Series: crítica de «Billy Joel: And So It Goes», de Susan Lacy y Jessica Levin (HBO Max)

Series: crítica de «Billy Joel: And So It Goes», de Susan Lacy y Jessica Levin (HBO Max)

Esta exhaustiva serie documental de casi 5 horas de duración recorre la vida y la carrera del músico de Long Island, creador de incontables éxitos de la música pop. En HBO Max.

Probablemente, para un par de generaciones de fans de la música, el nombre de Billy Joel no signifique demasiado. Me refiero a los llamados millennials y la Generación Z, personas de menos de 40 años que crecieron en un mundo en el que el músico y cantante de Long Island ya estaba semi-retirado (su último disco de canciones pop es de… 1993). Pero para las dos generaciones anteriores (los llamados boomers y la Generación X), su nombre está asociado a muchas canciones, por lo general melódicas, que tendían a sonar en la radio y a convertirse en inmediatos éxitos en los años ’70 y ’80. Joel nunca fue cool ni su música tuvo buenas críticas, pero sus canciones llegaron a los primeros puestos de los rankings y le permitieron ganar varios premios Grammy. A los 76 años, le llega (bah, él también produce) esta serie documental de cinco horas de duración que narra una de las carreras musicales más celebradas por el público pero poco valoradas de la historia del pop. Y, por más que uno suponga que es una exageración, el detallado recorrido tiene sentido.

Es que Joel es en los Estados Unidos –y más particularmente en Nueva York– una figura casi mítica. Un hombre que creció en un pueblito de la vecina Long Island, que trabajó años y años en varios grupos tratando de hacerse en un lugar en la música hasta lograrlo a principios de los ’70 con «Piano Man», su canción insignia, Joel es otro de esos ejemplares de «héroes de la clase trabajadora» como lo es –en otro estilo–, Bruce Springsteen, de la también cercana New Jersey. No solo por su historia personal sino por la manera en la que manejó su carrera –o parte de ella– y, sobre todo, por las letras de sus canciones, narraciones que siempre combinaron historias de gente común con sincericidios acerca de sus padecimientos personales.

Como su música siempre se manejó un poco por fuera de los cánones del rock & roll basado en el blues –y lejos a la vez de cualquier tipo de experimentación o vanguardia–, Joel nunca logró ser respetado por la crítica ni es de los artistas en los que se piensa cuando uno traza líneas de la historia musical del último medio siglo. Pero quizás por ese clasicismo –las suyas son canciones sólidas, de arquitectura relativamente compleja y se caracterizan por estribillos memorables– sus éxitos han soportado el paso del tiempo. Como Elton John (otro piano man con el que se lo ha comparado mucho y con quien ha hecho muchas giras), a Billy Joel parece haberle llegado el momento de los homenajes, las celebraciones, los premios y, quizás, un retiro que, él asegura acá, no es inminente. (Nota: luego de hacer el documental, tuvo que cancelar su gira por un problema de salud)

El documental, que se extiende por dos episodios de casi dos horas y media cada uno, es intensivo y extensivo. Al tener todo ese tiempo, se permite explorar casi todas las avenidas de su vida y su carrera. Está la ruta cronológica, por la que vamos viendo cómo hizo cada álbum, cuáles fueron sus éxitos, sus fracasos, sus problemas con productores o managers, y cómo compuso sus canciones más icónicas. Está, además, la romántica/personal, ya que Joel tuvo muchos matrimonios, varias rupturas, hijos con diferentes esposas y varias crisis personales que incluyeron intentos de suicidio –cuando era muy joven– y una larga lucha contra el alcoholismo que dominó buena parte de su vida y que lo llevó a tener unos cuantos accidentes. No tiene sentido adelantar el detalle de cada situación compleja que vivió –vean el documental y lo descubrirán allí–, pero muchos de ellos aparecen reflejados en las letras de sus canciones.

Lo que hace particular su carrera, además de su longevidad y de esas canciones que han sobrevivido el paso del tiempo (un breve repaso debería incluir, además de «Piano Man», a «Just the Way You Are», «She’s Always a Woman», «My Life», «New York State of Mind», «Uptown Girl», «Tell Her About It», «A Matter of Trust», «We Didn’t Start the Fire», my personal favourite «Allentown» y una canción como «Honesty», muy conocida por acá pero que no está entre sus mayores éxitos en su país, entre otras) tiene que ver con sus últimas tres décadas de carrera. Tampoco quiero adelantarme a lo que verán en el documental en detalle, pero se trata de un compositor que ya no saca discos nuevos ni compone (solo hizo un álbum de música clásica) y que por mucho tiempo estuvo casi retirado de la música. Su regreso a los shows en vivo, sin embargo, terminó por confirmar lo que todo el mundo sabía: que ese regular guy de barrio era una estrella de rock. O, al menos, alguien que tenía millones de fans incondicionales.

El documental tiene algunos puntos de interés que van más allá de lo habitual en este género. A través de las entrevistas que le hacen a él y a los análisis de colegas y especialistas (incluyendo a Sting, Don Henley, Paul McCartney y Nas; a muchos músicos que trabajaron con él, y a periodistas especializados), AND SO IT GOES se detiene bastante en el análisis musical de su obra, para entender los orígenes de sus composiciones y los motivos por los que tienen más que ver con la música clásica (que Billy amó desde pequeño) o con cierto tipo de canción melódica a la europea que con el rock. Se pone un poco más áspero a la hora de hablar mal de la crítica, que jamás le prestó mucha atención ni celebró sus discos. Y allí creo que el film se empantana. Se puede valorar algunas canciones de Billy Joel sin por eso considerarlo una figura clave de la historia del rock ni creer que sus discos son necesariamente grandes obras. Las quejas de los músicos exitosos y multimillonarios por las malas críticas que recibieron es uno de los clichés más agotadores que existen. Y aquí vuelven con ese lloriqueo.

Más allá de esos reparos específicos, BILLY JOEL: AND SO IT GOES es un documental completo y exhaustivo, casi no deja camino de su vida y de su carrera sin recorrer. Y no solo eso: su protagonista sabe ser muy autocrítico con actitudes que tuvo a lo largo de su vida, con sus amigos, con sus músicos y con sus ex mujeres. Eso es algo que está también en sus canciones, y el film traza de manera bastante clara cómo determinadas crisis personales están retratadas en las letras de algunos de sus temas clásicos. No tengo idea si servirá para acercar la música de Joel a nuevas generaciones –me da la sensación que sus canciones apuntan más a un público de más de 40–, pero como documental biográfico de una figura relevante de la música, vale la pena.