
Toronto 2025: crítica de «Lovely Day» («Mille secrets mille dangers»), de Philippe Falardeau (Special Presentation)
Esta comedia dramática franco-canadiense cuenta la complicada vida de Alain hasta llegar al día de su boda, que se presenta caótico por donde se lo mire. En el Festival de Toronto.
Entre las decenas o cientos de caóticas bodas que han inundado la historia del cine y de las series de televisión, LOVELY DAY se ubica en un territorio inusual. Si bien la boda en cuestión es el eje central de la narración, más de media película tiene que ver con la historia de vida previa de uno de sus protagonistas, Alain, un torturado y neurótico joven de origen árabe que sufre una enfermedad autoinmune que le produce fuertes dolores estomacales y que lo obliga a tomar decenas de medicamentos todo el tiempo. Lo que hace aquí el realizador canadiense de MY SALINGER YEAR es ir y venir en el tiempo, utilizando la previa del casamiento como «presente» pero instalándose buena parte de su metraje en su adolescencia.
Alain (Neil Elias) tiene 28 años y está metido en un clásico caos previo a una boda: invitados, peleas familiares, olvidos, complicaciones, etcétera. En el medio, obviamente, Alain lidia con su delicada salud y su deseo de poder estar bien en ese día. A partir de esa tensión –el tipo tiene además ataques de pánico–, Falardeau viaja en el tiempo para contar buena parte de su vida, dominada por una intensa madre y con un padre más bien callado y distante. Pero lo principal en esa etapa pasa por sus amistades y su obsesión por una chica de la que es amigo y con la que no logra dar el paso hacia algo más romántico.

Coescrito por Alain Farah en base a un libro con mucho de autobiográfico, LOVELY DAY se ocupa de la conflictiva amistad que el protagonista tiene con su caótico primo Eduord (Hassan Mahbouba), pero dedica igual tiempo a lidiar con la tensa relación que tiene con sus padres –Elias (Georges Khabbaz) y Yolande (Hiam Abou Chedid)–, una pareja de inmigrantes de Líbano y Egipto que están divorciados y que se echan todo el tiempo culpas respecto a la pobre salud de su medicado hijo. Pese a lo serio que suena todo esto, el tono del film se apoya fundamentalmente en la comedia, ya que todos estos problemas y tensiones se juegan más que nada en un código humorístico.
En cierto momento la película se enfoca ya definitivamente en la boda y, como se pueden imaginar, es un verdadero pandemonio en el que todos los problemas posibles se hacen presentes y ni siquiera los anillos están cuando se los necesita. De ahí en adelante, mezclando honestidad brutal con algunos apuntes cómicos un tanto más convencionales, esta película franco-canadiense trata de encontrar un punto intermedio entre un amable entretenimiento popular y una mirada más franca y cruda respecto a una vida –como dice el título original– llena de mil secretos y mil peligros.