BAFICI 2016: Trayectorias (13 críticas)

BAFICI 2016: Trayectorias (13 críticas)

por - Críticas
14 Abr, 2016 10:45 | comentarios

Comenzamos aquí, una vez más, con los posts con críticas y recomendaciones de muchas de las películas que se verán en el BAFICI, que comienza el 13 de abril. Cada post se dedicará a alguna sección (o secciones) en las que iré subiendo las críticas de las películas vistas. Como ya hay muchas que he […]

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Comenzamos aquí, una vez más, con los posts con críticas y recomendaciones de muchas de las películas que se verán en el BAFICI, que comienza el 13 de abril. Cada post se dedicará a alguna sección (o secciones) en las que iré subiendo las críticas de las películas vistas. Como ya hay muchas que he visto previamente –y, sobre algunas, publicado en otros posts de este sitio– les iré dejando antes del comienzo del festival una serie de textos sobre ellas. Aquí, para empezar, van críticas de la sección Trayectorias, que incluye las nuevas películas de varios directores consagrados. No todas son «recomendadas», aclaro… En los siguientes posts iré avanzando sobre las demás secciones del festival.

Así que aquí vamos. Las entradas están a la venta desde el 4 de abril.

 

TRAYECTORIAS

11 MINUTOS, de Jerzy Skolimowski (Polonia)

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Lo primero que sorprende de la nueva película del realizador polaco es su energía, ritmo y movimiento. Tras una intro filmada con cámaras de uso común (teléfonos, Skype, de seguridad, etc) que nos presenta a los diversos personajes, el director se lanza a esos un tanto tramposos once minutos en los que varias historias se desarrollan prácticamente a la vez con el centro de Varsovia como eje geográfico.

Hay un productor de cine que intenta levantarse a una actriz en un casting, su novio celoso, un ex convicto hoy vendedor en una plaza, un dealer, un adolescente que está por cometer un robo, unos bomberos en una situación difícil, una chica que pasea a un perro, y así. Skolimowski irá yendo y viniendo por las diversas historias mostrando un par de minutos por vez de esos once, con cruces entre ellas que en principio son mínimos y circunstanciales pero que luego –especialmente en algunos casos– terminarán coincidiendo en relación a una situación impactante.

Si bien la película no busca convertirse en un relato coral integrado a la manera de CRASH –o ese tipo de estructura narrativa– ya que las historias apenas se tocan, hay algo monotemático en el tipo de personajes en su mayoría desagradables que las integran que la termina volviendo una especie de “sentencia moral” contra la vida moderna. En eso –esa visión de una esa especie de destino miserable al que se conduce la sociedad– es donde la película pierde muchos de los puntos que gana por su poder kinético, su ritmo y su fuerza. Es como si ese pariente de Brian De Palma que filma no pudiera evitar los puntos más salientes de ese guión a lo Guillermo Arriaga que saca a relucir sus peores vicios condenatorios y crueles.

Quién gana la pelea estará en la decisión de cada espectador, ya que la inventiva narración y el cruce casi de cine experimental de las historias y personajes atrapa pero los personajes y la “prisión moral” en la que el guión los pone tiende a ser un tanto repelente, especialmente al llegar al final. En mi opinión, Jerzy pierde la pelea por puntos, ya que su juventud como intensivo coreógrafo de imágenes no puede liberarse de la prisión de su guión, que parece escrito por alguien más joven de edad pero mucho más viejo en ideas, pero no es así: lo escribió él mismo. Contradicciones de los grandes cineastas…

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BETWEEN FENCES, de Avi Mograbi

between fencesEl documentalista israelí vuelve con otro filme que intenta dejar en claro las cruentas políticas de su país en lo que respecta al trato con sus vecinos. En este caso se centra en el modo en el que tratan a refugiados africanos en su mayoría de Sudán y Eritrea que intentan ingresar al país para escapar de situaciones políticas y personales complicadísimas, pero no encuentran la recepción deseada: al llegar son enviados a Holot, un «campo abierto de detención» en el que deben quedarse sin poder entrar a Israel. Supuestamente pueden hacerlo (es un campo «abierto») pero están obligados a «dar presente» tres veces por día por lo cual es imposible entrar al país sin cometer delito.

