Festival de Mar del Plata: Ventana Documental y Hora Cero (10 críticas)

Festival de Mar del Plata: Ventana Documental y Hora Cero (10 críticas)

por - cine, Críticas, Festivales
14 Nov, 2016 04:24 | Sin comentarios

En este post aparecen –y seguirán apareciendo hasta terminado el festival– las críticas de las películas de las secciones Ventana Documental y Hora Cero, entre las que se cuentan varias películas de terror como «Under the Shadow» (foto), «The Wailing», «1974» y «Tenemos la carne» junto a documentales sobre figuras del rock como Frank Zappa, Iggy Pop y Pajarito Zaguri, entre otros.

VENTANA DOCUMENTAL

REACH FOR THE SKY, de  Choi Woo-young, Steven Dhoedt

reach-for-the-skyEl exigente y casi demencial examen de ingreso para entrar en las mejores universidades de Corea (test llamado Suneung) es un evento que genera todo tipo de efectos secundarios: desde la casi paralización del país durante toda la jornada hasta una industria dedicada a preparar a los alumnos para ese examen y para repetirlo si es que fallan y deciden volver al año siguiente. Y, lo más fuerte, tomando en cuenta el ínfimo porcentaje de alumnos que logran entrar a las tres mejores universidades, es la cantidad de chicos (y sus padres) que sufren, se enferman, se deprimen o llegan hasta a suicidarse si no lo logran.

El filme sigue a tres alumnos a lo largo del año previo al examen, cada uno con distintas expectativas y posibilidades, la mayoría «repetidores», alumnos que lo toman por segunda vez. El filme muestra la «industria de la preparación» con profesores que se vuelven celebridades (uno enseña inglés en un estadio), regímenes de estudio casi militares que impiden a los chicos cualquier tipo de vida social y un alto nivel de tensión creciente, como de película de suspenso. Y ni hablar del nivel de religiosidad que el evento despierta, con alumnos y familiares realizando todo tipo de rezos, plegarias o promesas. Es que, según se cuenta de entrada, ingresar a una buena universidad prácticamente define el futuro social y económico de estos adolescentes. Y hay que lograrlo, a cualquier precio.

reach-for-the-sky-2El documental muestra el proceso de una manera crítica, dando a entender que este grado de exigencia es demencial para los chicos, pero también reconoce el valor que puede tener dentro de esa sociedad. Se presentan más de 600 mil alumnos y a algunas universidades entran el 0,01 por ciento, quienes no solo tienen que tener un resultado perfecto sino que luego deben enfrentar entrevistas a partir de las cuales igualmente pueden rechazarlos en dichas universidades. Y, más allá de reconocer el valor del estudio, se da a entender que lo importante es entrar en esas universidades más que lo que allí se aprenda.

El documental es cronológico y si bien puede resultar un tanto confuso entender los detalles especificos del sistema, los directores pintan claramente el desgastante y agotador proceso del que también se aprovechan todo tipo de «buscavidas» que intentan vender cursos de todo tipo. Y de la importancia mediática y social que el país le da, al punto que los aeropuertos paran media hora durante el examen de inglés para no molestar con sus ruidos a los alumnos. ¿Funciona el sistema? Probablemente sí. Pero para algunos el precio puede ser demasiado alto.

 

HORA CERO

HEADSHOT, de Kimo Stamboel y Timo Tjahjanto

headshot-tiffUno de los países asiáticos del que tengo menos referencias en lo que respecta al cine de acción es Indonesia. Y a juzgar por esta intensa, brutal y extraordinariamente filmada película de Stamboel y Tjahjanto podemos estar hablando o bien de un nuevo polo de cine de género o de dos directores que no tardarán nada en pasarse a Hollywood. Hacía mucho tiempo que no veía un filme de género asiático que funcionara de principio a fin, casi sin momentos sobrantes o de esos que uno «tolera» porque sabe que antes y después vendrán granes y acrobáticas coreografías de acción.

