
Locarno 2025: crítica de «The Lake» («Le Lac»), de Fabrice Aragno (Competición Internacional)
En este relato observacional, una pareja se lanza a una carrera de vela que dura varios días y noches en un gran lago.
Colaborador en la última etapa de la obra de Jean-Luc Godard, encargado de la llamativa dirección de fotografía de películas como EL LIBRO DE IMAGENES, ADIOS AL LENGUAJE y FILM SOCIALISME, Fabrice Aragno presenta en competición del Festival de Locarno THE LAKE, film que dirigió y que funciona como una cruza entre un relato tradicional, un documental y un ensayo más de tipo experimental.
Es una historia personal y, a la vez, un film sobre el espacio físico en el que esa historia transcurre. El agua, principalmente, pero también los alrededores, el cielo y el silencio que rodea la naturaleza y a las personajes. Los protagonistas son una pareja compuesta por la actriz Clotilde Courau y el regatista profesional Bernard Stamm que tienen un barco que participa en una regata que se extiende por varios días. Al iniciarse da la impresión que veremos un film centrado en esa competencia, con largos planos sin diálogos en los que los vemos conducir frenéticamente su bote en plena carrera.

Pero poco después el tono cambiará, se hará más lento, reflexivo, los mostrará arreglando cosas en el bote, nadando, bajando a tierra, hablando muy poco entre sí y dando a entender que su relación es más compleja de lo que puede parecer. Aragno no ofrece información en ese sentido. EL LAGO es una película que sigue las experiencias de esta pareja, dentro y fuera de ese bote, mientras contemplan y disfrutan la naturaleza, y lidian con una relación que, a juzgar por los silencios y las miradas, tiene una carga histórica probablemente pesada por detrás.
Aragno prefiere ponerlos en contexto en el espacio en el que habitan, achicándolos en torno a la naturaleza que los rodea, dejando que su cámara gire, flote y los abandone para capturar el cielo, el agua, la tierra y los seres humanos con los que casualmente se cruzan y conectándolos con los elementos que los engloban. De a poco la regata deportiva parece quedar en segundo plano y LE LAC le hace honor a su título siendo más una suerte de experiencia inmersiva en el espacio que un relato con arcos tradicionales. Impecable desde lo visual y lo sonoro, aunque un poco confusa en su constante devenir lateral, es una película que se aprecia mejor si se la piensa más que nada como un viaje sensorial.