Holot es una especie de tierra de nadie y muy pocos en Israel conocen su existencia. Mograbi y el director teatral Chen Alon, además de contar lo que sucede allí, organizan con los refugiados un taller teatral en el que los detenidos sacan a la luz los conflictos y difíciles situaciones que les tocan vivir allí en ejercicios casi terapéuticos que les sirven para lidiar con sus condiciones. Entre duros testimonios, uno muchas veces se queda con la impresión que la «bienvenida» a Israel es tan desagradable que muchos preferirían volver a sus conflictivos países.

BetweenTheFencesTal vez un tanto menos potente y más caótico que los últimos trabajos de Mograbi, como el excelente ONCE I ENTERED A GARDEN, la película de todos modos funciona a mitad de camino entre la filmación del trabajo del grupo (cuyas «obritas» dan resultados muchas veces muy reveladores) y los testimonios que los refugiados dan al director acerca de su situación allí y, lo que es peor, las horrendas situaciones de racismo que suelen vivir cuando van a alguna ciudad un poco más grande del país.

Con BETWEEN THE FENCES, Mograbi vuelve a poner la lupa, crudamente, sobre las contradicciones de un país creado por inmigrantes que les cierra sus puertas a los que hoy pasan por situaciones muy similares a las que ellos (o sus antepasados) pasaron décadas antes. Un asunto que no parece tener solución alguna…

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BORIS SANS BEATRICE, de Denis Coté

boris-sans-beatriceEn su regreso a la competencia del Festival de Berlín, el director canadiense Denis Coté entrega la que tal vez sea su película más “tradicional” en cuanto a lo formal pero no por eso una menos curiosa o inquietante desde sus planteos. Una suerte de psicodrama que coquetea con zonas que uno ha visto en el cine de Ingmar Bergman (o, a su manera, en el de Woody Allen), Coté sin embargo se reserva una serie de sorpresas que alteran la lectura lineal de su película, planteándose hasta su propia existencia y realidad.

Si uno la toma desde el realismo psicológico al que parece apuntar, BORIS SANS BEATRICE es la historia de un arrogante, canchero y vanidoso empresario casado con una política. El hombre se topa con la sorpresa que su mujer ha entrado en una profunda depresión que se parece casi a una catatonia hecha y derecha y, metido en su mundo, trata de arreglar el asunto como puede: llevándola a su casa de campo, contratando a una asistente y a una doctora, dedicándole a medias parte de su tiempo, pero a la vez no deja ni a su amante ni a sus malas costumbres que creerse superior al resto de la raza humana.

Hasta que una extraña criatura (encarnada nada menos que por Denis Lavant) se aparece en su vida como alguien llegado del más allá y le dice que él es el culpable del malestar de su mujer y que para que ella salga de su situación es él quien tiene que modificar sus hábitos. Boris no sabe mucho cómo manejar esta noticia y trata, a su manera, de recomponer su fría relación con su esposa y lidiar con sus más irritantes hábitos personales. Tampoco ayuda mucho la fría y distante  relación que tiene con su madre, su hija y con el primer ministro para el que trabaja/ba su mujer (y que encarna Bruce LaBruce). Pero la situacion no cambia tan fácilmente. A Boris le cuesta salir de su cáscara de privilegio.

borisEs allí donde Coté toma su decisión narrativa más audaz y arriesgada y la que funciona como explicación y, a la vez, es la catalizadora de lo que pasó antes. No lo adelantaremos aquí qué es lo que pasa pero es una vuelta de tuerca que modifica las percepciones y que, salvo  por algún innecesario exceso explicativo/metafórica (tragedias griegas mediante), funciona muy bien, lúdicamente, casi como un juego en el que los espectadores nos hallamos tan sorprendidos como varios de los protagonistas. La idea temática original se sostiene pero no sólo cambia el eje sino que tenemos la sensación de haber visto una especie de performance no solo para los espectadores sino una armada para los mismos protagonistas. O algunos de ellos.