No. Aquí es un tren que, una vez que se pone en marcha, no se detiene nunca. Suerte de Jason Bourne asiático, el protagonista (sabremos luego que se llama Abdi) se levanta en una cama de un hospital tras estar dos meses en coma sin recordar nada de su pasado. A la vez, vemos a un peligroso asesino salir de la cárcel liquidando con ingenio y descomunal violencia a presos y guardias por igual. Sus caminos se cruzarán, obviamente, ya que están relacionados en el pasado de un modo que no es muy difícil de adivinar. Pero para llegar a ese encuentro Abdi deberá atravesar una serie de previos cruces en el camino, todos ellos violentísimos enfrentamientos de artes marciales, golpes y armas de inusitado impacto.

La trama es clásica (hay una chica en peligro a la que él debe salvar y eso lo lleva a ir al encuentro de su «rival», encargado de secuestrarla) y sencilla de seguir. Los directores parecen más dedicados a encontrar mil maneras posibles de encarar combates entre nuestro protagonista y todo lo que se le ponga enfrente: en comisarías, en selvas, en el mar, en calles atestadas, en hospitales, en donde sea y con los elementos a disposición. No se busca la comedia ni se usan cables ni casi cámara lenta. Muchos planos secuencia muy cerca de la acción, montaje propulsivo que no falla ni una décima de segundo y una concentración narrativa y geográfica que permite que todo sea clarísimo para el espectador: lo que sucede, cómo sucede y porqué sucede. Eso es todo lo que le hace falta a una gran película de acción. Y HEADSHOT lo es.

 

1974, de Víctor Dryere

1974_4Uno podría pensar que el género de terror basado en el falso «found footage» ya debería estar agotado, cancelado por tantas historias y secuelas con cada vez peores resultados. Pero 1974 prueba que todavía hay vida en el subgénero. ¿Cuál es el secreto? En principio, la película estéticamente funciona muy bien ya que el «material encontrado» está filmado en Súper 8 y eso, acompañado por la estética de la época, le da una característica particular. El Super 8, además, tiene un limitado tiempo de filmación, lo cual hace que lo que vemos «salte» todo el tiempo, perdiéndose pedazos en el camino, lo que le da a los sucesos un clima aún más inquietante.

Lo que sucede en sí no sale de las conocidas historias de terror y posesión, pero aquí el efecto 8mm hace crecer mucho el impacto. El filme se centra en una pareja de recién casados que see muda a una nueva casa y la filman con su camarita, felices de su «nidito de amor». Pero pronto la mujer, Altair, empieza a mostrar comportamientos extraños y sueños intensos. ¿Qué es lo que le sucede?

Eso es lo que 1974 trata de resolver en su desarrollo. Se trata de una película de muy bajo presupuesto que, con una trama bastante sólida y un recurso estético bien manejado, logra darle algo de vida a un género en vías de agotamiento. Las inquietantes y nerviosas imágenes con las que vamos viendo resquebrajarse la situación emocional de Altair y la desesperación de Manuel, su marido, por entender qué sucede, resultan convincentes, en lo que finalmente también podría ser un drama matrimonial envuelto en el ropaje de una película de terror de época.

 

EAT THAT QUESTION: FRANK ZAPPA IN HIS OWN WORDS, by Thorsten Schütte

eat_that_question_frank_zappa_in_his_own_wordsConfesión de entrada: nunca me interesó demasiado la música de Frank Zappa. A lo largo de mi “educación musical” tuve muchos amigos y conocidos que intentaron, infructuosamente, adentrarme en ese inexplorado y vasto territorio. Pero no había forma. Lo que escuchaba o veía –tampoco era tan sencillo en los ochentas, pre-YouTube, pre-Spotify– no me generaba demasiada empatía o interés. Era excéntrico, por momentos simpático, sentía que era una de esas cosas que te tenían que gustar para ser respetado en ciertos círculos (algo parecido me pasaba con King Crimson) pero no había forma de que me movilizara musicalmente por más originales que me parecieran sus propuestas.

