Venecia 2025: crítica de «Short Summer», de Nastia Korkia (Giornate Degli Autori)

Venecia 2025: crítica de «Short Summer», de Nastia Korkia (Giornate Degli Autori)

por - cine, Críticas, Festivales
27 Ago, 2025 08:28 | Sin comentarios

A través de los ojos de una niña de ocho años, este drama muestra la mezcla frágil de juegos, tensiones familiares y la presencia lejana pero inquietante de la guerra en la campiña rusa.

La contemplación parece ser la vacación favorita de Katya, una niña de ocho años que pasa sus veranos junto a sus abuelos en algún lugar remoto, y no particularmente excitante, de la campiña rusa, cerca del Caúcaso. Katya y la película suelen reforzar esta idea con un vidrio, que la niña usa muchas veces para hacer reflejar el sol sobre distintas superficies, un entretenimiento habitual cuando no hay muchas otras cosas que hacer para divertirse. En el pueblo en el que se quedan –y donde sus abuelos tienen una dacha, típica casa rusa veraniega– también está la opción de tirar piedras adentro de una construcción subterránea y escuchar el ruido que hacen al descender. ¿Qué habrá realmente ahí abajo?

El espectro de la guerra está presente todo el tiempo, por más que parezca lejano. Dos chicos del pueblo los reciben pidiéndoles documentos en la ruta como si estuvieran en un checkpoint militarizado. Y bien podrían estarlo. La época en la que transcurre el film es imprecisa, pero algunos datos que se escuchan en las noticias –como una trágica toma de rehenes que tuvo lugar en Beslan en 2004– revelan su relación con la guerra chechena.

De todos modos la vida en el pueblo, al menos desde el punto de vista de la niña, parece seguir su marcha. Y ahí el principal conflicto para Katya es que sus abuelos parecen llevarse mal, muy mal. Ella quizás no se de cuenta de la dimensión del problema, pero no parece haber mucho futuro para ellos como pareja. Y el mismo lugar en el que se tramitan divorcios sirve para buscar el certificado de defunción de un soldado muerto en el conflicto.

Pero SHORT SUMMER se dedica más que nada a ver el mundo tal como lo aprecia la niña, de una manera delicada, por momentos manierista y siempre enigmática. Es un tipo de película a modo de memoir que muchas directoras han realizado en estos últimos años, films en los que las observaciones infantiles cotidianas se combinan con un mundo –o una familia– que entra en conflicto en modos que las protagonistas no logran del todo descifrar. Dentro de este estilo de cine impresionista, acaso puntilloso, el film de Korkia tiene momentos cálidos y amables, pero que siempre están teñidos de la oscuridad que parece rodearlo todo, ese pozo ciego sin final que está ahí, amenazante.

Si bien hay un exceso de símbolos que recorren la película de principio a fin, la melancolía que la habita gana la partida, aún cuando SHORT SUMMER termine por volverse más grave y probablemente severa de lo que uno imagina por su un tanto más etéreo, aunque sombrío, recorrido. Jugando en el límite entre el realismo mágico y la tragedia, Korkia cuenta aquí la historia de un verano que podrá haber sido corto para su protagonista pero que claramente quedará grabado toda la vida para quienes lo sobrevivieron.