Streaming: crítica de «Homecoming», de Sam Esmail (Amazon)

Streaming: crítica de «Homecoming», de Sam Esmail (Amazon)

por - Críticas, Estrenos, Series, Streaming
05 Dic, 2018 08:58 | comentarios

La nueva serie dirigida por el creador de «Mr. Robot» es un thriller conspirativo basado en un popular podcast y protagonizado por Julia Roberts en el papel de una mujer que trabaja en una empresa privada encargada de «curar» a soldados que vuelven del frente de batalla. Pero no todo es aquí lo que parece…

El creador de MR. ROBOT, Sam Esmail, es uno de los directores más particulares de los que trabajan en el ámbito de las series. Decidido a dejar su marca en cada producto en el que trabaja, es de esos realizadores que un colega norteamericano definía como de «dedos grasientos»: en cada cosa que toca, en cada plano que filma, se notan sus manos. Esa postura frente a lo filmado no es necesariamente mala –cada director, a su manera, quiere imprimir su estilo a sus trabajos, aún en el más estandarizado mundo de las series, dominado por «showrunners» y biblias narrativas y formales–, pero puede resultar problemática si el talento o la capacidad no están a la altura de las ambiciones.

En el caso de Esmail es muy pronto para saberlo del todo, pero en principio queda claro que es de los que prefieren el lucimiento personal a costa del producto, sacando muchas veces al espectador de lo que está viendo para que pueda apreciar sus decisiones formales: los largos planos secuencia, los encuadres caprichosos, las escenas inesperadas e intencionalmente «raras» y, en este caso, casi media serie presentada en formato simil instagram y filmada con estilo teléfono movil. Al dirigir todos los episodios de HOMECOMING, es cierto, esa rareza se vuelve consistente y con el tiempo uno se acostumbra. Pero, como sucedía con MR. ROBOT, son decisiones que pueden costar caro a la larga.

Lo que ayuda al éxito de las primeras temporadas de las series de Esmail es que su caja de herramientas formales se acomoda bastante bien a los universos que retrata, suerte de versiones modernas de los thrillers paranoicos de los ’70, con sus conspiraciones gubernamentales, sus personajes mentalmente inestables (drogas o medicamentos mediante) y sus universos cuya existencia en el mundo real están siempre en duda. HOMECOMING, de a poco, va acomodando estilo y temática hasta volverse más interesante y hasta adictiva. Y para eso no solo hace falta esa combinación sino un par de protagonistas atrapantes cuya relación involucre al espectador.

Esmail hace de Julia Roberts un personaje con algunos puntos en común con el de Rami «Freddie Mercury» Malek de MR. ROBOT. Es una persona con un evidente daño psicológico con quien el espectador se identifica a partir de su confusión y su fragilidad, su deseo de entender qué le está sucediendo y porqué. Stephan James, como Walter Cruz, el soldado con el que la trabajadora social que Roberts interpreta interactúa casi todo el tiempo, es otro punto a favor de la serie. Es a partir de esa relación que HOMECOMING se sostiene. Sin ella, lo demás serían nubes de humo, pura cáscara.

La serie basada en un exitoso podcast se divide en dos tiempos (2018 y 2022), se divide en diez episodios de media hora cada uno, y se centra en Heidi Bergman (Roberts), una mujer que trabaja en Homecoming, programa de una empresa privada dedicado a ayudar a ex combatientes a readaptarse a la vida civil a su regreso a casa del frente de batalla de Medio Oriente. Son grupos pequeños y el lugar es, de por sí, bastante raro y aséptico. Allí hacen juegos de rol (con un desaprovechado Alex Karpovsky como el encargado de organizarlos) y tienen conversaciones con Heidi, quien intenta trabajar sobre sus malestares (PSTD, básicamente, post traumatic stress disorder) para permitir su reintegración.

Pero nos damos cuenta de entrada que Homecoming no es del todo lo que parece a partir de las conversaciones que Heidi tiene con su jefe, Colin (Bobby Cannavale, siempre con un grado más de intensidad que el necesario). Y, especialmente, cuando la serie pasa al 2022 (y al formato «instagrámico») y la vemos a Heidi trabajando en un bar como moza, sin recuerdos de su paso por ese trabajo, y a un algo torpe investigador del Departamento de Defensa tratando de dilucidar que pasó en un incidente que tuvo lugar allí, entre Heidi y Walter, que llevó a cerrar ese programa.

No tiene sentido contar mucho más ya que la trama en sí acumula sorpresas y vueltas de tuerca, pistas falsas y otras que no lo son, aunque siempre tenemos en claro que nada bueno puede haber detrás de esas manipulaciones entre conglomerados empresarios contratistas del Estado para trabajos dentro del «complejo militar-industrial», como le dicen por ahí. Más allá de los caprichosa que se va volviendo la trama –y algunas de las decisiones formales de Esmail, que bordean lo irritante–, HOMECOMING termina convenciendo porque conecta a escala humana, nos hace partícipes del drama de Heidi y de Walter, más allá de que la mayoría de los personajes secundarios (incluyendo Sissy Spacek como la madre de Roberts) sean meramente funcionales. Hay una relación que surge entre ellos dos que conduce a la serie hasta un final, si se quiere, emotivo y elegante.

No tengo idea si HOMECOMING continuará. Tengo la impresión que puede sucederle lo mismo que a MR. ROBOT, que a Esmail se le acaben los trucos de la galera de mago y sus decisiones se vuelvan –como en la segunda temporada de esa serie– directamente fastidiosas. Mientras consiga bajar a tierra mediante personajes reconocibles su forma impresionista de acercarse al relato televisivo, la serie podría continuar siendo interesante. Si se enrosca en su fascinación por el «sonido de su propia voz» estamos en problemas. Si tiene claro que es mejor ponerlo al servicio de su historia y, especialmente, de sus personajes, puede haber serie para un rato más. La última escena parece dejar en claro que no es su intención dejar el asunto acá.