Festival de Locarno: «Kaili Blues» y «Olmo & The Seagull»

Festival de Locarno: «Kaili Blues» y «Olmo & The Seagull»

por - Críticas
20 Ago, 2015 05:46 | Sin comentarios

KAILI BLUES, de Bi Gan (China). La primera película de este joven cineasta chino lo muestra como una de las figuras más promisorias del cine independiente de ese país. El filme es una historia pequeña que pasa de lo realista a lo mágico, de lo cotidiano a lo extrañamente «trascendente» sin casi transiciones, como si […]

kailibluesKAILI BLUES, de Bi Gan (China).

La primera película de este joven cineasta chino lo muestra como una de las figuras más promisorias del cine independiente de ese país. El filme es una historia pequeña que pasa de lo realista a lo mágico, de lo cotidiano a lo extrañamente «trascendente» sin casi transiciones, como si en el mundo real convivieran tanto presente, pasado y futuro como lo lógico y lo onírico. Pero no se trata de realismo mágico ni nada parecido. En el mejor de los casos tiene algo del cine de Apichatpong Weerasethakul en la manera en lo que lo extrañado se entremezcla con lo real de maneras naturales y sin subrayados.

La película cuenta, en principio, la historia de Chen, un ex gangster que ahora es doctor y que trabaja junto a una mujer mayor en una clínica del pueblo de Kaili. Su principal relación la tiene con su sobrino, Wei Wei, un chico fascinado por los trenes y los relojes. Pero su hermano, el papá del chico, no quiere saber nada con él y decide venderlo. Chen decide salir a buscarlo llevándose unos ítems que le da la señora –una camisa, una foto, un casete– y parte en moto hacia su encuentro.

kailiblues2Ahí la película pega dos raros vuelcos: por un lado durante 40 minutos se convierte en un solo y muy elaborado plano secuencia que va a llevando a Chen y a las personas que va encontrando a su paso (un grupo de música, entre otros) hasta llegar a Dangmai, un pueblo perdido en las montañas, donde aparecen nuevos personajes. Y, por otro, porque ese viaje parece también una suerte de viaje en el tiempo, en el que por momentos podría ser el futuro (con Wei Wei ya adulto, o eso es lo que parece) y por otros podría ser el pasado (Chen en su época de gangster). Ese giro, que puede confundir narrativamente a muchos, se vuelve una suerte de declaración de principios casi mística en el filme: es como si el espacio cinematográfico pudiera contener todos los tiempos a la vez.

Salvo por algunos textos poéticos leídos en off que resultan un poco recargados de confusa simbología, KAILI BLUES es una película bella, desprolija (el plano secuencia está lleno de imperfecciones técnicas que de todos modos le dan cierto encanto) e intrigante conceptualmente, una que mágicamente deposita al espectador en un territorio que es cinematográficamente familiar pero desconocido a la vez, un escenario donde un mismo plano secuencia puede llevarte y traerte en el tiempo, como un loop, para que todo vuelva, mágicamente, a empezar, una y otra vez.

 

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OLMO & THE SEAGULL, de Petra Costa y Lea Globb. (Dinamarca / Brasil / Francia / Portugal / Suecia)

olmo1Mezclando ficción y documental, la directora de ELENA –esta vez acompañada por Lea Globb–vuelve a realizar otra exploración en el alma femenina a partir de la historia de una pareja de actores que ensaya una adaptación bastante particular de LA GAVIOTA, de Chejov. Antes de partir de gira, Olivia queda embarazada y, por una pérdida, el médico le recomienda reposo absoluto. Ergo, nada de gira para ella. La situación, evidentemente, la tortura y la deprime. Vemos, en imágenes de archivo y por sus palabras, que la actuación es el centro de su mundo y el embarazo se transforma en un problema psicológico que le cuesta sobrellevar.

Serge, su marido, sigue con los ensayos de la obra, pero la relación entre ellos se resiente, ya que ella descarga su bronca con él y Serge no sabe bien cuál es el mejor camino a seguir, volviéndose también un poco irritable e irritante. En un momento del filme se produce lo que podríamos denominar un «quiebre de la cuarta pared», por el cual entendemos que lo que estamos viendo es una suerte de ficcionalización de hechos reales hecha por los propios protagonistas, lo que se continúa a lo largo del relato, que va avanzando hacia más zonas de conflicto (con la aparición de nuevos personajes) y/o una potencial reconciliación.

olmo2Se trata de un buen filme algo atorado por un estilo un tanto preciosista de las directoras y unos textos que bordean la zona de la autoayuda que también eran muy evidentes en ELENA. Es como si las directoras no se atrevieran a dejar que las imágenes –las miradas y los diálogos entre los protagonistas– pudieran dar cuenta de lo que sucede y necesitan subrayarlo con explicaciones o «sensaciones» un tanto psicologistas y en su mayoría innecesarias. De todos modos, si uno se acostumbra a ese registro, que aparece de tanto en tanto, OLMO… logra observar el mundo del embarazo, de la maternidad y de cómo eso puede complicar la vida de una mujer y de una pareja de manera muy directa y hasta brutal.