Estrenos online: crítica de «Echo Valley», de Michael Pearce (Apple TV+)

Estrenos online: crítica de «Echo Valley», de Michael Pearce (Apple TV+)

Cuando su hija adicta a las drogas aparece en su casa cargando un cadáver, su madre trata de encontrar la manera de ayudarla. Con Julianne Moore, Sydney Sweeney y Domhall Gleeson. Desde el 13 de junio por Apple TV+

El sentido común asegura que una madre haría cualquier cosa por sus hijos. ¿Qué pasaría, entonces, si un día viene tu hija adulta y te pide que entierres el cadáver de un hombre de cuya muerte es responsable? ¿La frase sigue teniendo valor? En el caso de ECHO VALLEY, eso parece ser así. O, al menos, hasta cierto punto, ya que este thriller dirigido por Michael Pearce y protagonizado por Julianne Moore y Sydney Sweeney se pregunta acerca de los límites posibles de esa devoción.

Kate (Moore) es una mujer dueña de un rancho con caballos en el que vive sola. Se la ve deprimida y poco afecta a salir de la cama. Pronto nos enteraremos que está de luto, que su esposa Patty ha muerto meses atrás en un accidente y no lo está pudiendo superar. El resto de las cosas no ayudan a mejorar su situación: el techo de un cobertizo que tiene necesita reparación y no tiene el dinero necesario ya que, por su depresión, dejó de dar clases de equitación. Y debe pedírselo a su ex marido (Kyle MacLachlan, desaprovechado), que encima la humilla y critica por su falta de ingresos e inacción.

Sin embargo hay un problema mayor que comprende a ambos pero ocupa esencialmente a Kate, ya que su ex «tiró la toalla» al respecto. Y ese problema es Claire (Sweeney), la hija de ambos, una adicta que desaparece durante meses y se desconoce su paradero solo para volver cada tanto, aprovecharse del cariño irrestricto de su madre, sacarle dinero y volverse a ir. Y eso hace apenas la vemos, acompañada por un novio de aspecto abandonado y perseguida por un mafioso (un intenso Domhnall Gleeson que anticipa el carácter de thriller del asunto) que le reclama dinero por unas drogas que la chica tiró por error. Claire llega al rancho de mamá, pone cara de «pollito mojado» –haciéndose la hija dulce, inocente y arrepentida–, le pide plata otra vez y, como Kate ya no tiene para darle, la chica la agrede y se va.

Y esa mecánica podría seguir toda la vida, pero a la siguiente visita Kate se aparece con un literal paquete de regalo. Esto es: un cadaver envuelto de pies a cabeza y le pide que la ayude a resolver el problema. Es su novio, le asegura, y su muerte fue un accidente. Es así que está «madre coraje», esta Mildred Pierce de la Pennsylvania rural, se ocupa del asunto como una profesional, o bien una señora que vio cientos de policiales en HBO. Pero la trama prueba ser un tanto más complicada de lo que le contaron y eso es algo que un espectador se dará cuenta rápidamente. Lo que no sabe es qué secretos hay detrás de ese cadáver y qué hará Kate para resolver el entuerto en el que se metió por proteger a su no tan inocente niña.

Un drama familiar que gira al policial y luego se acerca más a un relato de suspenso, ECHO VALLEY funciona muy bien durante su primera hora, centrada en la vida de Kate, en su depresión, su amistad con la vecina y amiga Leslie (Fiona Shaw), sus penurias económicos y sus problemas emocionales (no policiales) con su hija. Su conflicto interno es entendible: la chica es un evidente desastre, pero la madre no se permite dejarla sola, librada a un universo en el que la ve como víctima de novios potencialmente violentos y traficantes de drogas que la amenazan en su cara. Y hará por ella lo que, en el fondo, sabe que no debería hacer. Es su hija, después de todo…

La trama estrictamente policial del asunto tiene dos partes. La primera, a partir de la aparición del cuerpo, funciona dentro de los límites de suspensión de incredulidad de este tipo de propuestas en las que esconder un cadáver, tratar de que no sea descubierto e investigar su procedencia son los pasos más o menos comunes a seguir, con sus inquietantes revelaciones. Luego, a partir de ciertos giros, ECHO VALLEY echa bastante por tierra con esos límites y se convierte en otra cosa: un thriller donde el suspenso y la tensión se construyen sobre bases muy poco firmes. Dicho de otro modo: de ahí en adelante las cosas pasan solo porque están escritas en un guión y ya.

Aún así la película no desaprovecha del todo lo logrado. Moore es una actriz ideal para poner en escena algún tipo de angustia y contenido sufrimiento, y es gracias a ella que la película funciona mejor de lo que debería. El de Sweeney es un rol importante en la trama, pero la actriz está físicamente poco presente en el relato. Tienen ambas, sí, una gran y violenta escena en común que seguramente será la más recordada de todas. Y el clima entre encantador y ominoso de los escenarios rurales –con su lago, sus bañistas, sus caminos de tierra y sus altos árboles– aportan para darle aún más credibilidad a algo que en realidad no debería tenerla.

Escrita por Brad Ingelsby –el autor de MARE OF EASTTOWN— y dirigida por el realizador de la muy curiosa ENCOUNTER, ECHO VALLEY es la clásica propuesta que hoy en día sería estirada a una serie de ocho episodios, con dos o tres giros falsos más en el medio para demorar su resolución. Es más, en función de ciertas vueltas de la trama, hasta uno podría imaginar una serie de algunas temporadas con un personaje como el de Kate que, a su modo, hace acá su BREAKING BAD personal. Por suerte, Pearce prefiere mantener todo el asunto en los lógicos límites de 105 minutos. Y eso, en este contexto, se agradece.