Con ingenio, humor, momentos de tensión y de intriga –la emoción no es una de sus búsquedas en este caso– Coté apuesta a que el espectador pueda, si no identificarse, al menos entender al soberbio y arrogante protagonista y analizar su forma de funcionar en el mundo y las relaciones con sus seres más cercanos. Y así, BORIS SANS BEATRICE se transforma en el retrato de un redescubrimiento, de un intento por empezar de nuevo una vida que –por diversos motivos– fue yéndose de eje. Tal vez, después de todo, y con un par de trucos de magia de por medio, la vida sí ofrezca una segunda oportunidad.

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EL VECINO, de Radu Muntean

One Floor Below CannesEl cine rumano sigue haciendo de las suyas y esta película es otra carta fuerte de uno de sus autores menos conocidos, del que todos admiramos su excelente AQUEL MARTES DESPUES DE NAVIDAD, pero que no ha tenido aún el reconocimiento de compatriotas suyos como Corneliu Porumboiu, Cristi Puiu o Cristian Mungiu. Tal vez esta película no cambie las cosas –se trata de un filme oscuro y complicado, más frío y esquivo que el anterior– pero sin duda lo consolida como uno de los mejores cineastas de su país y, a la vez, uno que busca sumarle nuevos condimientos a las ya conocidas “fórmulas” del cine rumano.

En cierto modo, el filme de Muntean tiene unos puntos en común con el de Woody Allen que está aquí, ya que ambos tienen como eje una decisión ética que toma su protagonista, decisión que él considera justa y adecuada pero que luego le complica la vida. Aquí el personaje principal es un hombre que trabaja lidiando con la burocracia rumana que existe para los registros de automotores. Está casado y tiene un hijo adolescente que vive pegado a la computadora, entre Facebook y los juegos más violentos. Se trata de un cincuentón en apariencia amable y bonachón que un día, subiendo a su casa, escucha una pelea entre un hombre y una mujer –amantes o pareja, en ese entonces no se sabe– en el piso de abajo al que hace mención el título de la película. Mientras está parado escuchando en la puerta, el hombre sale enojado del cuarto y lo mira mal, dándose cuenta que estaba espíando por más que intente disimularlo.

OneFloorBelowPoco tiempo después, la chica aparece muerta, habiéndose tirado del balcón. No queda claro si es suicidio o asesinato pero cuando viene la policía el protagonista decide no contar nada de lo que vio, tal vez temiendo posibles represalias del hombre, vecino del departamento también. Esa decisión lo lleva a meterse en problemas que conviene no adelantar pero que van cercando a los protagonistas entre sí en una especie de duelo silencioso de “yo sé que tu sabes que yo sé”, que se va expandiendo cuando el supuesto asesino empieza a relacionarse con el hijo de su vecino y a ayudarlo con su computadora.

Esto es apenas el principio de un filme que, a diferencia del de Allen, no expone sobre la mesa ni subraya sus temas. Al contrario, los personajes se tornan inexpugnables, sus decisiones confunden y la trama se va corriendo del lugar más esperado para ir abriendo otras aristas temáticas interesantes, entre ellas la dependencia y la relación con internet (Facebook juega un rol fundamental aquí). En una sociedad como la rumana que viene de décadas de control y de espionaje interno, la información que circula en ese edificio y online se vuelven “papas calientes” para los protagonistas, obligándolos a actuar de maneras insospechadas. Si a eso se le suma una mirada crítica al machismo instalado en esa sociedad, la película consigue convertirse en otra demostración de que se puede integrar elementos de género a un drama realista social y cotidiano sin que eso rompa la plausibilidad y la lógica del relato.

Ese es el secreto del cine rumano: crean tensión, hacer inteligentes lecturas políticas y pintar la sociedad actual en ese país con una puesta en escena sutil y una lógica interna inapelable.

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GRANDMA, de Paul Weitz

Grandma_Movie_PosterUn notable trabajo de Lily Tomlin concentra la atención de esta muy buena comedia dramática de Weitz (UN GRAN CHICO) en la cual la veterana comediante interpreta a la misantrópica y ácida abuela que da título al filme, un señora de unos 70 años, académica, lesbiana y no particularmente simpática que tiene facilidad para llevarse mal con casi todo el mundo. Hace un tiempo perdió a su pareja de muchos años y acaba de separarse de una alumna con la que estuvo unos meses (Judy Greer). En medio de esa situación aparece su nieta (de una hija con la que casi no se habla) que está embarazada y quiere abortar. La chica le pide dinero a la abuela, pero como ella no lo tiene ambas se unen en una especie de aventura para conseguirlo que será la manera en la que la señora se verá obligada a lidiar con más de un fantasma de su pasado.

