Secretos y misterios: los cortos de Morgenfeld y Margolin

Secretos y misterios: los cortos de Morgenfeld y Margolin

por - Críticas
09 Dic, 2012 09:29 | 1 comentario

Varios cortometrajistas argentinos se están haciendo un importante lugar en el cine mundial, muchos de ellos pasando a los largometrajes. Casos como los de Gonzalo Tobal y Benjamin Naishtat son los más conocidos. El primero, luego de un par de muy reconocidos y premiados cortos (AHORA TODOS PARECEN CONTENTOS y CYNTHIA TODAVIA TIENE LAS LLAVES), […]

Varios cortometrajistas argentinos se están haciendo un importante lugar en el cine mundial, muchos de ellos pasando a los largometrajes. Casos como los de Gonzalo Tobal y Benjamin Naishtat son los más conocidos. El primero, luego de un par de muy reconocidos y premiados cortos (AHORA TODOS PARECEN CONTENTOS y CYNTHIA TODAVIA TIENE LAS LLAVES), pasó al largo con la muy celebrada y comercialmente inédita VILLEGAS. El segundo tuvo un recorrido similar de festivales con sus cortos EL JUEGO e HISTORIA DEL MAL, y se apresta a filmar su primer largo, HISTORIA DEL MIEDO. También está María Florencia Alvarez, que hizo varios cortos muy buenos y muy pronto dará a conocer su primer largo, HABI, LA EXTRANJERA; lo mismo que Paulo Pécora, que ya terminó su segundo largo, MAREA BAJA, tras una larga serie de celebrados cortos. Y podría sumar a Eduardo «Teddy» Williams, que con sus cortos PUDE VER UN PUMA y EL RUIDO DE LAS ESTRELLAS ME ATURDE -de un corte algo más experimental y menos narrativo- también tuvo un importante paso por festivales. Y a Gustavo Taretto. Y a Milagros Mumenthaler…

No son los únicos, claro (la lista es larguísima y seguro me voy a olvidar de mucha gente), pero tampoco era el objetivo de este post hacer un repaso por todos los cortometrajistas reconocidos de la Argentina que pasaron al largo, sino hablar de dos que no lo han hecho y que, por ahora, no lo harán. Se trata de Martín Morgenfeld y Gastón Margolin, dos realizadores de 25 años que ya han hecho dos cortos juntos y en breve harán el tercero (además de los que hicieron cada uno por su lado). El primero es LA FIESTA DE CASAMIENTO, gran triunfadora en su rubro en el BAFICI 2011 y luego presentada en el Festival de Cannes. El segundo, LA MAÑANA DE NAVIDAD, se presentó en 2012, fuera de competencia y viene recorriendo varios festivales internacionales desde entonces.

Lo que sorprende de ambos filmes es que ni por casualidad parecen cortos de directores que recién empiezan. No sólo por la prolijidad técnica y la destreza visual de ambos (no se puede descontar el aporte en fotografía de Fernando Lockett), sino por su complejidad temática y, en cierto punto, narrativa; por sus fabulosos personajes y -especialmente en el caso del segundo corto- las grandes actuaciones de sus protagonistas.

LA FIESTA DE CASAMIENTO consiste en una escena que se podría describir como teatral. Transcurre en un cuarto de hotel donde un hombre recibe la visita de su novia (Juan Barberini y Julieta Zylbergberg) quien, evidentemente alcoholizada, le insiste en que baje a la fiesta en cuestión, de la que el muchacho parece haberse escapado para hablar por teléfono con alguien que podría ser su amante. A lo largo de 19 minutos, que Lockett filma en planos secuencia que rodean permanentemente a los personajes, tratando de hallar un lenguaje cinematográfico para una situación de neto corte teatral (algo similar a lo que hace en VIOLA, de Matías Piñeiro), veremos detalles precisos de esa relación, la llegada de un tercer personaje (Pablo Sigal) y un final que, sin revelar demasiado, dará a entender que hay más cosas pasando allí de las que hemos visto.

La película, repito, tiene una sutil acumulación de capas, en especial a partir del choque entre lo que se dice y lo que se esconde. Es un corto en el que los silencios son más importantes que lo que se pone en palabras (que es mucho, en especial via el personaje de Julieta). Mi único reparo aquí son ciertos desbordes de la actuación de Julieta que, enfrascada en hacer a una chica alcoholizada y un poco pesada y reiterativa, está al borde de cierto exceso. Algo que desaparece por completo en LA MAÑANA DE NAVIDAD, corto que también protagoniza y en el que su personaje es silencioso e intrigante como protagonista de policial negro.

En LA MAÑANA…, de media hora de duración y cuya idea central parece pedir la existencia de un largo, Zylberberg encarna a una chica que está empezando a trabajar de azafata y que llega (con una valija que no puede abrir) a una casa de campo en la que se celebrará la Navidad. Allí cenará con un grupo de amigos y familiares (el elenco lo integran María Alche,  William Prociuk, Valeria Zylberberg, Walter Jakob, Ignacio Sánchez Mestre, María Alché, Lalo Rotaveria y Pablo Sigal), se enredará con uno de ellos, cantará una canción (escena notable) y se dirigirá sutiles miradas con el dueño de casa, un piloto de avión que encarna Prociuk. Paralelamente, la veremos via flashbacks dando sus primeros pasos como asistente de vuelo. Los mundos, finalmente, se conectarán en la mañana que da título al filme.

Como en el anterior filme, una situación de conversación que podría parecer intrascendente o no del todo importante (aquí hablan de recetas de cocina, de personajes que se demoran en llegar, cosas de ese estilo) tapa una serie de hechos subterráneos que resignifican todo o buena parte de lo que se ve. Este corto, si se quiere, tiene una estética aún más cercana a los filmes de Matías Piñeiro, en tanto son varios los personajes que se cruzan, todos con historias personales entre sí que el espectador apenas alcanza a adivinar, y son los juegos de miradas los que van conduciendo el hilo del relato, más que lo que se está diciendo.

También, claro, la idea del plan y la conspiración podrían «atarse» al cine de Piñeiro, pero en el corto de M&M la aparición de este elemento es muy distinto. No tanto en la puesta en escena, sino que literalmente pertenece a otra zona del relato (la de Julieta como azafata) que transcurre en otro lugar y que tiene un aire, casi, a thriller internacional. Bromeando, se podría decir que es la zona donde la influencia deja de ser de Matías Piñeiro para ser de Enrique Piñeyro…

Al no estar en Cannes y presentarse fuera de competencia en BAFICI (desconozco los motivos), LA MAÑANA DE NAVIDAD tuvo un poco menos de repercusión que el anterior (acaso su duración, de 30 minutos, en el borde del mediometraje, no haya ayudado mucho a su circulación), pero lo cierto es que a mí me parece un trabajo aún más redondo y completo, más cinematográfico y generoso. La dupla trabaja en un tercer corto con el que, uno imagina, podrían hacer una trilogía con duración de largo. De existir espacios para dar películas de esa manera en Buenos Aires, el estreno de esa trilogía de Morgenfeld y Margolin sin duda sería uno de los acontecimientos cinematográficos del cine argentino del año que viene.