
Series: crítica de «Los ojos de Wakanda» («Eyes of Wakanda»), de Todd Harris (Disney+)
Esta serie animada ambientada en el universo de «Black Panther» sigue a guerreros wakandianos en misiones secretas por el mundo para recuperar artefactos de vibranio. Desde el 1 de agosto por Disney+
Más un tentempié que un plato completo, EYES OF WAKANDA es un atractivo relato animado a modo de spin-off de la saga BLACK PANTHER que apenas tiene cuatro episodios de menos de media hora. Uno podría celebrar la brevedad como un intento de Marvel de no agotar a los espectadores, pero mi sensación es que es más una consecuencia de las idas y vueltas de esta producción –que cayó en plenos cambios en la compañía y reestructuración de sus «fases»– que a una decisión inicial. Sea como fuere, la brevedad se agradece y deja a los espectadores con ganas, algo que no suele suceder con la mayoría de las series.
LOS OJOS DE WAKANDA es lo que uno espera de un spin-off: una historia ligada a una saga central (en este caso la del Reino de Wakanda) con personajes y aventuras nuevas apenas tangencialmente conectadas a la principal. Creada por Todd Harris y ubicada en esa cosa misteriosa que Marvel llama «la línea de tiempo sagrada» (algo así como el universo principal de todo este multiforme caos que es el MCU), la serie se centra en un grupo de guerreros conocidos como los Hatut Zeraza (o War Dogs o Perros de la Guerra) que hacen misiones especiales, fuera de Wakanda, para recuperar objetos o tecnología propia que fue robada o aparece en otros lugares y/o escenarios del mundo a lo largo del tiempo.

Si bien en las películas el concepto de los Hatut Zeraza ya existe, el primer episodio sirve para explicar un poco el sistema y el mundo en el que los personajes funcionan. Y lo que se cuenta allí es cómo una wakandiana, miembro de los Dora Milaje (el de los Hatut es un grupo aún más secreto que ese) que ha huido de Wakanda, prueba su valor y se reincorpora al Reino para ser integrante de ese grupo secreto luego de derrotar a un traidor llamado El León, quien se quedó o vendió artefactos y tecnología del reino. Y los siguientes episodios tendrán lugar en distintos lugares y tiempos –en la Grecia de Aquiles, en la China del siglo XIV y así–, con distintos miembros de los Hatut cumpliendo misiones y tratando de recuperar esos artefactos.
La serie hará sobre el final una (no tan) sutil conexión con el universo central de BLACK PANTHER, pero por lo general se la puede disfrutar como un show aparte, animado, relativamente sencillo, ligero y humorístico, acerca de las desventuras de estos enviados por Wakanda como una suerte de espías infiltrados que navegan por otros mundos trabajando en secreto para su patria. Es una serie de acción que puede ser un tanto violenta para los niños más pequeños, pero no tanto para los que tienen más de 10 años.
La animación tiene la estética un tanto más limitada que la de las películas –lo que no posee en tecnología 3D lo resuelve con elegancia artística propia de ingeniosos diseños de personajes o de fondos pictóricos evocativos– y por momentos hasta da la impresión de que le falta «una mano de pintura». Pero eso no molesta jamás. Más bien, al contrario, por momentos da la impresión de ser más un simpático producto hecho por fans de BLACK PANTHER que por la propia corporación Marvel. Y eso –que pasa un poco también en LOS 4 FANTASTICOS: PRIMEROS PASOS— no está mal. Se ve como un signo de renovación.