Cannes 2019: crítica de «Zombi Child», de Bertrand Bonello (Quincena de Realizadores)
La película del director de «Nocturama» se toma de manera seria, política y poética la cultura zombie en un film que combina una historia del pasado de Haití con otra del presente francés con la que se conecta de diversas maneras.
La más política de todas las películas de zombies que se dan en Cannes, ZOMBI CHILD es un film que intenta conectar una historia dramática transcurrida en Haití en el pasado, con el presente francés, con el colonialismo y la apropiación cultural como temas de debate. A Bonello le interesa el origen «realista» de la cultura zombi haitiana y la película hace referencias a los clásicos del género (como los films de Jacques Tourneur) y su relación con la versión moderna, acelerada y efectista de esa misma cultura.
Por un lado se cuenta la historia de un hombre que, como sucede con muchos según este mito, muere y es vuelto a la vida en Haití en 1962 para convertirse en esclavo zombi. Acaso por haber tomado un brebaje especial previamente, el hombre consigue escaparse de esa esclavitud con cierta conciencia de lo que sucede alrededor suyo, un poco como si el proceso de zombificacion hubiese quedado interrumpido a mitad de camino.
En paralelo, Bonello nos cuenta una historia en tiempo presente centrada en un grupo de chicas adolescentes de un exclusivo y caro colegio privado en París, muchas de ellas hijas de diplomáticos y aristócratas. A ellas se les suma Melissa, una chica de origen haitiano a la que todos consideran un poco rara pero la suman a su grupito. «Es cool», dicen. De todas ellas, la protagonista principal de esta parte de la trama es Fanny, una chica que sufre por amor.
Bonello combinará estás dos partes de una manera convincente en lo poético y, si se quiere, ideológico, aunque un poco forzado en lo dramático. De una belleza oscura, casi tenebrosa, con un clima que combina la sexualidad adolescente (ecos de LAS VÍRGENES SUICIDAS abundan y hasta del cine de Lucrecia Martel) con las formas de espiritualidad y ritos vudúes caribeños, ZOMBI CHILD es una muy impactante y atrevida mirada también al uso de las culturas tercermundistas (en este caso, afrocaribeñas) en la vida actual, pero en versiones banalizadas y degradadas por el consumo masivo. Los zombies son hoy personajes de series de televisión, sí, pero mucho antes fueron –y quizás siguen siendo– esclavos de algo. O de alguien.
Amigo Lerer: la «zombificación a mitad de camino» la ha visto sólo usted. Es claro que la temática zombi no lo cuenta entre sus partidarios, (o que usted sólo adscribe a la versión hollywoodense del fenómeno zombi), pero su comentario se enfoca justamente a la parte más clara y «documental» de esta película. En los archivos de la BBC, usted y los amigos lectores encontrarán material de su interés sobre el proceso de zombificación de los zafreros haitianos. Como suele ocurrir en este mundo, la realidad es cuantitativa y cualitativamente peor que la ficción. Quiero decir: el zombi es 100% plusvalía. El esclavo ideal. Un tema para nada sencillo.