Estreno online: «Mascots», de Christopher Guest

Estreno online: «Mascots», de Christopher Guest

por - cine, Críticas
21 Oct, 2016 09:02 | Sin comentarios

El nuevo «falso documental» del director de «Best in Show» y «Waiting for Guffman» –estrenado en Netflix– mantiene el mismo esquema de los filmes anteriores para mostrar a los participantes de una competencia de mascotas deportivas. Y si bien el género no es hoy tan novedoso como lo era entonces, logra similares e hilarantes resultados con excelentes personajes y absurdas situaciones.

mascots-poster-600x889Todo empezó, allá lejos y hace tiempo, con una película llamada THIS IS SPINAL TAP. La película dirigida por Rob Reiner –en ese entonces comenzando su carrera como director con una excelente década que culminaría con CUANDO HARRY CONOCIO A SALLY— se convirtió en un éxito de culto que dura hasta hoy. Pero el efecto que esa película tendría fue muy superior al esperado: no sólo se volvió un hito de la cultura rock (es la historia de una patética banda de heavy metal británico) sino que abrió las compuertas a un género poco utilizado en el cine hasta entonces, el llamado mockumentary que no es simplemente el «falso documental» sino que le suma a eso un tono humorístico, paródico. Hoy no es algo que llame la atención –de THE OFFICE a esta parte, es moneda corriente del lenguaje televisivo y cinematográfico–, pero en 1984 era toda una novedad.

Los creadores, guionistas y protagonistas de SPINAL TAP eran Christopher Guest, Michael McKean y Harry Shearer, además del propio Reiner. Pero el que siguió trabajando sobre el género fue Guest, quien a partir de ese éxito se especializó en una serie de comedias que se apoyaban en un concepto similar: falsos documentales paródicos que combinaban entrevistas, detrás de escena y algún tipo de show y/o competencia. Tomando en cuenta que el tipo de competiciones –y universos artísticos– en los que se centraban las películas de Guest eran más que aptos para la parodia, siempre el límite entre lo documental y lo ridículo era muy cercano.

WAITING FOR GUFFMAN fue la primera, centrada en un grupo de teatro vocacional, en 1997. La siguió, en 2000, BEST IN SHOW, sobre una competencia de perros. MUSICOS GRANDIOSOS, en 2003, tenía algo del universo Spinal Tap pero aquí sobre músicos de folk tradicional norteamericano y, en 2006, llegó FOR YOUR CONSIDERATION, tal vez la más  floja de todas, centrada en un grupo de actores que sueñan y se ilusionan con llegar al Oscar. Cuando parecía que Guest había dejado el subgénero (dirigió la muy buena serie FAMILY TREE que duró solo una temporada en HBO) ahora vuelve con MASCOTS, en el que retoma el sistema como si jamás lo hubiera abandonado.

mascots4Una sola cosa para agregar a este grupo de cinco relativamente similares películas: todas tienen también elencos parecidos. El equipo actoral que habitualmente acompaña a Guest en estas aventuras suele estar integrado por Parker Posey, Bob Balaban, Fred Willard, Eugene Levy, Catherine O’Hara, Jane Lynch, Ed Begley Jr., John Michael Higgins, Jennifer Coolidge y los propios McKean (el hermano de Saul Goodman en BETTER CALL SAUL), Shearer y Guest. Y en MASCOTS reaparecen casi todos, con el agregado de algunos miembros de las nuevas generaciones de comediantes, como Chris O’Dowd (THE IT CROWD), Zach Woods (SILICON VALLEY) y Tom Bennett (el de AMOR Y AMISTAD), entre otros, que entienden a la perfección el tono y se suman como si fueran parte de la troupe de toda la vida, en especial los últimos dos.

Pese a que el título puede dar a entender que se trata del mismo universo que el de BEST IN SHOW, el de MASCOTS es otro tipo de competencia: el de las mascotas de equipos deportivos, esos clásicos personajes de la cultura deportiva norteamericana, tipos disfrazados que alientan al equipo, movilizan a as tribunas, hacen piruetas, juegos y actividades para entretener a la audiencia en los abundantes tiempos muertos que tienen tanto el fútbol americano como el beisbol, por citar dos ejemplos. Aquí compiten en las afueras de Los Angeles y todas las mascotas y sus familias, entrenadores y/o parejas pertenecen a equipos chicos de pueblo, sin casi aspiraciones de llegar a ninguna Gran Liga de nada.

mascots-jpg-crop-promo-xlarge2MASCOTS funciona, como las demás películas, a partir del absurdo que generan las entrevistas a los distintos competidores, las ridículas situaciones en las que se ven envueltos y los jueces, sponsors y organizadores. La película, es cierto, no innova demasiado respecto al sistema patentado por Guest pero no decepciona: tiene momentos verdaderamente hilarantes y situaciones ensambladas de manera extraordinaria. Está el competidor alcohólico al que no le importa nada más que llevarse a la cama a lo que encuentre, la pareja que se lleva pésimo y trata de hacer de su profesión una especie de terapia matrimonial, la mujer que hace «danza moderna» con su mascota ayudada por su hermana, la familia británica con problemas entre padre e hijo, los jueces que se llevan mal entre sí y así. El clásico catálogo de personajes un tanto absurdos que son típicos del universo de Guest.

La parodia es siempre tan liviana y tierna, tan en un punto inocente, que es imposible que alguien se sienta ofendido o incomodado por las constantes burlas y humillaciones que sufren los personajes. Eso –más allá del deporte o juego que hagan en cada filme– es lo que convierte a las películas de Guest en una experiencia placentera: da la impresión que el elenco se divierte, los espectadores se divierten y, más allá de las situaciones absurdas que deben vivir, para los personajes pasar por estas intensas «competiciones» termina siempre siendo lo mejor que les pasó en la vida.

mascots2Y ese disfrute se queda con uno al final de MASCOTS y de cualquiera de los otros mockumentaries de Christopher Guest: la parodia bien entendida, la sátira cariñosa y el humor transformado en fiesta. Solo basta ver en YouTube el video de los discursos humorísticos de Hillary Clinton y Donald Trump del viernes 20 para entender la diferencia entre el sentido de la ironía de una y la «mala leche» del otro. Como Clinton (que lo supo aprender, mientras que Obama es un maestro en el tema y Trump tiene el humor de un «bully» borracho), Guest lo entiende a la perfección. Desde siempre, desde que los bateristas le explotaban en su banda, más de 30 años atrás…