Series: reseña de «Rain Dogs – Episodios 1/3», de Cash Carraway (HBO Max)

Series: reseña de «Rain Dogs – Episodios 1/3», de Cash Carraway (HBO Max)

Una mujer, su hija y un amigo intentan sobrevivir a dificultades personales y económicas en medio de la Londres contemporánea en esta comedia dramática que se emite por HBO Max.

El cielo, entre nublado y lluvioso. Los edificios masivos (aquí conocidos como «monoblocks» o projects en los Estados Unidos) no particularmente glamorosos de los barrios más humildes de las ciudades. Los personajes, con aspecto de gente común, trabajadora, a la que con suerte le alcanza el dinero para llegar a fin de mes. Si a eso le sumamos algún grado, presente o pasado, de alcoholismo y difíciles relaciones familiares, sin duda estamos ante algún nuevo drama social británico. RAIN DOGS es eso y no lo es. En algún punto se la puede pensar como una comedia, pero es claro que se trata de una decisión de tono y puesta en escena. Poco y nada acá hace pensar que lo que vemos es risueño. Está, simplemente, en la manera de contarlo.

Creada por Cash Carraway, esta serie del usualmente buen combo que surge de las coproducciones entre HBO y la BBC, es inglesa por donde se la mire. De hecho, por algunas caracterizaciones y situaciones, bien podría haberse hecho en los años ’80 o ’90, ya que mucho en ella remite a cierto realismo al que parte del cine británico regresó en aquella época, por ejemplo en las películas de Stephen Frears basadas en novelas de Hanif Kureishi como MI BELLA LAVANDERIA o SAMMY & ROSIE VAN A LA CAMA, por citar solo algunos éxitos de la época, a los que podemos sumar al Mike Leigh de entonces. Si a eso se le suman personajes femeninos en los roles protagónicos que no intentan todo el tiempo caernos simpáticos, sin dudas no estamos en California.

Daisy May Cooper encarna a Costello, una mujer que vive en uno de estos departamentos y es echada de él por no pagar el alquiler. Ella tiene una pequeña hija llamada Iris (Fleur Tashjian), un trabajo que no deja mucho dinero (en un peep-show) y sueños un tanto frustrados de convertirse en escritora. Y de un día para el otro tiene que recorrer las calles buscando un lugar donde depositar sus huesos –y los de la niña– al menos por un tiempo. El problema es que nadie parece poder ayudarla y los que lo hacen tienen claras segundas intenciones. La situación es desesperante por más que RAIN DOGS la tome un poco en broma.

En paralelo conoceremos a Selby (Jack Farthing), un amigo gay, con dinero y excéntrico de Costello, quien acaba de salir de la cárcel. Con un look, actitud y postura que hacen recordar al Richard E. Grant o al Daniel Day-Lewis de (muchas) décadas atrás, Selby es hijo de una mujer con mucho dinero pero a la vez un tipo que vive al borde: jugador, alcohólico, metiéndose en problemas todo el tiempo. Es el gran amigo de Costello –y adora a su hija– pero acercarse a él es un riesgo tal que en su celular ella lo tiene bajo el nombre «no atender». Pero, se ve venir, no le quedará otra que retomar el contacto.

Y así empezarán las desventuras de Costello, Selby e Iris en una ciudad llena de personajes raros, caídos en desgracia, pervertidos, tramposos y egoístas. Más allá de algunas excepciones (un pintor enfermo y bastante perverso parece ser el que más ayuda a Costello), la mujer se cruza con periodistas que la engañan, citas de Tinder problemáticas, compañeras de la escuela de Iris que la avergüenzan y así. Su mejor amiga, Gloria (Ronkẹ Adékoluẹjo), si bien tiene trabajo en la funeraria familiar, vive en un estado aún más caótico que ella quien, al menos, está sobria hace mucho tiempo.

RAIN DOGS es una serie intrigante, áspera, en cierto sentido bastante punk, acerca de los problemas de una mujer de clase baja cuyos sueños literarios se ven complicados por la cruda realidad cotidiana de sobrevivir, pagar un piso, la comida y de vez en cuando divertirse un poco. Selby puede ayudarla –dinero no le falta… a su madre– pero es, literalmente, el caos personificado. Nunca se sabe para donde puede disparar y cada cosa que toca la transforma en un problema. Con Gloria pasa algo parecido, con la única diferencia que ella intenta, a su manera, cambiar. Selby parece entregado a esta vida de dandy decadente y parece querer llevarla hasta las últimas consecuencias.

No es una serie –al menos tras estos primeros tres episodios– para espectadores que buscan personajes amables, carismáticos y aspiracionales. Más bien todo lo contrario. Ante cualquier situación, los protagonistas parecen siempre tomar la peor decisión posible, metiéndose en más y más problemas. De todos ellos, Costello es la que más parece darse cuenta que las cosas así no pueden seguir mucho tiempo más. Su hija, en cierto modo, es la persona que funciona como su límite, su barrera. También para Selby, aunque en su caso las contradicciones son más grandes.

No es gente necesariamente simpática ni amable –y en muchos momentos se hacen odiar–, pero uno sabe que a su modo intentan encontrar un lugar físico y emocional que les permita salir del ciclo de errores, problemas y, en el caso de Costello, condicionamientos socioeconómicos que limitan sus posibilidades de entrar «en el sistema». Como dice la canción de Tom Waits que da título a la serie, son personajes que viven «dentro de un reloj roto y salpicando el vino, con todos los perros de la lluvia».


Aquí una playlist de las canciones de los tres primeros episodios: