Series: crítica de «Arnold», de Lesley Chilcott (Netflix)

Series: crítica de «Arnold», de Lesley Chilcott (Netflix)

por - cine, Críticas, Estrenos, Online, Streaming
10 Jun, 2023 08:21 | comentarios

Esta serie documental de tres episodios se ocupa de la vida y la carrera de Arnold Schwarzenegger centrándose, respectivamente, en sus etapas como fisicoculturista, actor y político. En Netflix.

Arnold Schwarzenegger es un personaje de esos que permiten usar la frase «la realidad supera a la ficción». Viendo las tres partes de este documental sobre su vida –producido por él mismo, con todas las limitaciones que eso tiene–, a uno le cuesta creer que ese chico de un pueblito austríaco que creció en la posguerra se haya convertido, bueno, en lo que todos sabemos que se convirtió. Es una historia que hemos normalizado porque los de mi generación convivimos con su figura hace cuatro décadas (mi fascinación por el cine coincide bastante con el éxito de TERMINATOR, la original), pero si uno la mira con cierta distancia, bordea lo insólito.

Además de su historia, lo que es raro también, especialmente hoy, es la existencia de un documental de este tipo. Los últimos años han visto un enorme crecimiento de cierto revisionismo histórico respecto a determinadas actitudes, si se quiere, machistas o triunfalistas (especialmente de Hollywood), redundando en muchísimas producciones audiovisuales narradas por víctimas de diferentes tipos: sexuales, migratorias, minorías, étnicas, políticas, etcétera. ARNOLD está prácticamente fuera de ese discurso. Si bien aquí y allá el hombre reconoce ciertos «excesos» en distintos momentos de su vida (cosas que ya se saben hace años) y habla de su cambio y su «crecimiento», su documental es una celebración de su espíritu emprendedor, de alguien que supo visualizarse triunfador y se dedicó obsesivamente a cumplir con ese sueño. Y lo logró.

Mientras fuma cigarros en su jacuzzi en medio de la nieve, acaricia a sus animales, hojea un libro con fotos sobre su vida, Schwarzenegger cuenta sus experiencias desde su infancia –bucólica desde las imágenes pero algo más áspera desde las situaciones que vivió– hasta la actualidad, dedicando un episodio a cada uno de los tres grandes ejes de su carrera: el fisicoculturismo, la actuación y la política. Llama la atención –acaso sea lo más sorprendente de todo– el tiempo, los recuerdos y la dedicación que Arnold le pone a hablar de los años ’60 y ’70, en los que se fue construyendo a sí mismo como un competitivo triunfador serial de concursos de fisicoculturismo. No fue, para él, una etapa y nada más. Fue su primer gran objetivo.

Una vez cumplido eso, el documental apretará toda su carrera cinematográfica –que se extiende por más de 25 años si se la cierra al pasar a la política, cosa que en la práctica no sucedió del todo– en su segundo episodio. Allí se verán sus inicios un tanto patéticos y rápidamente pasará a las experiencias fundacionales de su carrera: STAY HUNGRY, de Bob Rafelson; CONAN EL BARBARO, de John Milius (personaje sobre el que se podría hacer un documental también) y, especialmente, James Cameron, con el que filmaría las TERMINATOR y MENTIRAS VERDADERAS, aparte de ser un amigo de por vida. Con esos ejes más algunas comedias, otros éxitos, su rivalidad con Sylvester Stallone y algún fracaso, su paso por el cine se dará por cumplido.

Más novedoso –para los que no seguimos en detalle su carrera política– serán sus ocho años como gobernador de California, lo que hizo en esa posición, los problemas que tuvo, sus cambios ideológicos y cómo todo eso se vio influenciado y reflejado en su matrimonio con Maria Shriver, una de las herederas del clan Kennedy (familia fundamental del Partido Demócrata; Arnold es un bastante centrista republicano, de esos que ya casi no quedan), de la que terminaría separándose al final de esos años, tras algunos otros escándalos y revelaciones sobre su vida privada.

Schwarzenegger es, se sabe, una persona que confía mucho en sí misma, muy segura de sus convicciones y de su energía para llevar las cosas adelantes, energía que por momentos bordea lo obsesivo. Con su particular filosofía de vida (un poco old school, por más «actualizado» que se presente en ciertos aspectos), Arnold se muestra como una persona abierta que supo cambiar, entender, modificar su carrera en función de sus necesidades e ideas. Y los entrevistados –Cameron, Stallone, Jamie Lee Curtis, Linda Hamilton, Danny De Vito, el fallecido Ivan Reitman y otros– no hacen más que confirmar que lo que se ve es lo que hay.

Pero, más que nada, Schwarzenegger se presenta aquí como un tipo que no puede ni sabe ni quiere parar. Alguien a quien se le ha inculcado, de niño, que hay que ser útil en la vida y que no hay tiempo para andar quejándose ni lamentándose por nada. Hoy es casi una anomalía mostrarse así, como un triunfador con algunos mínimos arrepentimientos. En el fondo, con un ojo medio guiñado y una sonrisa un tanto irónica, Schwarzenegger se celebra a sí mismo. Es su documental, son sus cigarros y es su jacuzzi. A esta altura está en su derecho de hacer lo quiera. Toda la serie parece decir que, si a los demás algo de todo esto le parece «problemático», asunto de ellos…