
Estrenos online: crítica de «No Other Land», de Basel Adra, Hamdan Ballal, Yuval Abraham y Rachel Szor (YouTube, Apple TV)
Codirigido por cineastas israelíes y palestinos, este documental ganador del Oscar se centra en la lucha por la supervivencia de los habitantes de una aldea en Cisjordania. Para alquilar en YouTube Movies y en Apple TV.
No hace falta aclarar aquí que la relación entre israelíes y palestinos es más que complicada. Tampoco hace falta aclarar que, en el territorio de Cisjordania, han pasado décadas y décadas de conflictos entre los habitantes de la zona, los colonos u ocupantes y el ejército de Israel. NO OTHER LAND, documental ganador del Oscar, fue filmado antes de los ataques y conflictos en Gaza, región ubicada en otra zona diferente a la que se retrata acá. Lo que el film dirigido en conjunto por israelíes y palestinos cuenta son los constantes ataques del ejército israelí con la intención de destruir la aldea palestina de Masafer Yatta con la justificación de que esas son zonas de entrenamiento militar.
Precarias comunidades como esa existen hace muchas décadas y cientos de familias habitan la zona, en condiciones no muy favorables en términos sanitarios. Pero como están muchas de ellas ubicadas enfrente y muy cerca de un asentamiento de colonos israelíes, han tomado la decisión de expulsarlos. Lo de la zona de entrenamiento militar suena a excusa: lo que quieren es, en el mejor de los casos, correrlos de ahí. En el peor, bueno, se imaginarán.

Armado de una cámara de video, Basel Adra –codirector y protagonista– ha dado y sigue dando testimonio de todos y cada uno de los brutales ataques con ejércitos, armas y topadoras para tirar abajo casas, pueblos y, si alguno se resiste en exceso, también seres humanos. Con una cámara nerviosa y agitada que trata de mostrar lo que pasa mientras pone en riesgo su propia vida, Adra no teme ir al frente y documentar esa brutal y violenta destrucción, una que casi no involucra explicaciones. Vienen los soldados, las topadoras, se llevan puesto todo a su paso y si cae gente en el camino, mala suerte…
La película generó controversias en un contexto en el que cualquier discurso que ponga en discusión algunos comportamientos del ejército israelí en territorios palestinos es considerado antisemita. Y si bien hay parte de ese discurso que corre por ese camino, el planteo que hacen acá los directores –que son israelíes y palestinos trabajando juntos– dista mucho de parecerse a eso. Sin tocar hasta el final el tema de Gaza, lo que NO OTHER LAND muestra es a una comunidad tratando de conservar sus hogares y en las tierras en las que viven hace décadas mientras son expulsados, agredidos, violentados y sus casas destruidas frente a sus narices.
Adra era ya desde antes un vocal crítico de estas políticas –filmando escenas hace años y con su padre como referente de esa militancia– y la credencial de periodista de Yuval Abraham le permite tener cierto acceso a zonas en conflicto. Pero pronto tampoco eso les sirve y al día de hoy –a casi dos años del final de la filmación– Adra sigue sintiendo las consecuencias físicas de intentar defender a los habitantes de Masafer Yatta, que incluyen niños y ancianos, algunos de ellos brutalmente lastimados.

Esta no es una película que analice el desarrollo histórico de esos territorios en disputa –estarán los que consideren que perteneció antes a uno u a otro, en un debate de nunca acabar–, pero lo que sí deja en claro es la brutalidad agresiva de soldados y colonos israelíes respecto a los habitantes de la zona que no tienen nada más que piedras para defenderse. No es, claro está, un documental que se ponga a «escuchar las dos campanas». Pero aún tomando un punto de vista muy claro y determinado sobre el tema, lo que queda claro es que las evidencias son brutales, demoledoras.
