Series: reseña de «Obi-Wan Kenobi – Episodios 1/3», de Deborah Chow y Joby Harold (Disney+)

Series: reseña de «Obi-Wan Kenobi – Episodios 1/3», de Deborah Chow y Joby Harold (Disney+)

Los tres primeros episodios de la serie protagonizada por Ewan McGregor transcurren diez años después de los eventos de la primera trilogía de la saga.

Los fanáticos de las franquicias de entretenimiento son, más que cualquier otra cosa, coleccionistas de juguetes. No lo digo de manera crítica ni burlona, sino como una forma de entender cómo es que funciona esta etapa de la cultura popular en la que las empresas se dedican a complacer los pedidos, deseos, necesidades y, a esta altura, exigencias de los fans. Después de algunos riesgos tomados en su última trilogía cinematográfica (riesgos que no fueron celebrados, sino más bien todo lo contrario, por esos mismos fans), el consorcio STAR WARS no está dispuesto a seguir apostando fuerte y ha preferido retomar esa zona segura que algunos llaman «legado»: productos que pueden ser precuelas o secuelas o spin-offs pero que en el fondo no son otra cosa que «reencuentros» con los juguetes queridos. Sacarles el polvo, volverlos a poner uno frente a otro, sable en mano y a otra cosa.

En THE MANDALORIAN y EL LIBRO DE BOBA FETT –con suerte en el primer caso y no tanto en el segundo–, la empresa pudo tomar ciertos riesgos porque eran personajes y situaciones bastante laterales al núcleo puro y duro de STAR WARS. Un error ahí podía subsanarse y hasta olvidarse –lo mismo pasó en las películas, hasta que SOLO fracasó y ahí estuvo a punto de hundirse el barco–, pero cuando entran a la cancha los titulares de la franquicia, cuando en menos de media hora aparecen Obi-Wan, Darth Vader, Luke y Leia, lo mejor que el equipo creativo podía hacer era ir a lo seguro. ¿Y qué es eso? Bueno, OBI-WAN KENOBI, un por momentos efectivo pero bastante pedestre ejercicio de fan-fiction.

Entretenida como es, con las lógicas sensaciones que genera volver a ver a varios de los personajes clave de la serie en una etapa en la que jamás los habíamos visto (al menos no en cine y series con humanos; no manejo el resto del canon animado y de cómics), la serie protagonizada por Ewan McGregor que transcurre diez años después del final del EPISODIO III da la sensación de ser ese juego de muñequitos que, en definitiva, es la fan fiction.

En muy poco tiempo un Obi-Wan que no quiere saber nada con volver a este asunto de «la fuerza» tendrá que hacerse cargo de rescatar a la pequeña Leia ((Vivien Lyra Blair, una actriz que parece estar actuando en una comedia con Macaulay Culkin de los ’90) de la mano de los esbirros del Imperio y enfrentarse nada menos que con su fallido experimento hoy conocido como Darth Vader y que supo ser el joven Anakin Skywalker. En tres episodios, con un ritmo más acelerado que lo previsto, la serie ya ha puesto a todos los «juguetes» a chocarse entre sí. Uno creía que ciertos encuentros y enfrentamientos demorarían semanas pero no, ya están acá, un reverso de 180 grados a lo que últimamente se hace en las series.

OBI-WAN KENOBI tiene la ligereza de la aventura, de las historias de escapes, fugas y simples complicaciones emocionales, del rescate en el límite de lo imposible. Y eso es lo que la saga creada por George Lucas suele hacer muy bien. Lo que le falta a la serie, digámoslo simplemente, es la grandeza de las películas. Hasta ahora a los personajes fuertes de STAR WARS los habíamos visto –salvo algunas mínimas excepciones– en el cine. Y acá se los siente más pequeños que la vida, sin la importancia y el peso que la pantalla grande les da. El poco uso, hasta ahora al menos, de la música original de John Williams, también le quita esa densidad.

Están los personajes, están las situaciones, está el universo, pero no estoy del todo seguro que haya aparecido STAR WARS en su verdadera dimensión. No porque las películas hayan sido obras maestras pero todas ellas tenían un peso, una gravedad (excesiva a veces, pero era parte de la marca) y una potencia que esta serie por ahora no tiene. Cuando en el tercer episodio se produce un enfrentamiento clave y esperado –como vieron, cero spoilers por aquí– se lo siente menor, sin la trascendencia que uno supone que debería tener.

Y tengo la impresión que la dirección de Deborah Chow (realizadora de todos los episodios) no logra estar a la altura del peso que la saga tiene en la mente de los espectadores. A todo se lo siente un poco laxo, mal armado (hay una escena de acción breve en el episodio 3 y una muy pobre persecución, que involucra al bajista Flea, en el primero, cuyas facturas no serían aprobadas en una escuela de cine,), sin el peso físico que debería tener el reencuentro con estos personajes. Dicho de otro modo: los materiales están ahí, la historia también pero lo que no ha aparecido hasta ahora es la épica, la sensación de estar viendo algo a la altura de personajes con los que convivimos hace casi medio siglo. ¿Aparecerá?