
Estrenos: crítica de «Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos» («The Fantastic Four: First Steps»), de Matt Shakman
Esta nueva versión cinematográfica del clásico cómic de Marvel se centra en los esfuerzos de los protagonistas por detener la invasión a la Tierra del temible Galactus. Con Pedro Pascal y Vanessa Kirby.
Cuando no hay manera ya de agrandar más lo que es enorme, una de las posibles soluciones es la de achicarse. Esa parece ser la lección que Marvel aprendió –o intentó aplicar– en LOS 4 FANTASTICOS: PRIMEROS PASOS. No porque el desafío a atravesar o la amenaza con la que lidiar sea pequeña –en este caso es más bien todo lo contrario–, sino por la escala en que se la cuenta. A diferencia de los procesos acumulativos de explosiones y efectos especiales de las nuevas superproducciones del género, la película de Matt Shakman se compromete con un estilo claro, unos pocos personajes, un tono inusualmente dramático (para este tipo de películas) y una línea narrativa directa y sin demasiadas vueltas. Y funciona. Por primera vez en mucho tiempo uno tiene la sensación de que un film de Marvel tiene una visión personal, coherente y cumple, además, con la misión de entretener.
Si uno revisa la carrera de Shakman se topará con que hizo una sola película como realizador cinematográfico en su vida (la muy poco conocida CUT BANK, de 2014), pero que dirigió cientos de episodios de series de televisión, algunas muy relevantes como MAD MEN, GAME OF THRONES, FARGO y SUCCESSION. Pero la clave que sirve para leer este reboot de LOS CUATRO FANTASTICOS está en WANDAVISION, serie de la que Shakman dirigió todos sus episodios y cuyo estilo retrofuturista conecta con el de la película. Si algo organiza el espacio y las acciones del film es ese código de lectura: estamos ante una película que sucede en una versión paralela de la Tierra (esto del multiverso da para todo) en el que el inicio de los años ’60 tiene algunos elementos tecnológicos del futuro. Es un film inscripto en estilos del pasado al que Marvel le agrega su relativa gracia de efectos digitales y conflictos intergalácticos.
PRIMEROS PASOS evita volver a contar en detalle la historia de cómo estos cuatro personajes se convirtieron en Los 4 Fantásticos del título resumiéndola en un noticiero de época (muy bien logrado) que muestra cómo al volver de un viaje espacial tuvieron un accidente que los modificó genéticamente. Ellos ahora son el científico Reed Richards/Mister Fantástico (el incansable Pedro Pascal), su esposa Sue Storm/Mujer Invisible (Vanessa Kirby), el hermano menor de ella Johnny Storm/Antorcha Humana (Joseph Quinn) y su amigo Ben Grimm (Ebon Moss-Bachrach, de THE BEAR), que regresó convertido en «The Thing». Cada uno tiene sus poderes conocidos y bastante evidentes (Reed se estira como un chicle, Sue genera también campos de fuerza, y Ben es literalmente de piedra) y, para cuando la película empieza, ya son celebridades adoradas por todos gracias a sus hazañas combatiendo a distintos villanos y malvivientes, varios de ellos clásicos del cómic repasados rápidamente en ese «informe» periodístico.

Dos elementos en paralelo encadenan el relato. Por un lado, Sue queda embarazada y ambos tienen que afrontar la complicada idea de tener un hijo que puede llegar a ser víctima de las mutaciones que ellos mismos sufrieron. Y, en paralelo, aparece sobre Nueva York, una tal Shalla-Bal (Julia Garner en versión CGI), que es algo así como la versión femenina de Silver Surfer, uno de los clásicos villanos de la saga. La chica viene a anunciar la llegada del gigantesco y poderoso Galactus (Ralph Ineson), con intenciones de destruir el planeta Tierra. Y será eso lo que Los 4 Fantásticos deberán tratar de evitar, mientras lidian a la vez con la llegada del pequeño bebé Franklin, quien se transforma en un elemento clave de una disputa intergaláctica de proporciones e inspiración bíblica.
La trama en sí no se aleja demasiado de los motivos clásicos del género, pero Shakman logra contenerla en ese grupo de personajes y en esa única y específica tensión sin expandirse hasta lo indescifrable, manteniendo además las batallas y escenas de acción dentro de una lógica clara y una extensión razonable. La mayor parte de los 115 minutos que dura la película se van en el drama personal de los cuatro superhéroes –cada uno con su conflicto– y en los intentos de los cuatro de encontrar la manera, en principio científica, de evitar la llegada a la Tierra del amenazante Galactus. Y con eso es suficiente.
Lo que hace crecer a la película –además de su extraordinario diseño de producción, cortesía de Kasra Farahani (LOKI), que recupera una versión alterada de la Manhattan de la época de Don Draper– pasa por la convicción con la que cada drama personal está contado e interpretado. Pascal y Kirby bien podrían estar actuando en un drama familiar en el que ambos tienen que lidiar con cómo el peso del mundo cae, literalmente, sobre sus cabezas y sus emociones. Johnny tiene una enigmática relación con la tal Shalla-Bal y Ben coquetea con una maestra (Natasha Lyonne, desaprovechada), en la que acaso sea la más ligera de las subtramas del film.

Es que pese al aspecto retro y un poco camp que tienen los personajes cuando se calzan los trajes de superhéroes –la iconografía de los posters tiene ese toque pop nostálgico que también se ve en la reciente SUPERMAN–, LOS 4 FANTASTICOS es una propuesta muy distinta a la de James Gunn. Shakman se toma en serio su historia, sus personajes y sus dramas y, salvo por algunos pocos momentos y excepciones, no hay espacio para bromas tontas ni diálogos ingeniosos ni ligerezas al uso. Solo ver a Pascal y a Kirby hacer esfuerzos por encontrar la forma de salvar, a la vez, su familia y al mundo entero es suficiente para darle a todo este experimento la sensación de que el asunto debe tomarse en serio. Es tan así que algunos de los intentos de hacer ciertas bromas parecen quedar fuera de lugar.
Lo que funciona en PRIMEROS PASOS, acaso irónicamente, es que Shakman viene de la TV y quizás esté acostumbrado a manejar un scope más acotado para sus producciones. Desconozco el presupuesto de la película –quizás sea tan importante como los de las películas más grandilocuentes de Marvel–, pero lo central acá pasa por la decisión de limitar su cuento a un tono, a un estilo y a una cierta simpleza y contención narrativa. No sé si le devolverá el brillo al últimamente perdido estudio, pero lo cierto es que, como relato individual que no tiene que ser necesariamente visto en conexión a otros 35 films de superhéroes más, esta versión le hace cierta justicia a la historia creada por Jack Kirby y Stan Lee en el mismo 1961 que la película homenajea.