La participación de Abraham, un periodista israelí que colabora con Adra, le otorga a la película otra lectura posible a esas relaciones, una que incluya comprensión, diálogo, respeto por el otro, negociación. Pero es algo que suena idílico y, después del 7 de octubre de 2023 y la brutal respuesta a ese atentado, imposible. Hay materiales filmados en crudo video hace ya varias décadas que lo único que demuestra es que esta agresión viene de hace mucho tiempo y se agranda cada vez más. Y algunas revelaciones finales ligadas a las verdaderas intenciones que hay por detrás de poner allí el campo de entrenamiento militar refuerzan la idea central: encontrar la manera o la excusa para expulsar a los palestinos de la tierra en la que viven hace muchos años.
Durante cuatro años (2019-2023), los cuatro realizadores de este contundente documental filmaron, en MASAFER YATTA (24 km al sur de la ciudad de HEBRÖN en CISJORDANIA), la resistencia de una pequeña comunidad rural de palestinos, de poco más de mil habitantes, al desalojo dispuesto por un fallo de la Corte Suprema de Justicia de Israel a inicios del siglo XXI, ejecutado por el Ejército Israelí, con el fin de construir en ese espacio un asentamiento militar
Dos de los cuatro directores del film son también los protagonistas del relato: BASEL ADRA, un joven palestino de esa zona que estudió abogacía y registra su propia lucha junto a los vecinos, y YUVAL ABRAHAM un periodista israelí comprometido con los derechos humanos, que colabora con los pobladores, aunque sus compatriotas israelíes lo consideren un traidor
NO OTHER LAND es un grito desesperado de rabia y de dolor en busca de libertad y justicia
Una síntesis de lo que sucede es un comentario que realiza YUVAL cuando plantea que “no habrá seguridad en el país si los palestinos no son libres” Sin dudas, un gran documental. (8/10)
Sería bueno que también contaran como matan israelíes, el.porque de reubicar a los Palestinos que ocupaban esas tierras. Hartos los israelies que volarán micros, que atentaran contra su población, fue por esto que se llegó a esta situación , buscando seguridad para su pueblo. Si entre los Palestinos no hubiera asesinos y gente dispuesta a inmolarse. Podrían convivir tranquilamente. .
Con el mayor de los respetos, te pregunto si has visto la película, y si no te parece que el accionar del ejército (y civiles) es al menos cuestionable y criminal, y no podría aplicar el mismo concepto de terrorismo y asesinato. Creo que nadie con buena fé niega los actos violentos de Hamas (que no tienen relación con esta zona que muestra la película), o está de acuerdo con esos métodos, pero subyace una gran pregunta: ¿Hay posibilidad de un encuentro que nos devuelva algo de humanidad para encontrar alguna solución? ¿Se puede avalar lo que muestra la película invocando que «del otro lado» existieron atentados? ¿Se puede intentar discutir si hay un estado colonial y sobre qué conceptos se creó? ¿Todos los palestinos merecen morir o ser despojados de todo derecho humano, porque entre ellos existen terroristas, o se está sosteniendo que son todos iguales y avalando una limpieza étnica? La película (que tiene la sabia decisión de no querer ser totalizadora) muestra que estos ataques existen hace décadas, y propone un punto sensible: en esas aldeas vivió gente desde hace siglos. Y al menos estos pobladores que retrata la película, no ejercen ningún tipo de violencia, y varios de ellos son fusilados frente a cámara por soldados y colonos armados, mientras destruyen sus casas e invocan que la corte suprema de Israel determinó que estás tierras tienen que ser una zona militar de «entrenamiento», y destruyen escuelas,.casas y vidas. ¿Vale todo en nombre de un derecho a vivir tranquilos por una de las partes involucradas, se puede avalar que se consiga a cualquier precio, y sin problematizar una situación infitinamemente compleja, sin que esta posición signifique avalar asesinatos o caer en el lugar de tildar de antisemita cualquier crítica? No lo digo por tu comentario, pero sí por tantos otros que simplifican todo en ese concepto, y obturan una discusión que intente pensarnos como humanos, si es que aún nos queda algo de ello. Lo que muestra la película debería ser inaceptable para todo el mundo, de lo contrario nunca habrá una solución.