Pese a estar forzada por un disparador dramático bastante poco creíble (necesitan más de 600 dólares en unas horas, como si no se pudiera aplazar un día o dos el turno), la película de todos modos funciona a partir de la creación de un personaje notable como es el de Elle (Tomlin), una mujer muy inteligente pero resentida por una serie de acontecimientos desafortunados (la muerte de su pareja de toda la vida, una mala relación con su hija, un trabajo académico que jamás le dio los resultados que esperaba) a la que curiosamente se le presenta la oportunidad, a partir de la situación de su nieta, de enfrentar y, posiblemente, emparchar, algunas de sus relaciones más complicadas.

grandma-image-master675Weitz, un veterano de la comedia dramática sobre seres individualistas a los que la vida fuerza a humanizarse un poco, maneja muy bien los resortes de esta dramedy independiente en la que también actúan Sam Neill, Marcia Gay Harden y Laverne Cox, en un estilo de mini road movie que hace acordar a cierto cine de los años ’70, en el que el Tomlin sería Jack Nicholson. Si bien los sucesos dramáticos pueden resultar un tanto forzados por las circunstancias, las emociones que se desplegan a lo largo de la historia son totalmentee genuinas: los errores del pasado, los fracasos familiares, la necesidad de enfrentarlos pero, a la vez, la convicción de que se ha vivido y se seguirá viviendo de acuerdo a una serie de ideas muy claras. Una película feminista, humanista y, por momentos, muy graciosa.

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JOURNAL D’UN FEMME DU CHAMBRE, de Benoit Jacquot

diary¿Hace falta una nueva versión de DIARIO DE UNA CAMARERA teniendo una célebre de Luis Buñuel y otra de Jean Renoir, nada menos? ¿Se puede, tiene sentido, salir a competir con esos dos monstruos? En realidad, no. Pero si hay un motivo para hacerlo se llama Lea Seydoux, la protagonista de esta nueva adaptación de la novela de 1900 de Octave Mirbeau. Y es ella la que se luce en esta versión de todos modos innecesaria dirigida por Benoit Jacquot que, para ser del todo justos con la historia de la producción, ni siquiera había elegido originalmente a Seydoux como la protagonista. Originalmente era Marion Cotillard, que tuvo que bajarse por problemas de fechas. Y, la verdad, da la impresión que el problema pudo haber sido una solución para el director de EL ADIOS A LA REINA

diario2La película tiene varias diferencias narrativas con la de Buñuel, pero el eje central es obviamente el mismo. Seydoux encarna a Celestine, una mucama parisina en apariencia no del todo confiable para su empleadora, que la envía a tomar un trabajo que parece más un castigo que otra cosa: trabajar en un caserón en “las provincias”, algo que para una parisina de principios del siglo XX es algo así como el infierno sobre la Tierra. Y el fastidio es mutuo, ya que los burgueses y los trabajadores del lugar la miran a la recién llegada con igual desprecio.

Celestine tendrá que lidiar con la mujer de la casa que demanda cosas de ella como si fuera una esclava, el patrón que quiere de cualquier forma llevársela a la cama, una pareja peculiar de vecinos (un militar retirada y su esposa “chismosa”) y, especialmente, con los que trabajan con ella: un seco, malhumorado y racista encargado que encarna Vincent Lindon y la cocinera de la casa, con una historia problemática.

diario1El filme combinará las tensiones hogareñas con escenas del pasado de Celestine que permiten al espectador conocer más acerca de cómo llega la chica hasta ese extraño lugar y las raras decisiones que toma. Es, como todas las adaptaciones de esta novela, una mirada ácida sobre los comportamientos de la burguesía y una reflexión acerca de los juegos de poder entre las clases, con las vueltas de tuerca narrativas que harían las delicias de Claude Chabrol.