Sigue, sinceramente, sin movilizarme demasiado. Lo que sí es movilizador –y eso es lo extraordinario de EAT THAT QUESTION— es escucharlo hablar con una claridad y una inteligencia demoledora no solo sobre su arte sino sobre casi cualquier tema. La música de Zappa nunca fue muy popular, y menos aún en Estados Unidos, pero su figura –su look, sus letras cargadas de referencias sexuales, su ironía e incorrección, sus posturas políticas– siempre despertaron controversias y parece haber sido un imán para entrevistadores, de los solemnes hasta los “hipsters” de cada momento y lugar. Y él iba y respondía con una lucidez inusual: frontal, directo, inteligente. Es uno de esos casos –para mí, insisto– donde escucharlo hablar se me hace más interesante que escuchar un disco suyo.

El documental, auspiciado por la propia familia de Zappa, consiste en un compilado de muchas entrevistas que el músico dio a lo largo de casi 30 años, shows en vivo, apariciones televisivas, noticieros, conferencias de prensa, reportes de viajes por Europa donde era adorado y mucho más reconocido que en su país de origen y así. No hay demasiado espacio para la música –casi que habla más de su música de lo que se la escucha– ni tampoco hay una cronología clásica para los no iniciados. Se asume, al ver EAT THAT QUESTION, que el espectador tiene una idea aunque sea mínima de quien fue Zappa (que murió de cáncer en 1993, a los 52 años) y del resto que se ocupe Google, Wikipedia, Spotify, YouTube y otros…

eatthatquestion-frankzappainhisownwords_still3Si bien soy de la idea de que los documentales sobre músicos tienen que ser fundamentalmente sobre su música y no sobre su vida, en este caso haría una excepción. ¿Por qué? Porque el material de archivo no es sobre su vida personal sino sobre sus ideas, no es “amarillista” ni busca escándalos a lo AMY, sino que pone en primer plano al Zappa pensador, analista, que puede hablar de todo tipo de música (compuso música clásica e hizo cine, además de pop, jazz, rock experimental y algo que combina todo lo previo y solo puede definirse como propio) pero que también es un lúcido observador de la sociedad en la que vivió. Además, Zappa tuvo una vida, aparentemente, bastante menos escandalosa de lo que se cree –desde prohibir el consumo de drogas a los miembros de su banda a estar casado con la misma mujer por muchísimos años y tener con ella cuatro hijos–, por lo que tampoco tendría demasiado sentido profundizar en eso.

EAT THAT QUESTION ganó el Premio a Mejor Película de la sección Zabaltegi del Festival de San Sebastián y habiendo visto otros de los filmes en esa sección tal vez no lo merecía, es un premio que le queda un tanto grande. Pero no desmerece para nada los logros de un filme que evita todas las trampas del documental biográfico (entrevistas a terceros, narración en off, un repaso por los grandes momentos y así) y que presenta una figura que no es demasiado conocida fuera del ámbito de sus cuantiosos, celosos y acérrimos fans. No sé si para ellos esta película ofrecerá muchas novedades (tengo la impresión que sí, que muchas de las entrevistas son inéditas), pero no hay duda que para los que conocíamos a Zappa muy por arriba nos quedamos con una imagen mucho más compleja y completa del músico y de la persona.

Después de verla, más allá de algunas excepciones, sus discos siguen sin gustarme demasiado. Pero eso es lo de menos…

 

EL MAGO DE LOS VAGOS, de Pedro Otero

pajarito-zaguriEl haberse topado con Pajarito Zaguri como vecino fue el motor inicial de este documental en el que Pedro Otero, a través de una serie de conversaciones con la mítica pero a la vez no muy conocida figura fundacional del rock nacional, va dando a conocer al personaje. No hay demasiado interés puesto en armar una biografía o una cronología wikipédica en la propuesta, sino mostrar al personaje con sus particulares características: el más independiente y marginal de los rockeros/bluseros de la primera generación del rock vernáculo que siempre se mantuvo al margen del éxito comercial y la masividad.

