Cannes 2015: «The Sea of Trees», de Gus van Sant

Cannes 2015: «The Sea of Trees», de Gus van Sant

por - Críticas
19 May, 2015 11:07 | comentarios

THE SEA OF TREES, el nuevo filme de Gus Van Sant, es un filme bastante insólito, que arranca como uno de sus más líricos e independientes (a la manera de GERRY, digamos, o LAST DAYS) para terminar como un melodrama que bordea con el ridículo y la autoparodia. Protagonizado por Matthew McConaughey, el filme se […]

seaoftrees2THE SEA OF TREES, el nuevo filme de Gus Van Sant, es un filme bastante insólito, que arranca como uno de sus más líricos e independientes (a la manera de GERRY, digamos, o LAST DAYS) para terminar como un melodrama que bordea con el ridículo y la autoparodia. Protagonizado por Matthew McConaughey, el filme se centra en un hombre que viaja a Japón con la intención de suicidarse. Allí hay un bosque que tiene fama como lugar al que mucha gente va con ese “plan” y nuestro torturado protagonista se interna allí con un montón de pastillas a dejarse morir en medio del citado “mar de árboles”.

En paralelo veremos, de a poco, qué fue lo que lo llevó a estar en esa situación. Esos flashbacks nos narrarán su crisis matrimonial (con Naomi Watts, que encarna a su esposa) y, poco a poco, iremos conociendo más detalles de ese quiebre emocional que luego va mutando hacia otras cosas. En tanto, en el bosque, no le resulta tan fácil matarse ya que en pleno proceso de empastillarse se topa con un japonés (interpretado por el veterano Ken Watanabe) con un plan parecido. Entre ellos empieza a establecerse una relación de supervivencia que se hace más y más fuerte cuando el bosque prueba ser más traicionero de lo que parecía en principio y el protaogonista sufre un accidente.

seaoftreesEs así como, de a poco, lo que parecía un seco drama de un suicida solitario se transforma, a la vez, en una película de aventuras en el bosque (el lugar en cuestión parece volverse una jungla de videojuego) y en un melodrama romántico/médico que va tomando aristas casi absurdas de esas que llevan al público de la sala a reírse con cada una de las nuevas revelaciones de la insólita trama, una que parece sacada de un sketch de algún programa humorístico.

Su última media hora es, probablemente, de lo peor que Van Sant hizo en su carrera, arruinando no solo la película sino hasta parte del respeto que uno todavía le tiene al director por algunas de sus extraordinarios filmes previos. ¿Será solo un mal paso o estaremos empezando a ver la decadencia de un gran cineasta? Imagino que lo primero –es un guión flojísimo en plan new age–, pero tengo mis dudas. Habrá que esperar la próxima película.