Jacquot, por suerte, no filma su historia de una manera demasiado respetuosa ni solemne. Al contrario, hay momentos de comedia casi absurda, algunas decisiones estéticas raras como el uso del zoom casi constante y la película en general trata de alejarse en todo momento del aura de adaptación prestigiosa, en esto sí haciéndole un guiño al estilo que manejaba Buñuel. Lo que no logra es crear un juego de relaciones entre los personaje que tenga similar potencia ni nivel de perversidad implícito en la película del español.

Es Seydoux, con una actuación a la que podríamos definir como “pícara” pero que encuentra momentos de empatía emocional inesperados, la que se destaca dentro de un todo apenas aceptable. Volviendo a lo del principio: nadie necesita una nueva versión de DIARIO DE UNA CAMARERA, pero la película existe, se hizo y francamente no está tan mal…

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L’AVENIR, de Mia Hansen-Love

huppertLa realizadora francesa Mia Hansen-Love tiene una manera de encarar la narración cinematográfica bastante particular. A diferencia de la mayoría de los cineastas, ella no parece utilizar el equivalente audiovisual a los signos de puntuación. Sus películas son narrativas, si se quiere hasta convencionales en torno a la sucesión de hechos y el realismo psicológico de sus personajes, pero hay algo que falta y que uno nota rápidamente: una acentuación que nos esté diciendo cuáles son los momentos y hechos privilegiados y/o importantes de la historia. Y eso es algo que a muchos puede confundir pero que termina siendo uno de sus puntos distintivos como realizadora: sus películas son sobre el tiempo que pasa mientras a los personajes les suceden cosas.

En este caso es más claro todavía ya que lo que cuenta son varios años (nunca se aclara exactamente cuántos son) en la vida de la protagonista, Nathalie, una profesora de filosofía que interpreta Isabelle Huppert, con sus ya a esta altura acostumbradas marcas de estilo: cero sentimentalismo, mucha acción y tenacidad, voluntad a prueba de todo. A Nathalie le suceden varias cosas a lo largo de los años que narra el filme, cosas que no se distinguen demasiado de lo que podría sucederle a una mujer que se acerca a los 60 al iniciar el filme: su madre tiene problemas de salud, su matrimonio da claras señales de bordear una situación de crisis, los hijos se alejan, el trabajo no apasiona como antes. Es una edad en la que para ella es fácil sentirse tan distante de sus estudiantes (apasionados, politizados, pichones de intelectuales franceses casi caritaturescos) como de los que han abandonado toda esperanza y se refugian en la soledad más extrema. Esa transición que cuenta el filme no es otra cosa que lo que uno podría definir, muy generalizadamente, como la del paso de la mediana a la… siguiente.

things_to_comeSuceden hechos importantes en su vida pero un poco por la forma en la que la directora de EDEN se acerca a ellos y, otro poco, por la manera emocionalmente seca en la que los encara Huppert, no hay un “ranking” de importancia predeterminado. Es una historia sobre el fluir de la vida, el paso del tiempo, el choque generacional y el momento en que uno puede empezar a sentir que eso tan temido que llaman “tercera edad” no es algo tan lejano como parecía, apenas, unos años atrás. Y de eso se trata esta película, que casi sin proponérselo, se nos va colando en la piel: de la aceptación de los hechos que nos hacen ser quiénes somos, con nuestras virtudes, defectos, flaquezas y complicaciones. Hansen-Love se va especializando en crear películas que, más que cualquier otra cosa, nos transmiten la sensación de haber sido un tiempo vivido por sus personajes de la manera en la que se suelen vivir las cosas, casi sin darnos cuenta hasta bastante después de lo importante que han sido en nuestras vidas.

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LA ACADEMIA DE LAS MUSAS, de José Luis Guerin (España)

academia guerin 2LA ACADEMIA DE LAS MUSAS es el primer filme de ficción de José Luis Guerin desde EN LA CIUDAD DE SYLVIA, ocho años atrás. Pero como en esa película y en prácticamente toda su filmografía los límites entre la ficción y la realidad son bastante porosos por lo que se podría hablar tranquilamente de un “híbrido”, una película con momentos documentales y con otros aparentemente ficcionalizados por parte de las personas reales que lo interpretan. Como cierto cine iraní –o algunas películas del portugués Miguel Gomes–, Guerin juega de manera extraordinaria en esos márgenes, llevando a la película de a poco de lo que parece ser un documental hecho y derecho a un drama romántico y de relaciones que podría ser un melodrama.