Pero Otero cruza una serie de fronteras. Por un lado, mostrando la cocina del documental. Y, por otro, poniendo en duda muchas de las aseveraciones de su protagonista. Pocos lo conocen, casi ninguno sabe qué es de su vida y al propio Zaguri le gusta ese juego de verdades y mentiras, al punto que cuenta varias anécdotas falsas. Allí aparece una situación llamativa. El director le propone al personaje anunciar su muerte públicamente y que sea una mentira. Solo su hija sabrá la verdad. Es entoncs que el documental juega con una idea: ¿la muerte de Zaguri fue tal o es todo un juego, una locura más a la que se prestó el músico?

Muchos deben saber la verdad del asunto pero no la revelaré acá. Además de las conversaciones informales con Zaguri, Otero aporta comentarios y recuerdos de personas que lo conocieron en la vida real o por su fama de figura secreta del rock nacional. Algunos famosos, como Diego Capusotto o Esteban Lamothe. Otros, desconocidos. Y lo que logra es una pintura simpática y amable de Zaguri, una que trata de mostrarlo como un vecino de barrio, en situación de entrecasa, pero parte también como alguien que es parte de una cultura, como la del rock, con sus códigos y tradiciones. Lo de si murió o no puede no ser más que una broma. Lo cierto es que durante los 80 minutos que dura este fresco, asumidamente descuidado y atractivo documental, Pajarito Zaguri está más vivo que nunca. En el cine la muerte no existe.

 

GIMME DANGER, de Jim Jarmusch

gimme-dangerPara Jim Jarmusch fueron la mejor banda de rock que jamás existió. Si bien la expresión puede sonar un tanto exagerada, The Stooges seguramente se cuentan en ese selecto grupo de bandas que cambiaron la historia de la música, aún cuando en sus caóticos años de existencia casi nadie se haya dado cuenta. La banda liderada por Iggy Pop entre 1967 y 1974 (cuando se separaron Iggy solo tenía 26 años) y oriunda de la zona de Ann Arbor, Michigan, alteró muchos de los conceptos del rock de esa época, convirtiéndose en el eslabón clave entre el rock duro de entonces y el punk que explotó a mediados de los ’70.

La película de Jarmusch arranca por el final de una banda cuyos conciertos cada vez eran más caóticos y, mediante entrevistas a sus cuatro miembros originales (pero en especial a Iggy), va repasando la historia, desde los inicios de cada uno de ellos hasta que se unieron, hicieron sus discos, sus antológicos shows y se separaron. James Osterberg (Iggy, para todos), el hijo intenso de una pareja que vivía en un trailer, era el baterista vuelto cantante, líder y carismático performer, la maquinaria caótica pero potente de guitarra, bajo y batería que armaban los hermanos Ron y Scott Asheton (ambos fallecidos recientemente) y Dave Alexander. Más adelante (para la grabación del clásico “Raw Power”), Ron pasó al bajo y, con Alexander ya fuera de la banda (murió poco después), James Williamson se sumó en guitarra.

Jarmusch se mantiene dentro de los parámetros clásicos del “rockumental”, con entrevistas nuevas (a Iggy y a Williamson) y otras un tanto más viejas a los Asheton. Contando con poco material de archivo se ve obligado a usar algunas animaciones, materiales de bancos de datos y así, pero la energía de la banda en vivo y el caos personal permanente que se vivía detrás de escena se transmite a la perfección. GIMME DANGER cubre sus comienzos, las grabaciones de “The Stooges”, “Fun House”, las separaciones intermedias y el retorno con “Raw Power“.

The Stooges In the StudioLos fans de Iggy & The Stooges (como en algún momento se los conoció) seguramente conocerán buena parte de lo que aquí se cuenta. De todos modos, en la larga entrevista que Jarmusch le hace y con la evidente intimidad y confianza que existe entre ambos, el cantante cuenta cosas que muy probablemente jamás haya contado. O, al menos, lo hace con una frescura y candidez inusual. En sus palabras se nota hasta qué punto el de The Stooges era un show y que él era consciente –pese al consumo de todo lo que pasaba por adelante– de las referencias culturales con las que trabajaba, desde la música experimental y el arte conceptual hasta los comediantes televisivos, el blues, el soul y, por supuesto, bandas que los apadrinaron como MC5.

