Estrenos online: crítica de «La familia Mitchell vs. las máquinas», de Michael Rianda (Netflix)

Estrenos online: crítica de «La familia Mitchell vs. las máquinas», de Michael Rianda (Netflix)

Esta divertida mezcla de comedia familiar y relato de aventuras se centra en la complicada relación entre un padre, su hija y un ejército de robots que quiere dominar el planeta Tierra. Producida por Chris Miller y Phil Lord.

Al no cargar con la presión de la tradición y el peso del «apellido» que tienen las películas del sello Disney, muchos otros estudios y productores se atreven a experimentar y a jugar con las formas de la animación de un modo en el que ya Pixar no hace. Y no me refiero a que películas como SOUL no tengan una evidente y abrumadora creatividad en el género, sino que muchas veces están demasiado armadas y pensadas para satisfacer a un público amplio e impreciso. El suyo es, por citar la famosa teoría de Manny Farber, un arte termita que siempre corre el riesgo de convertirse en «elefante blanco».

La gente de Sony Animation, la dupla que integran los productores Phil Lord y Christopher Miller y el novato realizador Mike Rianda (cuyo crédito más importante hasta dirigir esta película fue como guionista de algunos episodios de GRAVITY FALLS) no cargan con ese peso y pueden disparar sus «balas» con mayor libertad. A veces fallan pero cuando aciertan –como en los casos de SPIDER-MAN: UN NUEVO UNIVERSO o LA GRAN AVENTURA LEGO— la reacción suele de ser de magia, de asombro. Y, sobre todo, de diversión, alegría, energía incontrolable. Y eso tiene para derrochar LA FAMILIA MITCHELL VS. LAS MAQUINAS, película que pasó de las salas de cine a ser distribuida por Netflix (por la pandemia) pero que merecería haber sido exhibida en una una pantalla grande.

Es la historia de una familia disfuncional que toma las características de una película de acción y aventuras al estilo LOS INCREIBLES cuando a los integrantes de ese extravagante grupo humano no les queda otra que enfrentar a una raza de robots inteligentes dispuestos a dominar el mundo. Pero digamos que eso es bastante secundario. O bien que funciona como motor narrativo para hacer avanzar a los personajes. LA FAMILIA MITCHELL VS. LAS MAQUINAS –es una gran idea que la película haya retomado su original título más «clase B» en lugar de CONNECTED, que es el que tuvo durante un tiempo– es la historia de los Mitchell y las aventuras que pueden llegar a rearmar sus desajustados lazos familiares.

Katie (con la voz de Abbi Jacobson, de BROAD CITY, en la versión en inglés) es una adolescente que acaba de ser admitida en una universidad californiana para estudiar cine. Sus cortos subidos a YouTube son muy creativos e ingeniosos –la mayoría los protagoniza su curioso perro que parece cerdo, o viceversa, y tienen títulos como «Dog Cop»— y la chica está entusiasmada con irse a un lugar en el que la entiendan ya que siente que ni a sus compañeros de escuela ni a su familia les interesa lo que ella hace y quién es.

Si bien su madre Linda (Maya Rudolph) la apoya siempre, la mujer parece estar más pendiente de Instagram y de sus perfectos vecinos que de otra cosa. Su hermano, en tanto, es un pequeño tímido y obsesionado por los dinosaurios. Pero su verdadera «bestia negra» es su padre Rick (Danny McBride), un sujeto bastante particular, obsesionado con sus asuntos prácticos (es el único de la familia al que no le interesa la tecnología), que no solo no tiene paciencia con lo que su hija hace sino que vive transmitiéndole su sensación de que no tiene futuro en eso. Para Katie irse se vuelve una necesidad imperiosa.

Pero tras una pelea con ella, Rick no tiene mejor idea que «reparar daños» ofreciéndole a su hija llevarla hasta California en auto haciendo un viaje familiar que tomará, calcula, una semana. La chica no quiere saber nada ya que se pierde varios días con sus potenciales nuevos amigos, pero de a poco comienza a tomarle el gusto al viaje, que va reavivando la conexión familiar que parecía perdida. Lo que ninguno de ellos sabe es que, en paralelo, un genio de la inteligencia artificial que maneja la corporación tecnológica más grande del planeta (claramente inspirado en Apple y Steve Jobs) está por lanzar al mercado a la versión robótica de Pal, que es algo así como Siri convertida en un cyborg. Ni que esos cyborgs decidirán rebelarse de sus dueños e intentar conquistar el mundo. Algo que, obviamente, será responsabilidad de los Mitchell evitar.

Con ingeniosos recursos de animación que mezclan el digital con dibujos en 2D, con acuarelas y dibujos a mano, y mediante el uso creativo de actores en vivo y hasta de recursos propios de la tecnología telefónica cotidiana (emojis, filtros, stickers, etcétera), Rianda y su equipo tiran todas las ideas que tienen a la pantalla. Y la mayoría de ellas funciona muy bien. Si bien el film tiene un similar problema a otros productos de Lord y Miller –por momentos agotan por lo extensos e intensos que son, llevando al espectador a sentir que su cabeza está dentro de algún tipo de licuadora estroboscópica–, LA FAMILIA MITCHELL siempre tiene el humor absurdo a mano y, luego, la emoción de la reconexión familiar, como para darle humanidad a la voluminosa serie de acontecimientos.

Del humor absurdo de la primera parte a la emoción del final –y más allá de su giro hacia el relato de aventuras–, la película es fundamentalmente una comedia familiar de personajes que logran ser, a la vez, muy particulares y universales, creaciones (inspiradas en la familia del realizador) que brillan con energía propia. Sin duda el centro pasa por la relación padre e hija, pero Rianda logra evitar los clichés más obvios de esa mecánica gracias al permanente humor de su guión y su ingeniería audiovisual. Aún los golpes bajos más evidentes (como un emotivo discurso sobre la familia que da Katie a la tal «Pal», que tiene la voz de Olivia Colman) tienen remates muy graciosos y excelentemente construidos.

Es, también, una película que trabaja discretamente algunos temas ligados al abuso de la tecnología (tanto en lo personal como en lo corporativo) pero sin cargar demasiado las tintas al respecto. De hecho, Kate consigue llegar a la universidad gracias a ella y poder aprender a usarla ayudará a su padre en algún momento clave de la trama. Pero su tema de «rebelión de las máquinas» deja entrever una preocupación respecto de la falta de control a las corporaciones respecto al manejo de la tecnología. Sí, es una película de Sony que estrena Netflix, con todas las contradicciones que este tipo de combo produce. Es lo que hay…