El protagonista del filme es el profesor y filólogo Raffaele Pinto que da clases en la Universidad de Barcelona en lo que parece ser un proyecto que algunos denominan “la academia de las musas”. Pinto habla del Dante, de la Divina Comedia, de la poesía canónica de esa época y debate con sus alumnos (en su mayoría mujeres) conceptos literarios tradicionales sobre el rol de la poesía y el lenguaje en la vida, la muerte y, sobre todo, la pasión, el amor y la inspiración que surge del propio concepto de las musas. Para Pinto, que se autoproclama feminista, las “musas” no son un objeto para la creatividad del poeta (tradicionalmente, hombre) sino que son las voces cantantes y activas de esa relación.

De a poco, en los debates que surgen en sus clases, empezamos a identificar a algunas de sus alumnas. Guerin va marcando el paso de las escenas con las fechas en las que fueron filmadas (la película está presentada como si el director solo filmara las clases de Pinto para registrar esa “experiencia pedagógica”), pero los personajes de manera más tradicional van apareciendo, o siendo recortados por el montaje. El filme va, también, con mucha naturalidad del español al italiano y, un poco menos, al catalán… (Ver crítica completa, aquí)

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OFFICE, de Johnnie To

Office_(Johnnie_To)-p01Quizás haya pocos cineastas con la inventiva visual de Johnnie To. El realizador de 60 años, nacido en Hong Kong, tiene ya una larguísima carrera como director y productor, aunque su salto a la fama internacional se dio recién a fines de la década del ’90 con películas como THE MISSION y RUNNING OUT OF TIME, entre otras. Si bien su especialidad es el cine de acción y suspenso, sus “manos mágicas” se han posado sobre comedias, dramas y algunas películas un tanto inclasificables al menos dentro de los cánones occidentales.

OFFICE es una de ellas. En principio se la puede considerar un musical en 3D, más cerca del drama/thriller que de la comedia, pero que de alguna manera funciona más como filme experimental que como otra cosa. Si hay algo fascinante en el cine de To –más allá de las historias que cuenta y los géneros que aborda– es la manera de coreografiar los elementos dentro del cuadro, eso que los críticos solemos llamar mise-en-scene (que no es lo mismo que “puesta en escena” pero aceptémoslo como traducción). Aún en sus películas más irregulares –que las hay, ya que filma muchísimo–, siempre To logra sorprendernos con la manera en la que arma una escena, construye una secuencia, mueve los elementos en pos de un resultado usualmente efectivo.

office-2En ese sentido, OFFICE es un deleite de principio a fin. El uso que hace To del 3D es totalmente novedoso e innovador, gracias a construir espacios cinematográficos que permiten el lucimiento de esa profundidad que el formato da. Casi no hay paredes o divisiones de segmentos en la “oficina” o empresa en la que trabajan los protagonistas –empresarios y empleados chinos obsesionados con el dinero y la riqueza–, sino que todo está separado por objetos casi transparentes (muebles, escaleras, paredes y hasta escenarios completos) que permiten que la cámara nunca se choque con nada, y con las luces delineando los espacios y dando el golpe final: un espacio fílmico en 3D que ni los creadores de TRON –ni Lars von Trier en DOGVILLE— pudieron imaginar, entre el avant-garde y el musical de Hollywood de la década del ’30 via Daft Punk. OFFICE es un filme futurista y extraño, pero a la vez más realista de lo que uno imagina: los subtes y los edificios en China no son tan distintos de los que vemos en el filme, neones más, neones menos.

Fuera de eso –y en términos dramáticos– OFFICE no es de las mejores películas de To, en tanto su eje narrativo (la obsesión por el dinero y el poder, los juegos de poder en una corporación) ya han sido mejor tratados por el mismo en películas como LIFE WITHOUT PRINCIPLE, entre otras, y, digamos, las canciones no se caracterizan por ser del todo memorables. OFFICE narra la historia –basada en una obra teatral de la protagonista, Sylvia Chang– de una compañía que está a punto de entrar a la Bolsa justo en la época de la crisis económica de 2008. Lee Xiang (Wang Ziyi) es el joven protagonista que acaba de empezar a trabajar allí y que, con esfuerzo, quiere llegar a las altas esferas de poder, empezando por memorizar qué desayuna cada miembro de la junta directiva (ver crítica completa, aquí).

