
Estrenos online: crítica de «Ozzy: No Escape From Now», de Tania Alexander (Paramount+)
Este documental recorre los últimos años del cantante Ozzy Osbourne, con sus problemas de salud y los homenajes que se le hicieron en vida. Disponible en Paramount+
El llamativo golpe que fue el concierto despedida de Ozzy Osbourne y su muerte, tan solo 17 días después, fue el cierre de no uno sino de varios ciclos y etapas en la vida del cantante. NO ESCAPE FROM NOW se dedica a los últimos: los años de duras enfermedades, recuperaciones, nuevas grabaciones, nuevas enfermedades para llegar a los homenajes finales. No es un film sobre el último show –se ocupa de sus preparativos y lo presenta, pero el material se ha guardado para ser presentado más adelante– sino uno que explora sus esfuerzos y los de su esposa y manager, Sharon Osbourne, para hacer más llevadera la última etapa de su vida y que pueda ser testigo del amor de sus fans y de sus colegas.
NO ESCAPE FROM NOW no es un documental histórico. Apenas se cuenta la vida de Ozzy mientras que Black Sabbath ocupa un mínimo espacio, más que nada desde su lado emocional. Y si bien su centro pasa por su carrera solista, tampoco se trata de un recorrido por su discografía ni nada por el estilo. El documental va y viene desde 2019 hasta la fecha –a la pandemia ni se la nombra– mostrando las dificultades de salud que se acrecentaron cuando se rompió el cuello tras una caída y los esfuerzos de su mujer, familia y médicos para que no decaiga ni física ni mentalmente. Es que su imposibilidad casi de moverse no solo le causa un enorme dolor físico sino que lo anula emocionalmente, le agrega un estado de depresión a la situación.

Así, el film se ocupará de los últimos discos solistas que grabó mientras se sometía a toda clase de procedimientos físicos, grabaciones que lo sacaban de su estupor. Y si bien las partes más densas y difíciles de sus tratamientos por diversas afecciones que le van apareciendo no se muestran, es más que evidente lo difícil que fue su día a día en los últimos años. Promediando su metraje, la película se centrará en el primer homenaje que recibió: su introducción al Salón de la Fama del Rock & Roll, con todo lo que eso significó y lo difícil que fue armarla, ya que por sus problemas físicos no solo no podía cantar en el escenario sino tampoco parecía posible que pudiera viajar en avión de Los Angeles a Cleveland. Y para el final dejará, más a modo de teaser que de otra cosa, el concierto despedida en Birmingham, Inglaterra, más precisamente en el estadio de Aston Villa, su club de toda la vida.
La familia Osbourne, que con su reality show de los años 2000 fueron pioneros de ese mercado, tienen muy afilados los instintos para salir en cámara y hablar de su historia personal. También, claro, saben bien qué mostrar, qué no y son expertos en comercializar la figura de Ozzy y la historia familiar. NO ESCAPE FROM NOW aprovecha todo eso en una estructura de documental más clásico con entrevistas a cámara en el que buena parte del impacto pasa por ver y escuchar a sus colegas hablar de él y ayudarlo en esa última etapa. Así, músicos como Tom Morello, Billy Corgan, Chad Smith, James Hetfield, Slash, Billy Idol y decenas más hablan de Ozzy y se emocionan. Y para escapar del tono duro, el humor característico del cantante aparece varias veces.
Pero es la emoción la que va por encima del cálculo que uno siente que hay detrás de un producto lanzado al mercado apenas unos meses después de la muerte de Osbourne. Las dudas que uno tiene al respecto se disipan en parte al ver las sensaciones que la presencia y los esfuerzos del músico genera en amigos, colegas, familiares y fans. También, claro, en su propia lucha contra una serie de enfermedades físicas y mentales que paralizaron en los últimos años a un hombre que parecía imparable. A lo largo de dos horas, este documental funciona como una despedida y homenaje merecido a una de las más grandes estrellas que dio el viejo y querido rock & roll.