Cannes 2015: «La Tete Haute», de Emanuelle Bercot

Cannes 2015: «La Tete Haute», de Emanuelle Bercot

por - Críticas
13 May, 2015 08:08 | Sin comentarios

La apertura, fuera de competencia de Cannes, resulta un caso raro. No por el filme en sí –un drama social, realista, correcto en más de un sentido– sino por su ubicación en el programa. No está en competencia aunque podría estarlo, si bien también podría ser parte de Un Certain Regard, acaso su lugar más […]

teteLa apertura, fuera de competencia de Cannes, resulta un caso raro. No por el filme en sí –un drama social, realista, correcto en más de un sentido– sino por su ubicación en el programa. No está en competencia aunque podría estarlo, si bien también podría ser parte de Un Certain Regard, acaso su lugar más «natural». Sirve de apertura sin tener ninguna característica típica de estos filmes, más allá de la actuación de Catherine Deneuve y, en un rol secundario, de Benoit Magimel (que está igual a Sean Penn). La «rareza» –ni mala ni buena, pero rareza al fin– es su normalidad, si se quiere. Tal vez fue su costado político/humano lo que puso al filme en ese lugar. Pero como no es cuestión de juzgar su rol en el festival ni las decisiones de los programadores al respecto, veamos a la película por lo que es y no por su ubicación en el mapa de Cannes.

Con más de una conexión con el cine de Laurent Cantet y de los hermanos Dardenne, LA TETE HAUTE (traducible como «Con la frente alta») cuenta la historia de un chico que, desde la infancia hasta la mayoría de edad, entra y sale de centros de detención juvenil, marcado por la desatención de su madre, su propia agresividad y desinterés por los programas de ayuda estatal y otro tanto por la «mirada estrecha» de algunas autoridades. La personalidad del protagonista es clave en el desarrollo del filme: intenso, violento, agresivo, no parece tener paciencia para nada ni soporta las frustraciones. Ante cualquier contratiempo estalla y hay que empezar todo de nuevo.

tete2A diferencia de otros filmes que ponen todo el peso de la culpa de estos comportamientos en los maltratos del Estado, aquí –como en el caso del maestro de ENTRE LOS MUROS, de Cantet–, hay jueces, funcionarios y consejeros dispuestos a hacer lo posible por ayudarlo, dándole al filme tal vez un carácter un tanto «institucional», donde parecen estar más puestos a juicio los miembros de la familia en sí –y el propio protagonista– que no saben aprovechar las ayudas y posibilidades que les ofrece el sistema.

Más allá de esa potencial discusión politica (y del uso de muy reconocibles motivos musicales que podían haberse evitado), la película de Bercot es intensa, poderosa y por momentos atrapante, en gran parte debido a la personalidad explosiva del protagonista (el debutante Rod Paradot), que aparece con todo en sus enfrentamientos con la jueza (sólida e imponente Deneuve), su relación de amor/odio con su madre (Sara Forestier) y con el igualmente conflictivo consejero (Magimel), alguien que proviene de su mismo universo. Un tanto más «falsa» resulta la historia de amor que lo involucra con una chica (Diane Rouxel) y que será importante en la segunda mitad de la película.

Una película correcta y prolija que suma puntos por su falta de innecesaria crueldad o miserabilismo típico de algunos de estos filmes de «realismo social», pero que seguramente tendrá más peso en la discusión temática local (sobre el rol del Estado, sobre la violencia juvenil, en estos tiempos turbulentos aqui) que en la cinéfila de aquí en adelante.