
Venecia 2025: crítica de «A Sad and Beautiful World», de Cyril Aris (Giornate degli Autori)
Una emotiva historia de amor que se extiende a lo largo de décadas, este film libanés muestra cómo el romance sobrevive a los cambios personales y sociales. En Giornate degli Autori.
Una historia de amor clásica, que se extiende a lo largo de las décadas y que comienza de un modo entre gracioso y absurdo para volverse más densa y dolorosa con el paso del tiempo, A SAD AND BEAUTIFUL WORLD es un tipo de film un tanto más comercial de los que se ven habitualmente en los festivales de cine, pero no por eso deja de ser, aún con sus limitaciones, bastante valioso. No solo por lo que cuenta –la historia de amor central– sino por el contexto y los cambios en el mundo en el que ambos habitan.
Nino (Hasan Akil) y Yasmina (Mounia Akl) se chocan, casi literalmente, siendo adultos, cuando el auto de él se estrella contra el negocio de la familia de ella, en un raro accidente. Al principio, todo es tensión: amenazas de juicio, dinero, caos familiar. Pero Nino, un hábil conversador que sabe sacar –por lo general– risas de quienes lo escuchan, termina convenciendo a Yasmina y, especialmente, a su rígida madre, de «pagar» su deuda invitando a toda la prole a su restaurante en Beirut, uno en el que combina comida libanesa con toques italianos.

La cena es un caos y termina en una pelea generalizada –el chef de Nino es un tipo tozudo que no quiere ponerle picante a su receta «mediterránea»–, pero ambos recién ahí descubren algo que, convengamos, deberían haber notado antes: los dos fueron algo así como novios siendo niños, estuvieron bastante enamorados y a punto de escaparse juntos de sus familias. Pero la cosa quedó ahí, dejaron de verse, el tiempo pasó y hoy se reencuentran, no solo enfrentados en términos familiares sino con personalidades muy diferentes.
A SAD AND BEAUTIFUL WORLD irá para atrás para contar el pasado pero pondrá el foco en su reencuentro y en el tentativo romance que renace, con sus idas, vueltas y arrepentimientos. Yasmina tiene pensado irse a vivir a Berlín porque, ya en ese entonces, Líbano empieza a vivir una serie de crisis, atentados y problemas de todo tipo que llevarán a ese país a atravesar una situación bastante caótica que, con idas y vueltas, continúa hasta la actualidad. Pero la fuerza magnética de Nino la trae de regreso, una y otra vez. Y así, la vida continúa, con una pareja que se adora, que hace todo para seguir estando unida pero que tiene que luchar, más que nada, contra una situación social, política y económica que los expulsa, una y otra vez.
Aris ve a los protagonistas como las dos caras de la moneda que es, para él, Líbano. Nino es el nostálgico, apegado a un país que fue maravilloso mientras que ella es más realista y entiende que el futuro pasa por irse a otro lado. Entre el optimismo y el pesimismo, la ilusión y la tristeza, el respeto a la tradición y la búsqueda de reinventarse se maneja esta cálida y tópica historia que intenta enmarcar el drama libanés como una historia de amor en un país dividido entre la esperanza y el dolor.