
Columnas: Cómo convertirse en un cinéfilo pro
Si eres de los que «rebobinan» escenas para captar un gesto o sientes curiosidad por los nombres que aparecen en los créditos, es probable que estés listo para dar el salto y convertirte al fin en un cinéfilo pro. Aquí te contamos cuatro hábitos que lo hacen posible.
Mirar películas por el simple placer de entretenerse es algo que todos hacemos, pero hay un grupo de personas para quienes el cine se convierte en una experiencia más profunda, casi una ocasión para ponerse la bata de investigador y entrar en el Laboratorio de Dexter.
Si eres de los que «rebobinan» escenas para captar un gesto, que se obsesionan con un final ambiguo o que sienten curiosidad por los nombres que aparecen en los créditos, es probable que estés listo para dar el salto y convertirte al fin en un cinéfilo pro. Aquí te contamos cuatro hábitos que lo hacen posible.
Tomar notas durante la visualización
Puede sonar excesivo para el espectador casual, pero tomar notas es uno de los hábitos que distinguen a los verdaderos amantes del cine. Llevar un cuaderno (físico o digital) durante la proyección ayuda a capturar impresiones espontáneas, diálogos reveladores, referencias a otros grandes del cine o símbolos visuales que podrían pasar desapercibidos en una primera mirada.
Anotar no es solo para estudiantes de cine, sino también para personas que quieren tener una crítica bien elaborada, sea ya para un blog personal o incluso una publicación en redes sociales.
Para estos casos, la tecnología puede ser una aliada. No solo porque se puede anotar en el móvil, sino porque hay herramientas de transcripcion de video automáticas que permiten captar díalogos con precisión sin tener que frenar la visualización para captar las palabras exactas.
En definitiva, la diferencia entre mirar y analizar está en la atención al detalle, ya que un gesto, un corte de cámara o una elección musical puede tener otro sentido cuando uno afina la mirada.

Consumir cine en distintos formatos
Ser cinéfilo no es únicamente ir a ver las películas en pantalla gigante o plataformas de streaming. La experiencia del séptimo arte se vuelve más rica cuando uno la persona se adentra en los múltiples formatos y capas que lo componen.
Por ejemplo, una idea es leer los guiones o las historias originales, algo especialmente útil si la película está basada en un libro, ya que esto permite apreciar qué eligieron quedarse los autores y qué descartaron.
También es recomendable ver documentales sobre el “making of” de películas, donde se revelan decisiones (o dificultades) técnicas, conflictos creativos y momentos que marcaron el resultado final.
Otra forma de entrar en el mundo de los directores es leer sus biografías, para entender el contexto en el que filmaron, sus influencias, obsesiones y evolución estilística aporta una nueva dimensión al visionado.
Si has visto una película de Scorsese, ¿por qué no leer una entrevista suya o explorar qué lo inspiró en determinado momento? El cine es también una combinación de historia, política, tecnología y biografía.
Participar en foros y estudiar online
Nadie nace sabiendo, ni siquiera en cuestiones de gusto cinematográfico. Una manera eficaz de expandir tus conocimientos es a través de cursos de cine online, muchos de los cuales son gratuitos o accesibles.
Plataformas como Coursera, Domestika o incluso YouTube ofrecen clases sobre dirección, crítica, fotografía o guion, que permiten afinar muchísimo la mirada a la hora de ver un film.
Además, participar y leer las opiniones de otros en foros como los de Reddit, FilmAffinity o leer las reseñas de sitios como Rotten Tomatoes permite descubrir nuevas perspectivas. Incluso Twitter/X puede ser un buen recurso para informarse de cine si sabes a quién seguir.
Dicho esto, convertirse en un cinéfilo pro no es un título que se obtenga con un curso, sino una práctica constante de ver, reflexionar, discutir y compartir, revisar y discutir con otros.

Tener una newsletter o un blog de cine
Si en otro momento la meta era tener una columna en un diario, hoy ese espacio se ha trasladado a Substack, Medium o incluso a newsletters personales. Crear un canal propio de crítica o reseñas es una forma de ejercitar tu escritura, ordenar ideas y contribuir a una comunidad de amantes del cine.
Sin embargo, escribir una buena crítica no es simplemente opinar, sino que requiere estructura, claridad y contexto y esto no es algo que se logre de la noche a la mañana.
Los puntos centrales de una crítica de cine
Más allá de presentar los datos básicos (título, año, director, duración, país de origen), también hay que justificar por qué estás hablando de esa película, dado que puede ser un estreno, pero también un film de otra época que está teniendo su aniversario. Incluso, puede que sea el fallecimiento de un director o un actor o quizás simplemente porque te provocó algo que necesitas compartir.
El siguiente paso sería describir el argumento sin hacer spoilers innecesarios, presentar a los personajes principales y conectar esa obra con otras del mismo autor o de temáticas similares.
El objetivo no es “poner nota” sino invitar a una lectura personal que aporte algo nuevo.
Por último, revisar el texto antes de publicarlo, acompañarlo con imágenes, y difundirlo en redes o grupos cinéfilos. El intercambio que surge a partir de ahí es, muchas veces, tan rico como la crítica misma.
Porque al final, ser cinéfilo no es saber más. Es mirar mejor.



