Cannes 2013: «Jimmy P.», de Arnaud Desplechin (Competencia)

Cannes 2013: «Jimmy P.», de Arnaud Desplechin (Competencia)

por - Críticas
18 May, 2013 04:33 | 1 comentario

El cine y el psicoanálisis tienen una larga historia en común. No me refiero, obviamente, a la psicología en general sino a la terapia psicoanalítica específicamente. En los últimos años, sin ir más lejos, han aparecido dos películas centradas en procesos psicoanalíticos que fueron muy comentadas. Hablo de UN METODO PELIGROSO, de David Cronenberg, y […]

jimmyp3El cine y el psicoanálisis tienen una larga historia en común. No me refiero, obviamente, a la psicología en general sino a la terapia psicoanalítica específicamente. En los últimos años, sin ir más lejos, han aparecido dos películas centradas en procesos psicoanalíticos que fueron muy comentadas. Hablo de UN METODO PELIGROSO, de David Cronenberg, y THE MASTER, de Paul Thomas Anderson. En cierto sentido uno podría pensar que JIMMY P., la nueva película del director francés Arnaud Desplechin (REYES Y REINA) es una especie de combinación de las dos, ya que está narrada a partir de sesiones de terapia entre un especialista y un indígena que tiene extrañas manifestaciones físicas y pesadillas aparentemente causadas por el stress postraumático tras haber participado en la Segunda Guerra Mundial. Y sí, Benicio del Toro es el Joaquin Phoenix de esta historia (si bien su composición es mucho más discreta y medida) mientras que Mathieu Amalric hace lo que Philip Seymour Hoffman hacía en aquel filme, un terapeuta poco convencional, medio payasesco y con métodos curiosos de trabajo.

jimmyp1Paul Thomas Anderson, en THE MASTER, tomaba ese encuentro para analizar las consecuencias de la guerra en una generación de ex combatientes norteamericanos. Y lo hacía recorriendo más que nada la historia pre-bélica del personaje de Phoenix. Acá, si bien el formato es más simple y sencillo de sesiones y sesiones de terapia (no tan extrañas como las de aquel filme) lo que el antropólogo/psicólogo de origen francés intenta hacer con el hombre internado en el neuropsiquiátrico también se basa en remover traumas de infancia al punto que el primer encuentro entre ambos comienza, clásicamente, con un «hábleme de sus padres».

Jimmy Picard es un hombre serio, callado y circunspecto que sufre terribles dolores de cabeza, sudoraciones, sangrados y mareos que provienen, se supone, de un accidente en la guerra que le dejó una severa herida en la cabeza. Pero los neurocirujanos no encuentran nada malo en él y, sin saber qué hacer para mejorar su vida, hacen llamar a Georges Devereux, un pintoresco especialista francés en las «enfermedades del alma». Estamos en 1948 y los métodos de estudios neurológicos son más bien rudimentarios, pero Devereux no sólo es muy creativo sino que, muy interesado en las culturas indígenas, logra establecer una relación con Picard, al que irá sacando de sus traumas. Algún crítico la comparó con EL DISCURSO DEL REY, pero si bien hay algo similar en la línea narrativa general del filme, su puesta en escena, estilo y actuaciones son totalmente diferentes.

jimmyp2Sí, se trata de un choque cultural que produce resultados sorprendentes. El extravagante y entusiasta especialista europeo intentando hacer hablar al serio y tímido indígena de la tribu Blackfoot en los años ’40. Pero Desplechin es incisivo y hasta clínico en su estudio, y los diálogos que componen el filme no son tanto de banal autoayuda sino de intento de profundizar en la tarea psicoanalítica al punto de volver el asunto un poco aburrido para el público no conocedor o no interesado en la terapia y su vocabulario específico. A eso, el director le suma una serie de visualizaciones de los sueños/pesadillas que están más cerca del surrealismo que de la ilustración.

Mathieu Amalric está, literalmente, desatado, y si bien su actuación tiene que ver con la particular forma de ser de su personaje, puede resultar algo abrasivo y agotador a lo largo de las dos horas del filme. Del Toro, por suerte, genera un interesante contraste interpretando con modales y gestos mínimos a este personaje que resulta ser más complejo y misterioso de lo que parece en un principio. En esos choques culturales es donde el filme tiene sus mejores pasajes, todos tomados de un libro que el propio Devereux escribió sobre el caso en 1951 y en el que Desplechin se basa.

Los que aman la parte más juguetona e inventiva del cine del realizador francés sentirán -y me incluyo- que la película no cumple con las expectativas generadas. Si bien es cierto que la terapia psicoanalítica, la esquizofrenia y la locura son temas que siempre interesaron al director de MI VIDA SEXUAL, en las anteriores películas parecía mostrar recursos formales más ricos e interesantes para poner en juego personalidades complicadas y tortuosas relaciones familiares. En JIMMY P. están esos mismos elementos sólo que exhibidos como en un muestrario, un caso de estudio.

Uno hasta podría pensar en JIMMY P. adaptada a un teatro comercial, con dos actores «serios y respetados» haciendo estos papeles. La estructura de la película, con algunos cambios, lo permitiría (como coguionista figura nada menos que Kent Jones). Esto no es necesariamente un problema, ya que Desplechin pone en juego situaciones complejas e intrigantes, sólo que está un poco por debajo de las expectativas que nos generaba una película de un director tan creativo como el francés. Es eso, o bien porque es difícil hacer una película sobre los traumas de los ex combatientes de la Segunda Guerra después de THE MASTER. Casi todo parece menor, muy menor.