Estrenos online: crítica de «Equipaje de mano» («Carry-On»), de Jaume Collet-Serra (Netflix)
Este thriller se centra en un guardia de seguridad de un aeropuerto que es forzado a dejar pasar una sospechosa maleta a un vuelo que está por despegar. Con Taron Egerton, Dean Norris y Jason Bateman. Estreno: 13 de diciembre en Netflix.
Soy el público ideal para una película como CARRY-ON. Si hay algo que me tensa y me enerva son los trámites de aeropuerto, especialmente el control de equipajes. No me enojo ni me pongo agresivo con nadie, pero las largas colas, el tener que dejar diez objetos por separado en una cinta y luego tener que recogerlos sin olvidarse de ninguno mientras cinco personas empujan apuradas para avanzar, es un momento de gran nerviosismo para mí. Uno muchas veces suele estar, además, apurado entre conexiones, lo cual agrega un toque de ansiedad y fastidio ante la situación. Eso, como se sabe, incluye además otras colas (check-in, migraciones y la de ingreso al avión) e imprevistos que hacen que volar sea siempre un tanto enervante. Lo he hecho cientos de veces y no consigo atravesarlo con calma ni mucho menos relajado. Hay gente que lo pasa con total tranquilidad, pero me ponen nervioso ellos también.
EQUIPAJE DE MANO transcurre, al menos inicialmente, en esa zona de un aeropuerto y se centra en las experiencias de un empleado de la TSA –sigla de Transport Security Administration, la agencia que se ocupa de esos roles en los aeropuertos de los Estados Unidos– que tiene que lidiar con un carry-on un tanto más complicado que los demás. Ethan Kopek (Taron Egerton, el Elton John de ROCKETMAN), de hecho, está tan bajo en el escalafón de agentes que ni siquiera le corresponde ser de los que revisan los sensores de los equipajes cuando atraviesan las máquinas. Pero una circunstancia fortuita lo deposita por primera vez en uno de estos aparatos, por lo que quiere que todo salga sin contratiempos ni accidentes. Su jefe, Sarkowsky (Dean Norris, de BREAKING BAD), lo está controlando fijamente.
Previsiblemente, muchas cosas pasan. Una pasajera le avisa que alguien se olvidó un auricular, un mensaje en el celular le dice que se lo ponga al oído y, cuando el bueno de Ethan se da cuenta, el tipo está atrapado en una trama cinematográfica ligada, en apariencia al menos, al terrorismo internacional. Vemos de entrada el modus operandi de esta gente: mientras uno le habla por auricular y le dice que tiene que «mirar para otro lado» cuando alguien pase con una maleta, el otro está armado manteniendo amenazado a un ser querido. En este caso, a Nora (Sofia Carson), que también trabaja en el aeropuerto, pero no se ha enterado de lo que está pasando.
Ethan intentará de distintas maneras burlar al hombre que lo tiene amenazado, pero una y otra vez notará que siempre lo descubren. Así, de a poco, las cosas se van complicando más y más mientras estas personas misteriosas (interpretadas por Jason Bateman, Theo Rossi y Gil Pérez Abraham) cumplen distintos roles dentro de un operativo muy sofisticado que puede llegar a ser muy peligroso, uno en el que Ethan tiene que jugar su juego y a la vez encontrar la manera de detenerlo. Para eso se irán involucrando, siguiendo otras pistas, la policía de Los Angeles (con Danielle Deadwyler y Josh Brener a la cabeza), volviendo todo aún más intenso, inquietante y siniestro.
La trama de la película dirigida por el prolífico realizador español (director de cuatro películas con Liam Neeson como DESCONOCIDO, NON-STOP y EL PASAJERO, entre las once que ha filmado en 20 años) es absoluta y completamente ridícula, pero quizás por eso mismo es bastante entretenida. Si bien el film se toma bastante en serio a sí mismo, casi todo lo que sucede aquí tiene un nivel de improbabilidad y de absurdo que hace parecer a la saga de DURO DE MATAR –una película que funciona como clara referencia, especialmente su segunda parte– como un documental. Pero el guión y la puesta en escena apuestan cada vez a más y más, por lo que no queda otra que entregarse. La película te vence a fuerza del exceso.
Hay persecuciones automovilísticas propias de videojuegos que parecen hechas en animación o con inteligencia artificial, tiroteos y corridas en medio de los interiores del aeropuerto imposibles de sostener, un par de situaciones de carreras contra el tiempo para desarmar explosivos y una cantidad de coincidencias e improbabilidades que superan toda credibilidad. Es el tipo de película que hay que ver dejando de lado la parte del cerebro que hace conexiones lógicas y solo así logra ser disfrutable. El final, curiosamente, es mucho menos impactante que el resto del film, como si se les hubiera acabado el presupuesto y decidieran terminarla sin mucho escándalo.
Si bien Bateman prueba otra vez que le salen muy bien estos personajes oscuros y desagradables (ver sino OZARK), a Egerton le cuesta más su rol de un tipo esencialmente bueno e inocente que no hace otra cosa que poner caras de sorpresa cada vez que le dicen algo potencialmente peligroso por auriculares. Asumo que cuando la película se estrene, si es que tiene repercusión, se harán memes varios con los gestos que hace el usualmente buen actor galés de la saga KINGSMAN al que le tocó lidiar con un rol imposible que consiste en tener que estar pendiente de una voz en un auricular.
En plan «relajate y goza», la muy navideña CARRY-ON puede ser una película relativamente entretenida aún en su completa implausibilidad y casi total falta de sentido. Y eso es un logro del habitualmente eficiente Collet-Serra, director catalán que sabe sacar algunos buenos momentos aún de los guiones más «fondo de olla» del cajón de las sobras de Hollywood. Si ustedes, como yo, la pasan mal haciendo filas en los aeropuertos, acá al menos se divertirán viendo que hay gente que la pasa peor. Mucho peor.
Malísima la parte del accidente se re nota que es una animación. Este tipo de animaciones desmerecen las películas y es un falta de respeto al espectador..mse re nota!!
Ridicula, .. con muchas escenas que no cuadran, … quizo ser una película creíble, .. se quedó en el intento
Un bodrio, el compendio de la estupidez, indigna lo idiotas que son los personajes, estupidas las situaciones.