Series: crítica de «Merlina», de Alfred Gough y Miles Millar (Netflix)

Series: crítica de «Merlina», de Alfred Gough y Miles Millar (Netflix)

Esta serie producida y con sus primeros cuatro episodios dirigidos por Tim Burton se centra en las desventuras escolares y detectivescas de la hija adolescente de «Los Locos Addams». Estreno: 23 de noviembre.

Una idea que podría ser simpática para una película –con suerte, con alguna secuela– se vuelve un problema al presentarse en un formato serial de ocho episodios. La idea que rige a MERLINA, serie producida por Tim Burton, quien dirige los cuatro primeros capítulos, no es mala y da para imaginar un simpático y oscuro film centrado en la hija adolescente de los Locos Addams yendo a una escuela secundaria llena de freaks más o menos como ella. De hecho, hasta la misma trama que se desarrolla a partir de esa presentación podría funcionar (claramente reducida en extensión) en dos horas y convertirse en un pasable entretenimiento. Pero el negocio hoy pasa por las series. Y este spin off del «universo Addams» se extiende y extiende hasta que uno termina pidiendo la hora por el agotamiento.

Es una pena, también, porque durante los tres primeros episodios uno tenía la sensación que había algo ahí. A Burton se lo notaba cómodo con el guión de Alfred Gough y Miles Millar, los creadores de SMALLVILLE, que le permitía jugar con tópicos ya conocidos en su obra pero de una manera no tan elaborada ni excesivamente autoconciente como lo viene haciendo últimamente, apoyado además en un guión lleno de salidas graciosas. Uno podía ver a Burton conectándose a esta historia de una manera cercana a la de su inicial BEETLEJUICE: más humor negro y menos excesos de efectos especiales. Pero, de vuelta, sostener el ritmo y la atención a lo largo de ocho horas de trama armada como un compilado de sobrantes de la saga HARRY POTTER resulta excesivo para cualquiera. Hasta para el propio Tim.

El universo que se crea aquí, de entrada al menos, funciona bien. Merlina (Wednesday en el original, Miércoles en España, la muy buena actriz Jenna Ortega en todos los casos) es expulsada de otro colegio «normie» tras un incidente con un alumno y finalmente termina en la Nevermore Academy (Academia Nunca Más), un colegio de chicos extravagantes como ella, una escuela a mitad de camino entre Hogwarts, la Academia de los X-MEN y un high-school estadounidense donde todo el año es Halloween. Están los distintos grupos ya armados (sirenas, licántropos, vampiros, etcétera), pero Merlina es tan áspera que no se relaciona –ni quiere relacionarse– con ninguno de ellos.

La serie bien podría ser un retrato de su complicada integración escolar. Y si bien por momentos lo es –la relación cortante que tiene con su roommate Enid (Emma Myers) va por ahí– tarde o temprano los creadores necesitarán de una gran trama, una conspiración, un crimen, un asunto tortuoso que resolver. En este caso: un monstruo que circula por fuera de la escuela y que está matando a distintos alumnos. Tomando en cuenta el tipo de personajes que hay en la Academia, bien podría ser cualquiera de ellos. O ninguno. Y a lo largo de los ocho episodios, entre posibles romances y diversiones escolares que Merlina rechaza bruscamente, la chica (y la serie) se dedicará a tratar de resolver el caso.

La buena actuación de Ortega (en el rol que hizo famoso Christina Ricci, quien aparece acá como una docente de la escuela) y sus permanentemente ácidos comentarios sostienen la gracia un rato, y lo mismo sucede con las apariciones de su padre Homero (Luis Guzmán), su madre Morticia (Catherine Zeta-Jones) y el mítico Dedos, quien la acompaña en la escuela y está ahí para ayudarla en su rol de detective y psíquica, ya que la chica tiene ahora «visiones» que le permiten, supuestamente, acceder a algunos secretos del pasado.

El enorme reparto que la acompaña en sus desventuras incluye a la directora del establecimiento (Gwendoline Christie, de JUEGO DE TRONOS), algunos chicos interesados en Merlina, (Xavier y Tyler, interpretados por Percy Hynes White y Hunter Doohan, respectivamente), la psicóloga que le ponen (Riki Lindhome, de GARFUNKEL & OATES), algunos peculiares compañeros de escuela, un sheriff que desconfía de todos los que van ahí (Jamie McShane) y la aparición breve de otro clásico miembro de la familia: el Tío Lucas (Fred Armisen).

Pero la trama ligada a ese monstruo que acecha y mata a todos se vuelve interminable, con Merlina transformada en una bastante violenta y poco convencional detective, hasta llegar a un final llamativamente oscuro que aparece algo así como cuatro horas después de lo que debería. En lo central, la serie (bah, la temporada) tiene como eje el proceso de integración de la chica a la escuela. O, más bien, a la idea que necesita de los otros para poder sobrevivir. El problema es que para llegar a esa previsible pero aún así simpática «revelación», la serie toma el camino más retorcido e interminable de todos los conocidos, al punto de echar a perder lo logrado en sus primeros episodios. MERLINA no es otra cosa que una potencial buena película estirada al punto de terminar convertida en una mediocre serie para adolescentes como hay tantas en la plataforma.