Estrenos: crítica de «Septiembre 5» («September 5»), de Tim Fehlbaum

Estrenos: crítica de «Septiembre 5» («September 5»), de Tim Fehlbaum

por - cine, Críticas, Estrenos
31 Ene, 2025 07:18 | Sin comentarios

Este tenso film de suspenso sigue la cobertura televisiva que hace un canal estadounidense del ataque terrorista que tuvo lugar en los Juegos Olímpicos de Munich 1972. Con Peter Sarsgaard, John Magaro y Ben Chaplin.

Hay un cierto malentendido respecto a SEPTIEMBRE 5. Lógico y comprensible, pero malentendido al fin. Es que, en lo esencial, no es esta una película sobre la llamada «Masacre de Munich», el secuestro de parte de un grupo de militantes palestinos de una decena de atletas israelíes durante los Juegos Olímpicos que se hicieron en esa ciudad alemana en 1972. De hecho, da la sensación que podría haber sido cualquier otro evento trágico capturado en vivo, y no cambiaría demasiado. Lo que pasó o no pasó allí, lo que se hizo mal, lo que se debió haber hecho distinto y las consecuencias políticas del asunto no son la parte central de la trama del film del realizador suizo de TIDES. La película, en realidad, trata de otra cosa.

Utilizando la confusa información acerca de lo que va pasando ese día en tiempo presente, la película reconstruye en realidad el trabajo de los periodistas deportivos de la cadena ABC que estaban cubriendo los Juegos Olímpicos y que se toparon esa madrugada con disparos y la posterior confirmación de que había una toma de rehenes en marcha. Lo central pasa menos por el contexto político o los detalles de cada paso del hecho en sí y más por cómo esa serie de contradictorias informaciones se reciben, se analizan, se debaten y se ponen, o no, al aire. SEPTIEMBRE 5 es una película sobre la responsabilidad informativa apta para una época en la que esas palabras parecen haber dejado de tener sentido.

Vale una aclaración a modo de contexto. Es una larga tradición en los Estados Unidos que los canales de aire de la TV que tienen sus derechos se ocupan de los Juegos Olímpicos con especial dedicación y a lo largo de todo el día, cubriendo muchos eventos de una manera que en otros países recién se empezó a hacer con la aparición de la TV por cable y, más aún, gracias a internet. Es por eso que ABC Sports tiene un enorme equipo de gente y de cámaras allí, en lo que parece un operativo gigantesco. Lo que ninguno de ellos imagina es que el eje de esa cobertura iba a cambiar radicalmente esa madrugada.

El equipo lo lidera Roone Arledge (Peter Saarsgard), el presidente de ABC Sports, pero lo comandan esencialmente dos personas: un productor de noticias llamado Geoffrey Mason (John Magaro) y el jefe de operaciones de ABC Sports, Marvin Bader (Ben Chaplin). Son ellos tres, con la fundamental colaboración de Marianne Gebhardt (Leonie Benesch, en un papel ficcional que representa a las varias personas alemanas que ayudaron como traductoras e intermediarias), los encargados de recibir la información, ordenarla, entenderla y, sobre todo, transmitirla en vivo a millones de personas que los tienen como casi únicos ojos en el lugar ya que, al estar cubriendo los juegos, llegaron antes y con más recursos que cualquier otro canal estadounidense.

A ellos se les suma el periodista Jim McKay, la cara visible de la emisión (solo se ve al real, en material documental) y el que ponía la angustiante información al aire. Y Peter Jennings (Benjamin Walker), el único especializado en temas políticos, que estaba cubriendo los juegos también. Salvo él, los demás no eran expertos en política, pero transmitir eventos deportivos en vivo les daba un gran entrenamiento para sacar adelante esa inesperada tarea. La historia que se cuenta aquí transcurre casi en su totalidad en las distintas oficinas del estudio de ABC Sports en Munich, ubicado a pocos metros de la Villa Olímpica donde la toma de rehenes tiene lugar. Y casi todo pasa por las decisiones que se toman a lo largo de esas horas, especialmente las ligadas a cómo manejar la información que se obtiene.

Es importante tomar en cuenta que la tecnología de la época era limitada en cuanto a los tiempos de revelado del material, el horario de uso del satélite, la dificultad para comunicarse con los reporteros ubicados en el terreno y otros detalles que modifican mucho lo que se podía hacer entonces con lo que se puede ahora. Y eso –que puede ser confuso en relación al ritmo del relato, que parece ser casi en tiempo real pero en realidad tomó un día entero– les va permitiendo tener algunos momentos en los que se producen varios choques internos respecto a qué se debe mostrar, qué no, la necesidad de confirmación de una noticia y otros debates éticos que siguen resonando ahora igual o más que antes, pese a que poquísima gente parezca prestarles atención.

Como película acerca del trabajo periodístico ante una situación de crisis, SEPTEMBER 5 es muy buena, dándole ritmo de thriller a todo lo que pasa en esa redacción. En ese sentido, el film de Fehlbaum conecta con el tipo de cine que se hacía en la época en la que se centra la historia, títulos como NETWORK: PODER QUE MATA, TODOS LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE o tantos otros dramas realistas con nervio de película de suspenso que caracterizaron al cine estadounidense en la primera mitad de los años ’70. Se pueden discutir algunas decisiones (la compresión de tiempo, como decía antes, es algo tramposa), pero las discusiones, corridas, peleas y salidas ingeniosas para resolver problemas le dan a la película una constante urgencia. Son poco más de 90 minutos y pasan volando.

La película no intenta meterse en el tema Medio Oriente ni en lo específico del conflicto entre Israel y Palestina. Lo más parecido a un análisis político pasa por cómo Alemania lidia con el fracaso que la toma de rehenes representa para un país que quería dar una imagen nueva y moderna ante el mundo en esos Juegos Olímpicos. Que eso suceda, además, con un grupo de atletas israelíes, duplica el problema. Y, para sumar complicaciones, digamos que sus fuerzas de seguridad y sus autoridades políticas tampoco parecen haber actuado de maneras muy profesionales que digamos. Pero Fehlbaum no insiste sobre eso. A lo sumo deja en evidencia el conflicto interno que allí se vivía entre reforzar la seguridad y el miedo de quedar ante el mundo como violentos o autoritarios.

SEPTIEMBRE 5 es una película sobre el periodismo en tiempos de crisis, sobre profesionales puestos bajo la lupa ante la urgencia de resolver problemas, tratando de equivocarse lo menos posible. La película no se detiene en las vidas privadas de ninguno de ellos –no sabemos cómo viven ni quiénes son fuera de estudio y, salvo por un dato específico que explica la actitud de uno de ellos, no hay ningún arco dramático convencional para cada personaje– sino que los pone a trabajar como equipo para informar a la gente de un hecho trágico de la mejor manera que pueden hacerlo. Pero nunca olvida, que aún ante la urgencia o la competencia por la primicia, hay algunas preguntas que siempre tienen que hacerse. Ser primeros no es lo único importante, especialmente cuando hay vidas en juego.