Estrenos: crítica de «Haz que regrese» («Bring Her Back»), de Danny & Michael Philippou

Estrenos: crítica de «Haz que regrese» («Bring Her Back»), de Danny & Michael Philippou

por - cine, Críticas, Estrenos
18 Ago, 2025 08:40 | Sin comentarios

Tras la muerte de su padre, dos hermanos descubren un terrorífico ritual en la casa de su nueva madre adoptiva en la nueva película de los directores australianos de «Háblame». Con Sally Hawkins y Blly Barratt. Estreno: 21 de agosto.

Terror en su forma más cruenta y por momentos repulsiva, la obra de los hermanos australianos Danny y Michael Philippou no es para estómagos sensibles, de esos que no pueden imaginarse a un pedazo de rostro humano como algo comestible. Los que tienen un poco más de tolerancia al gore y a las secreciones físicas podrán sentirse más a gusto con esta propuesta que se organiza a modo de drama familiar oscuro pero que luego, previsiblemente, deviene hacia el más denso y grotesco cuento de hadas, uno con bruja, casa perdida en el campo y maltratos a niños incluidos.

La escena inicial, en la que se ve en imágenes propias de un VHS a gente hablando en ruso y haciendo algún tipo de ritual siniestro, avisa a los espectadores apurados por sustos que los mismos vendrán, solo que tendrán que esperarlos un buen rato. Durante la mitad de su metraje, BRING HER BACK funciona más bien como un perturbador relato de suspenso psicológico que empieza con dos adolescentes, Piper (Sora Wong) y Andy (Billy Barratt), llegando a su casa y descubriendo que su padre ha muerto en la bañera, aparentemente a causa de un accidente. Piper es prácticamente ciega (solo ve sombras y formas), por lo que depende de su hermano mayor para casi todo.

Los servicios sociales le consiguen a Piper una madre adoptiva, pero Andy insiste en ir con ella ya que no quieren separarse y él la ayuda en casi todo. Además, a él le faltan solo tres meses para cumplir los 18 años y allí podrá solicitar una guardia legal de su hermana. Es así que caen a la casita del terror y son recibidos por la excéntrica Laura (Sally Hawkins), una intensa, hiperexcitable y visiblemente trastornada mujer que vive allí. No está sola sino que tiene otro hijo adoptivo llamado Oliver (Jonah Wren Phillips), que es mudo y tiende a andar en modo catatónico, corriendo peligros y poniendo en peligro a los demás también.

HAZ QUE REGRESE se centrará en los intentos de Laura de quedarse con Piper e ir separándolo de su hermano mayor mediante unos cuantos trucos psicológicos y otros más directos y arteros, tratando de que la chica rechace a Andy, quien a cada minuto sospecha más de la extravagante mujer pero no tiene interlocutores que le crean. Hay un dato clave que liga casi todo lo que sucede: hace un tiempo Laura perdió una hija y, como bien lo deja en claro el título de la película, tiene algunos planes entre macabros, grotescos e inexplicables para traerla de vuelta a la vida. Y para eso necesita alguna ayuda de los otros.

Hasta que esos planes empiezan a cobrar forma, la película se maneja como una guerra psicológica entre la desquiciada Laura y el confundido Andy, que todavía no ha salido de la traumática experiencia de la muerte de su padre y ya se ve metido en otra situación caótica, con una adulta manipulándolo para dominar a Piper y a él mismo. Pero la «carta fuerte», al menos en términos de sustos, la tiene Oliver, un chico que es capaz de las acciones más violentas, absurdas y autolesivas en los momentos menos pensados.

Es a partir de esas escenas desmadradas que los hermanos Philippou se suben al carro del gore más rotundo, creando una extravagante serie de situaciones que van pudriendo la experiencia en la casa de la «madrastra» a la vez que uno va tratando de descifrar en qué consiste su macabro plan. Que no se entienda muy bien ese plan habla de ciertas debilidades del guión, pero en el fondo no importa demasiado. La clave ahí es entender que el trauma lleva a Laura a cometer locuras y a Hawkins (LA FORMA DEL AGUA) a lucirse con una actuación igualmente desquiciada.

HABLAME, la anterior película de los hermanos, utilizaba también una trama con elementos sobrenaturales para hablar de traumas, de duelos, de conflictivas relaciones entre hermanos, medio-hermanos y familias adoptivas. Acá la mitología que los convoca es un tanto más desmembrada, pero el impacto se produce del mismo modo. O yendo aún más a fondo en eso que se da por llamar body horror, algo que está muy bien trabajado desde las imágenes y los efectos visuales pero, especialmente, a partir del sonido. Se trata de una película en la que el asco, más que el miedo, es lo que predomina. Y una muerte rápida, más que un problema, para los personajes parece ser casi una solución.