Más tradicional y convencional de lo que uno podría haber esperado/deseado (y con menos canciones íntegras), de todos modos el filme de Jarmusch es una importante pieza de un rompecabezas cultural, el que cubre la prehistoria del punk, y mucho más convincente en ese terreno que la serie VINYL, que torna en thriller todos estos mismos sucesos. Como Velvet Underground, The Stooges fue una banda que casi nadie vio ni escuchó sino hasta mucho después de separados. Y su influencia es, ni hace falta decirlo, enorme.

 

RUIDO: HISTORIAS DEL VINILO EN BUENOS AIRES,  de Lucila Melfi y Nicolás Visentín

ruidoUna película sobre la cultura del vinilo y sobre sus cultores que recorre los tópicos conocidos del tema: la desaparición de los viejos discos, su reemplazo por el CD y luego por el MP3 y cómo, de alguna manera, el vinilo ha logrado volver a cobrar peso en el mercado internacional en los últimos años. El debate es conocido y los testimonios están filmados de una manera excesivamente casual, como si se tratara casi de un trabajo práctico universitario.

Hay, claro, algunas frases y comentarios de los entrevistados (que son muy poco representativos del medio en general salvo algunas excepciones como Sergio Rotman, Nekro y algunos dueños de disquerías) que son valiosas y que demuestran un enorme aprecio por la música y por las particularidades del sonido del vinilo y del aura que lo rodea, pero tampoco podemos escuchar, por cuestiones de derechos imagino, esas diferencias.

La película toca, sí, el más complejo de los temas del regreso del vinilo: el snobismo que lo rodea ya que, por los precios que tiene, ha dejado de ser algo que pueden comprar gran parte de los fans y es solo accesible a una clase media alta o más. Pero no explora demasiado el asunto, prefiere quedarse en el romanticismo de la cultura sin entrar en sus zonas más asperas y discutibles. Y si bien temáticamente resulta interesante, en lo que se refiere a realización es apenas un trabajo menor que consiste en gente hablando a cámara, una tras otra.

 

TENEMOS LA CARNE, de Emiliano Roche Minter

tenemos-la-carne-we-are-the-fleshUna de las películas más curiosas y extrañas que he visto del cine mexicano en los últimos años, la opera prima de Roche Minter es difícil de sintetizar narrativamente, ya que funciona como una suerte de instalación o función de arte performática más que como una película convencional. Se centra en un hombre que vive en lo que parece ser una caverna o lugar subterráneo y abandonado de una ciudad armando todo tipo de caos a su alrededor y alimentándose con extrañas combinaciones de sangre, líquidos viscosos y huevos. Hasta allí llegan dos hermanos, un chico y una chica desprevenidos, a quien esta especie de homeless místico y degenerado hará participar de sus actividades.

Ella se engancha rápidamente, pero él no quiere  saber nada. En principio, porque básicamente la propuesta del sujeto consiste en que se entreguen físicamente el uno al otro, preferentemente delante suyo para que él pueda masturbarse. De ahí al lanzamiento de secreciones y la antropofagia hay un solo paso. Y esto es solo el principio de esta fiesta oscura y tenebrosa, que se ubica en una zona entre David Lynch y el propio infierno (con el mismísimo Diablo como protagonista), y cuyo único escenario es ese enorme subsuelo que funciona como una suerte de vientre viscoso y zona libre en el que cualquier cosa puede sucederle al que se atreve a entrar ahí. O es forzado a hacerlo.

Por momentos aterradora, por otros agotadora, con escenas muy logradas y otras literalmente intragables, TENEMOS LA CARNE es el tipo de película que necesita a un espectador dispuesto a entrar en esa bacanal de sexo, excreciones físicas, alimentos de curiosa procedencia que hay que comer como sea y personajes que convierten el desmadre en ideología y forma de vida. A algunos el asunto nos cansa y nos parece por momentos una provocación juvenil sin demasiado sustento. Pero es innegable que la película es tan potente como furibunda, tan repugnante como agresiva y que hay un público que seguramente la transformará en un fenómeno de culto.

