pases para ver 3×2 o algo así. No digan que no les avisé…

Esto viene a cuenta de la imposibilidad de que una misma persona y en un mismo espacio pueda dar cuenta con justicia de esta enorme cantidad de títulos nacionales o coproducciones en las que participa la Argentina. Ya sé, hay películas comerciales que van «por el INCAA» (con estreno supuestamente coordinado) y otras que corren por fuera, cuyos estrenos los coordinan los propios programadores de esas salas. Sea como sea, la cantidad es abrumadora e inabordable de una manera seria. Lo que me molesta de todo esto es que siento que son títulos que, al no tener la posibilidad de contar con dinero para gran promoción, se pierden y olvidan un poco en el caos de películas, sin obtener la atención mediática que podrían tener si se estrenaran más espaciadamente. Si no lo podemos hacer en sitios especializados, imaginen lo que pasa en los grandes medios (notable excepción: la gran nota de tapa que sacó el suplemento RADAR sobre OSTENDE y la gente de Pampero Cine, o las entrevistas a los directores que hacen en Página/12).

Es por eso que mi idea aquí -tal vez se repita más adelante, ya que octubre pinta como otro «mes de cine argentino» y, ¿quién dice?, noviembre también- es destacar alguno de esos títulos que podrían pasar inadvertidos en la avalancha de lanzamientos locales. En los párrafos que siguen iré comentando los títulos (son 10, de los que vi 5) en cuestión…

La película del mes -al menos hasta ahora- es, para mí, EL ETNOGRAFO, de Ulises Rosell, sobre la que escribí durante el último BAFICI: «Un documental acerca de John Palmer, un antropólogo británico que dejó todo y se fue a vivir a una comunidad wichi en Tartagal, Salta, casándose allí, teniendo hijos y ocupándose de los asuntos legales de la comunidad. El filme va de su vida personal a su trabajo con los wichi, centrándose en un personaje tan enigmático como fascinante y en un doble choque cultural, evidenciado en la familia que él armó allí, en la que sus hijos hablan inglés, wichi y castellano. El caso de un hombre de allí, al que Palmer defiende, que se casó y tuvo un bebé con la hija preadolescente de un matrimonio previo de su mujer, es el eje del conflicto público y cultural que afronta esa comunidad. Rosell narra de manera pausada y cuidada, entrando en ese muchas veces sorprendente mundo con respeto y una mirada curiosa. Como Palmer, suma otro punto de vista a la mesa, otro choque cultural más.»

Sobre PAPIROSEN, de Gastón Solnicki, escribí el año pasado desde el Festival de Viena (ver aquí) y en alguna otra ocasión durante el último BAFICI. Algunos pueden haber quedado con la impresión allí de que es una película que no me gusta nada y no es así. Sólo que no concuerdo con que sea la gran película que muchos creen que es. Me parece muy rico el material sobre el que trabaja Gastón y creo que hay momentos increíblemente reveladores en ella, sólo que la siento un poco desorganizada en su estructura, no logro convencerme de que sea la increíble película que muchos ven en ella. Admito otra vez, es cierto, que su historia familiar tiene bastantes puntos de contacto con alguna parte de la mía, por la que tal vez no logre tomar la distancia necesaria como para verla con ojos críticos. Donde algunos ven personajes fascinantes, yo veo parientes insoportables (una «rama» de mi familia es asombrosamente similar a los Solnicki)… Por eso, tal vez sea mi problema. Es una película que vale la pena ser vista.

Distinto es lo que me sucede con OSTENDE, de la multifacética Laura Citarella (¡sin comillas!), sobre la que comenté algo breve en su paso por BAFICI 2011 (ver aquí). Es una película pequeña, intrigante; fascinante por momentos y frustrante en otros. Es un juego seductor, engañoso, que parece manejarse en una zona donde choca una cuestión más estructurada del género con otra más libre y juguetona, lo cual produce una rispidez inusual en el cine nacional. A todo el filme lo recorre una atmósfera de ensueño, de historias dentro de historias, de imágenes que confunden y narraciones que no son lo que parecen. Es un ejercicio delicado, casi un guiño adentro de otro, que se aprecia con una mirada más lúdica que realista, con ganas de internarse en ese juego de espejos y confusiones.

No vi MENSAJERO, de Martín Solá, pero si sigue en la línea de su anterior CAJA CERRADA debe al menos ser una película interesante de observar. Imagino que no pasará lo mismo con LA PELEA DE MI VIDA 3D que no vi, pero es de esos títulos cuyos posters ya dan una idea que nada demasiado apasionante debe haber allí. LA DESPEDIDA tampoco la vi, aunque el work in progress al que accedí el año pasado era bastante simpático. Y sobre TODOS TENEMOS UN PLAN, de Ana Piterbarg, no escribí pero hay un podcast ahí en el que hablamos con Diego Batlle sobre una película que a ambos nos pareció interesante, pero no del todo lograda. Es un clásico título respetable pero fallido, sobre el que no queda otra que lamentarse ya que que da toda la impresión de que podría haber sido mucho mejor. Así como está entra en la fea categoría de «aceptable», «pasable», o como quieran decirle…

La lista, por cuestiones de coproducción, podría incluir películas como VIVAN LAS ANTIPODAS!, de Viktor Kossakovsky; SAL, de Diego Rougier y EL CIRCUITO DE ROMAN, de Sebastián Brahm, pero ninguna es estrictamente argentina. La única que vi es la de Kossakovsky y creo que es un título más que recomendable para los que gustan del documental de observación, si bien no está a la altura de sus mejores películas. Sobre las dos películas chilenas escribiré apenas pueda ver los DVDs que adornan mi escritorio hace unos días. Sólo les puedo adelantar que Brahm es un gran actor… pero en otra película que recién verán en 2013.

Los horarios de PAPIROSEN, OSTENDE, EL ETNOGRAFO, VIVAN LAS ANTIPODAS!, MENSAJERO, que se exhiben en el Malba, están aquí.