Venecia 2025: crítica de «Director’s Diary» («Zapisnaja knižka režisëra»), de Aleksandr Sokurov (Fuera de competición)

Venecia 2025: crítica de «Director’s Diary» («Zapisnaja knižka režisëra»), de Aleksandr Sokurov (Fuera de competición)

por - cine, Críticas, Festivales
29 Ago, 2025 03:45 | Sin comentarios

El realizador ruso de «Madre e hijo» recorre los grandes eventos que sucedieron en el mundo entre 1957 y 1991 en este documental apoyado en sus diarios y en material de archivo.

Más de tres décadas de historia del mundo –34 años, para ser precisos, de 1957 a 1991– son incluidas en este diario de anotaciones y observaciones del realizador Aleksandr Sokurov. El film, salvo por algunos breves momentos, se aleja bastante de la noción de un diario personal para asemejarse más bien a un recorrido por buena parte de los grandes eventos políticos, económicos, culturales, científicos y deportivos que tuvieron lugar en el mundo entre esos años. Lo que DIRECTOR’S DIARY presenta es, llegado el caso, una recolección personal de esos grandes momentos apoyado por el excelente archivo histórico ruso.

El film tiene una lógica bastante clara de la que casi no se desvía a lo largo de sus cinco largas horas. Cada año arranca con algunas anotaciones en un cuaderno de parte del director (o eso parece) y luego se sobreimprimen en textos los grandes eventos de ese año mientras vemos imágenes de algunos de ellos o, a veces, de películas, noticieros, reportes y otras escenas que contextualizan ese recorrido cronológico. No se trata de una selección de asuntos excesivamente personal, pero sirve para organizar una evolución narrativa de esas épocas mientras las imágenes se sostienen en materiales de la época.

Así pasarán grandes descubrimientos científicos, premios Oscars, competencias deportivas, la carrera espacial, ediciones de libros, nacimientos o muertes de celebridades, hechos bélicos o dramáticos alrededor del mundo y, sobre todo, un subrayado en todo lo ligado a la entonces Unión Soviética, con los textos contándonos las idas y vueltas políticas de ese país a los largo de esos 34 años. Es un compendio infinito de situaciones –algunas muy relevante, otras menos, unas pocas solo simple curiosidades– que impactan pero que también, por su formato un tanto reiterativo y con pocos matices, con el tiempo terminan cansando un poco.

Eso sí, las muy bien conservadas imágenes de archivo, la mayoría de ellas en blanco y negro, conforman una película aparte, una que bien podría funcionar si ese noticiero sobreimpreso o, al menos, con uno que no tenga tanta y tan constante información. La necesidad del realizador ruso de poner todo, mezclando lo central con lo banal, lo importante con lo casi absurdo, lleva a que uno termine leyendo DIRECTOR’S DIARY más que viéndola, ante el evidente choque casi cacofónico entre palabras e imágenes. El sistema, es cierto, no resiste cinco horas de visionado directo. Pero en módicas dosis (quinquenales, digamos) sirve para ir redescubriendo los distintos momentos y etapas del mundo en la época de la Guerra Fría. Una clase de historia para cubrir un cuatrimestre.