 

THE WAILING, de Na Hong-Jin

wailingVi THE WAILING en Cannes y me decepcionó. Si bien anteriores películas de Na como THE CHASER y THE YELLOW SEA están entre lo meor y más efectivo del cine de género comercial coreano, su nueva película me resultó agotadora en su laberíntico plot, sus cambios de tono, su cruce de géneros (algo que es usual en el cine coreano pero que aquí me parecía manejado muy bruscamente) y, sobre todo, su excesiva duración de 156 minutos, que no está justificada por su trama.

Na tiene un evidente talento para poner en escena situaciones de tensión y violencia y hay varios momentos sueltos de la película que son verdaderamente impactantes, pero esta diabólica historia sobre un extraño y misterioso anciano que causa estragos y muertes en un pueblo (y eso es solo el principio) me resultó agobiante y agotadora, muy alejada de la concentración narrativa y temporal que sí tiene otro de los recientes y exitosos filmes coreanos como la impactante película de zombies TRAIN TO BUSAN.

De todos modos, si se conforman con una película que posee algunos grandes momentos y un par de espectaculares escenas, THE WAILING puede interesarlos. Es un filme que arranca como un thriller policial en un tono casi cómico y para el final ya hemos pasado al horror hecho y derecho. Pero dos horas y media para llegar a eso me resultaron –al menos a mí– totalmente excesivas y desproporcionadas. Como he dicho alguna vez, tal vez vista fuera de un festival tan exigente como Cannes la película mejore…

 

UNDER THE SHADOW, de Babak Anvari

undertheshadowLa representante británica a los Oscars es una película que podría pasar por iraní, solo que por motivos que serán obvios apenas vean el filme jamás habría podido realizarse allí. Si bien no es la primera película reciente que transcurre en Teheran (aunque fue rodada en Jordania e Inglaterra) y que tiene elementos sobrenaturales, el filme de Anvari los integra a una trama con elementos políticos más evidentes, ya que trascurre durante la guerra entre Irán e Irak que se extendió por toda la década del ’80.

La guerra es omnipresente y el padre de la familia protagonista, que es doctor, debe ir al frente de combate. Los misiles caen en la capital iraní y la madre (una ex militante contra la revolución cultural a la que no le permiten volver a estudiar medicina) se queda en la casa con su hija pequeña. Pero la niña empieza a tener pesadillas sobre fantasmas y criaturas que la acechan por la noche y se aferra a su pequeña muñeca para soportar el miedo. La madre está convencida que la causa de las perturbaciones de la niña es el stress por la situación, pero pronto empezará a parecer que los elementos sobrenaturales pueden no solo estar en su imaginación.

undertheshadow2Así, mientras la madre intenta huir de la casa ante la caída de misiles, la niña se rebela contra ella: un poco por la supuesta influencia de estos espíritus y, por otro, porque su muñeca ha desaparecido y está aterrorizada con la idea de irse sin ella. Así, entre fantasmas que se hacen cada vez más presentes –y que tienen su origen en mitos de la cultura iraní– madre e hija intentarán afrontar la situación en una película que se vuelve muy intensa en su última parte (la influencia del cine de Polanski es clara) y que tiene la inteligencia  de poner en primer plano el subtexto político que rodea estas apariciones, reales o no, causadas por el miedo y la ansiedad o por misteriosos espíritus.

La película no ofrece respuestas sino que elige preguntarnos y preguntarse cuánto afecta a los pequeños este tipo de conflictos bélicos y separaciones que no alcanzan a comprender y que acaso sublimen creando un universo de criaturas fantasmagóricas. Y no solo los pequeños. Al final de esta muy buena película, los adultos también estarán dudando sobre lo que sucede a su alrededor. Quién sabe, acaso lo de Trump no sea otra cosa que una manifestación física del miedo y la ansiedad, y no algo real. Bueno, no, me temo que no, que esa criatura camina entre nosotros…