Esta opera prima sorprendió en el Festival de Sundance al contar una historia de fantasmas y posesiones diabólicas en un estilo más cercano a películas como «El bebé de Rosemary» y «El exorcista» que a las modas actuales y más efectistas del cine de terror. Pese a su genérico título local, esta historia protagonizada por una extraordinaria Toni Collette tiene mucho de inquietante y muy poco de convencional.