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RIGHT NOW, WRONG THEN, de Hong Sangsoo

right_now-posteDos películas al precio de una o dos variantes de una misma historia,RIGHT NOW, WRONG THEN, es otro de los geniales juegos temporales, metafísicos y narrativos de Hong Sang-soo, tal vez lo más parecido que hizo en su carrera a una película como HECHIZO DEL TIEMPO, con cuya estructura siempre coqueteó. En el mundo narrativo del realizador coreano, las cosas pueden ser de una manera o de otra, a veces alternativamente, a veces al mismo tiempo. Lo suyo es una especie de budismo light: la impermanencia como modo de vida, el tránsito como destino, el deseo como equívoco pero inevitable motivador.

La primera de estas dos películas en una se llama RIGHT THEN, WRONG NOW y el giro en el título inspira a pensar que en ésta es la que al protagonista las cosas le salen mal. Y algo de eso hay. Chumsu es un director de cine que llega a la ciudad de Suwon un día antes de la presentación de una película suya y se dedica a pasear por el lugar. En un templo, conoce a Heejun, una chica que quiere ser pintora y que reconoce que se trata de un famoso cineasta pero admite no haber visto ninguna película suya. Chumsu, como muchos protagonistas de filmes de Hong, le dará conversacion y la invitará a un café lo que derivará en una visita al estudio en el que ella pinta, luego a beber ya algo más fuerte y, en la ya clásica situación “pasado de soju”, el hombre la acompañará a una reunión con amigos donde iremos sabiendo más de su vida. Ya verán hacia dónde conduce la cuestión.

hongright2Casi a la hora de película vemos otra vez los títulos pero esta vez al revés: RIGHT NOW, WRONG THEN. Y lo que vemos es, con pequeñas, sutiles pero importantes diferencias, la misma historia, con los mismos personajes y situaciones. Los cambios están no solo en las pequeñas partes que en una versión de la historia se ven y en la otra no, sino en algunos detalles del comportamiento de ambos que harán que la misma serie de eventos conduzca hacia destinos diferentes. Las opciones se presentan, de algún modo, como un juego de arme su propia aventura solo que las aventuras son casi las mismas. Ganar o perder, salir mejor o peor parado, wrong or right tiene que ver con pequeñas decisiones, actitudes y manejo de momentos.

En un punto, si Hong filmara sin un guión (cosa que no hace aunque muchos crean lo contrario), uno podría pensar que las dos partes de la película son distintas tomas de escenas en la que los actores fueron diciendo y actuando las situaciones de maneras diferentes. No fue asi (Hong asegura que hizo una de las películas, se las mostró a los actores, y luego hicieron la otra versión), pero es interesante imaginar cómo esos pequeños cambios de tonos, actitudes e inflexiones, de diálogos, y la manera que eso produce efectos cinematográficos precisos (una es más cómica y ácida que la otra) va alterando no solo el tono del filme sino la propia relación entre los personajes (ver crítica completa, aquí).

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SUNSET SONG, de Terence Davies

sunset-song-3Terence Davies es, en mi opinión, uno de los más grandes cineastas vivos en actividad. Desde su original trilogía de cortos y sus dos largos de corte autobiográfico (DISTANT VOICES, STILL LIVES y THE LONG DAY CLOSES) pasando por sus adaptaciones de LA BIBLIA DE NEON,  THE HOUSE OF MIRTHy THE DEEP BLUE SEA hasta su regreso a la autobiografía pero en forma de documental (OF TIME AND THE CITY) no le queda grande el título de mejor cineasta británico vivo y hasta me atrevería decir que está en un Top 3 de la historia del cine de ese país.

