Estrenos online: crítica de «La hora de la desaparición» («Weapons»), de Zach Cregger (Flow, Movistar TV)

Estrenos online: crítica de «La hora de la desaparición» («Weapons»), de Zach Cregger (Flow, Movistar TV)

La misteriosa desaparición de 17 chicos de una escuela primaria desata la intriga y la furia en un pueblo estadounidense. Con Julia Garner, Josh Brolin y Amy Madigan. Para alquilar en varias plataformas.

Con su anterior película BARBARIAN, el también actor Zach Cregger se había ubicado en un cierto territorio dentro del cine de terror, una zona que se acerca a lo que se da por llamar «de autor» o «elevado» pero sin abandonar del todo los buenos y clásicos sustos tradicionales. Su segundo film, LA HORA DE LA DESAPARICION, avanza en ese sentido desde un punto de partida mucho más ambicioso, tanto en lo formal como en lo que respecta a su producción. Es a la vez un drama social, un film de suspenso, una comedia un tanto absurda y, especialmente en su tercer acto, una película de terror bastante espeluznante.

Durante buena parte de su metraje, WEAPONS (el título significa «Armas» y lo entenderán al ver el film) toma las características de un drama con elementos de misterio que se desarrolla en un pueblo en el que 17 alumnos de una clase desaparecen al mismo tiempo en plena madrugada. La voz infantil que narra la historia nos cuenta de entrada –y Cregger nos muestra– como a las 2.17am todos esos chicos se levantaron súbitamente de sus camas, salieron a la calle, y empezaron a correr con los brazos extendidos hacia una zona incierta y no se los volvió a ver. Algunas cámaras de la zona lograron captar esas imágenes pero ninguna dio con su destino. ¿Qué pasó con ellos? ¿Se los tragó la tierra? Y, sobre todo: ¿qué provocó esa extraña situación? ¿Por qué lo hicieron?

Los chicos desaparecidos eran todos alumnos del curso de tercer grado de Justine Gandy (Julia Garner) y solo uno no fue víctima de ese misterioso hecho: el tímido y asustadizo Alex. La policía investigó y no logró dar con ninguna pista y al mes de producido el hecho el pueblo está en llamas, ya que buena parte de los padres de las víctimas sospechan de Justine , la agreden y amenazan. Y la chica, convengamos, no parece responder de la mejor manera: bebe de más, se mete en líos románticos con un policía que fue novio suyo pero ahora está en pareja (Alden Ehrenreich) y entra en conflicto también con el director de la escuela (Benedict Wong) que, siente ella, no la apoya lo suficiente. Y en ese estado, decide hacer su propia investigación del caso.

Pero Cregger, reiterando un formato que ya usó en BARBARO, va a interrumpir la evolución del relato para mostrar los sucesos desde media docena de diferentes puntos de vista, que agregan y complejizan la historia que vimos hasta ahí. El principal es Archer (Josh Brolin), padre de uno de los chicos desaparecidos y el más agresivo y enojado con Justine. De ahí veremos la versión de los hechos del policía, del director de la escuela, de un joven adicto que circula por el barrio (Austin Abrams), del pequeño Alex y de una peculiar señora llamada Gladys (Amy Madigan) que aparecerá luego en la historia. Lo cierto es que cada ingrediente agregado va sumando tensión, abriendo posibilidades de pistas y, más que nada, mostrando cómo ese pueblo se va desintegrando –o mostrando sus peores facetas– a partir de este misterioso hecho.

La película irá amenazando con correrse hacia el terror con un uso un tanto excesivo de pesadillas de varios de los protagonistas, pero recién se meterá de lleno en él en su último tercio. Todo lo que hasta ese momento se mantenía en un terreno relativamente realista subirá un escalón importante y entrará en un territorio decididamente macabro y curioso. Es un giro que, al principio, cuesta un poco entender y hasta adaptarse, ya que la película salta de tono y agrega elementos fantásticos que suenan en principio un poco caprichosos. Pero con el correr de los minutos Cregger vuelve a tomar el comando del relato y, sumando cierto humor y desatando furiosas escenas de violencia, llega a un cierre apoteósico, de lo mejor que se ha visto en el género en un buen tiempo.

LA HORA DE LA DESAPARICION es una intrigante película para analizar e interpretar. De entrada, Cregger parece acercarse a un similar territorio al de EDDINGTON, lo nuevo de Ari Aster, al crear un clima de tensión y violencia en un pueblo, clima que parece ser más político y social que otra cosa. Teorías conspirativas, abusos policiales, la manera en la que los padres se sienten dueños e intentan manejar lo que pasa en las escuelas y otros elementos que no se pueden adelantar sin spoilear indican que el realizador tiene la mirada puesta en hacer un retrato de un pueblo (una nación, si se extrapola) que se desintegra porque nadie es capaz de escuchar al otro o porque son víctimas de quienes intentan manipular sus pensamientos.

Cuando la película desata toda su furia física no pierde del todo esos ejes temáticos, pero el formato se vuelve más tradicional y propio de un cine de terror que apuesta más al espanto –y por momentos a la risa incómoda– que al análisis. Pero aún cuando no todos los misterios abiertos terminen revelándose de un modo satisfactorio, el impacto de la historia persiste y se agranda. Las «armas» del título original cobran ahí sí un sentido definitivo. Y bastante brutal.