Estrenos online: crítica de «Ruido mental» («Noise»), de Steffen Geypens (Netflix)

El punto de partida de RUIDO MENTAL da para imaginar una medianamente efectiva película de terror sobre los problemas de una pareja joven, muy pendiente de las redes sociales, que se va a vivir con un bebé a la casa campestre de la familia de él. La escena inicial, que muestra lo que parece ser el suicidio de una mujer metiéndose en el agua en algún momento que imaginamos es el pasado, adelanta esa posibilidad. ¿Será que estos dos jóvenes influencers no tuvieron mejor idea que irse a vivir a un lugar en el que existe algún tipo de extraño conjuro o pasado oscuro?

Sí y no. Este drama belga con toques de relato de suspenso/terror tira puntas para varios posibles desarrollos de ese tipo pero no aprovecha prácticamente ninguna. Matthias (Ward Kerremans) tiene cientos de miles de seguidores en Instagram y filma el arribo de su familia a esta bella casona y lo transmite en vivo. Pero el video, como sucederá más de una vez, será interrumpido por el llanto del bebé que nada sabe de redes sociales ni de followers. En paralelo su esposa Liv (Sallie Harmsen), que tiene una empresa de catering compuesta en apariencia por ella sola, trata sin suerte en el pueblo cercano de conseguir canjes o proveedores. Por motivos que no son claros al principio, todos la miran con cara de pocos amigos.

El otro personaje de esta historia es Pol (Johan Leysen), el padre de Matthias, un hombre que está sufriendo algún tipo de enfermedad tipo demencia y que va a parar a un geriátrico. Es a partir de eso que la parejita se muda a la casa en la que vivirán. Pero una vez allí las cosas se complican, especialmente para Matthias. El llanto del bebé se le vuelve agobiante y pronto casi todos los ruidos cercanos empiezan a generarle tensión y ansiedad. En paralelo, el tipo descubre la existencia de una fábrica abandonada que puede o no tener que ver con la historia familiar y con el hecho de que a todos los miren mal en el pueblo cercano. Y el tipo, tan influencer, no tendrá mejor idea que transmitir en vivo su investigación y descubrimientos.

Dicho así hay material para un buen thriller con elementos de terror que, de algún modo, ironice sobre las vidas de parejas jóvenes que creen que ir a vivir al campo es una gran idea y que hacer eso queda muy bien, especialmente a la hora de mostrar sus avances en las redes. Pero eso queda un poco en el camino, lo mismo que los ruidos que tienen cierto peso en la historia pero luego no tanto. La historia familiar terminará siendo central, lo que vuelve a toda la idea de RUIDO MENTAL bastante más convencional y prototípica.

Este no es, de todos modos, el problema principal sino que es un relato confuso, que no tiene muy claro si presentarse desde el drama, el suspenso o el terror sin lograr crear ninguna de las tres cosas. Hay una serie de ideas dispersas que pueden ser útiles, si se quiere, para una posible remake un tanto más coherente que esta pero que aquí no van hacia ningún lado. Hay un cuidadoso trabajo audiovisual que logra insertar al espectador en un clima misterioso, pero de a poco la curiosidad va desapareciendo. Y por más que uno pueda entender la ambigüedad que la vida silenciosa en el campo le genera a una pareja habituada a la urgencia de las ciudades, de a poco la película deja de interesar. La conexión con los protagonistas está. El problema es que la película no hace casi nada con eso.