Su “voz” cinematográfica es tan clara y bella, tan personal y potente, sus elecciones formales son tan brillantes, originales y conmovedoras que ver una película suya es sumergirse en un mundo privado, casi en su subconsciente, donde los tiempos, las imágenes y, sobre todo, la música cautivan al espectador hasta meterlo en estado de trance. Sus películas pueden ser duras, violentas, densas y oscuras, pero un halo de ensoñación romántica las recorre. Son como remembranzas hechas cine, como si el hombre pudiera poner en una pantalla su imaginación sin casi filtros

sunset-song-5SUNSET SONG es eso, pero también es una película de corte más clásico, tradicional, una épica sobre la vida de una mujer en la Escocia de principios del siglo XX. Adaptada de una famosa novela de Lewis Grassic Gibbon –que Davies quiere llevar al cine hace quince años–, la película tiene como protagonista a Agyness Deyn, en el rol de Chris Guthrie, una joven hija de una familia de agricultores, estudiosa y con ilusiones de llevar una vida diferente a la de sus antepasados.

De a poco nos daremos cuenta que no le será fácil. Su padre (Peter Mullan) es un hombre represor y violento (como casi todas las figuras paternas en el cine de Davies) y ni su madre ni su hermano mayor (tienen otros dos hermanos, más chicos) le pueden hacer frente. Cuando la madre, ya bastante mayor, quede embarazada y tenga dos mellizos forzada por el más que agresivo padre las desgracias familiares empezarán a acumularse de una manera que impedirán que los sueños de Chris puedan cumplirse (ver crítica completa, aquí).

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ULTIMAS CONVERSAS, de Eduardo Coutinho (Brasil)

ULTIMAS CONVERSAS_foto 03La sorpresiva y shockeante muerte del realizador brasileño nos privó de tener más películas suyas, pero por suerte el director deEDIFICIO MASTER había dejado casi terminado un nuevo filme que luego retomaron otros autores de igual prestigio como Joao Moreira Salles y la editora Jordana Berg y terminaron de darle forma de una manera que, imaginamos, sería muy similar a lo que Coutinho hubiera deseado. El documental conserva la forma de sus últimos: son charlas de Coutinho con personas comunes a las que llegamos a conocer bastante bien en el transcurso de los pocos minutos que pasamos con ellos. En este caso, el recorte son los adolescentes. Y si bien al principio se ve una escena como de backstage en la que el propio Coutinho duda sobre la elección de personajes de la película (no está seguro si los adolescentes tienen suficientes experiencias valiosas para contar), la charla termina probándole lo contrario. Especialmente destacable dentro de este formato que ya le conocemos de filmes como JOGO DE CENA o LAS CANCIONES es el último testimonio que lleva al indudablemente conmovedor, aunque sutil, plano final de despedida de uno de los mejores –sino el mejor– documentalista latinoamericano de la historia.

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UN DIA PERFECTO PARA VOLAR, de Marc Recha

un dia perfectoLas películas del catalán Recha funcionan como un páramo para cualquier tipo de stress urbano. Sus filmes, en especial los últimos, son una suerte de bucólica y curiosa observación de la vida por fuera de cualquier sistema. En este caso se trata de una breve película que retrata los encuentros de un niño (interpretado por el propio hijo del realizador de PAU Y SU HERMANO) con dos adultos en la cual las conversaciones, las historias, las leyendas y, fundamentalmente, los barriletes ocuparán un rol central.

Dueña de un bucólico naturalismo que no intenta regodearse en sí mismo sino que surge naturalmente de la experiencia y el lugar, la película retrata lenta y cálidamente a estos personjes. Ese pausado tono –de cuentos, leyendas, diálogos en apariencia poco trascendentes, conversaciones entre un adulto y un niño en un ámbito natural– tal vez no sea el más cómodo para un espectador no dispuesto a entregarse a sus tiempos campestres, a su relajado estilo de retratar la vida sin demasiados condimentos dramáticos importantes, pero por momentos consigue ser muy revelador.

Con la colaboración de Sergi López, Recha vuelve a acomodarse a este formato que termina resultando en una suerte de historia de crecimiento en la cual un adulto un tanto misterioso (que bien podría ser un personaje ficticio creado por el niño, una suerte de amigo imaginario) transmite al niño una serie de historias que, seguramente, cambiarán su perspectiva con respecto a las cosas, aún desde su bajo perfil y su cotidianeidad. Pausadamente la película nos lleva a convivir con ellos unas horas en un campo, escuchando su conversación y, alejados del mundanal ruido, remontando un barrilete hacia destinos improbables.