Series: reseña de «Chad Powers: mariscal de campo», de Glen Powell y Michael Waldron (Disney+)

Series: reseña de «Chad Powers: mariscal de campo», de Glen Powell y Michael Waldron (Disney+)

En esta comedia deportiva, un jugador de fútbol americano muy odiado por sus problemas dentro y fuera de la cancha intenta volver a jugar disfrazado de otro hombre, muy distinto a él. Con Glen Powell y Steve Zahn. En Disney+

De entrada, hay que aceptar la excesiva premisa. Si uno traspasa esa barrera –como sucede con muchas series y películas en las que una persona utiliza un disfraz no muy bien producido, como es el caso de Clark Kent/Superman–, puede llegar a disfrutar, moderadamente, de CHAD POWERS. La serie se centra en un mariscal de campo de fútbol americano tan pero tan «cancelado» por errores cometidos dentro y fuera del campo de juego que no le queda otra que transformarse en una persona muy distinta y empezar de nuevo. ¿Cómo? Con la ayuda de una peluca, maquillaje, una dentadura postiza, un acento distinto al suyo, una nariz falsa y así. ¿Funcionará?

Comedia ligera en plan STICK o TED LASSO, la serie surge también de un sketch televisivo (que protagonizó el verdadero quarterback Eli Manning, acá productor) pero tiene una característica diferente, ya que apuesta de entrada con la farsa del disfraz. Es que Russ Holliday (el nombre real del personaje que encarna Glen Powell), una estrella de la Universidad de Oregon, comete un error garrafal que lleva a su equipo a perder el ansiado Rose Bowl, tiene luego un altercado con el padre de un chico enfermo y nadie quiere saber más nada con él.

Pasan los años y Holliday sigue en la mala: bebe, se mete en peleas, lo siguen bastardeando en las redes y no consigue equipo que lo acepte. Sin opciones, toma una decisión radical. Ve un llamado abierto de la Universidad de South Georgia para jugadores en su posición y se presenta. Eso sí, como nadie lo quiere como Russ aprovecha que su padre es maquillador profesional, le roba materiales y se convierte en un personaje bizarro –sureño, bastante bruto, de pocas luces– al que da por llamar Chad Powers. Con la ayuda de un porrista (Frankie A. Rodriguez) que descubre su secreto y puede ayudarlo con el look, Russ se presenta a las pruebas convertido en Powers y, pese a que todos lo miran raro, su talento es obvio y queda seleccionado.

De ahí en adelante la serie intentará ver no sólo cómo hace para crecer en el equipo y recuperar su mejor juego y forma sino, principalmente, para que no lo descubran. Y cada episodio estará lleno de potenciales situaciones de riesgo (una reunión en una piscina, gente que le tira un balde de agua, las duchas de los vestuarios, etcétera) en las que puede ser desenmascarado. Además, nadie entiende su inventada historia de vida, ya que no hay imágenes ni datos suyos en las redes ni tiene papeles y tampoco estudia en esa universidad. En los tres episodios adelantados a la prensa, su criatura sobrevive.

Eso es, poco más poco menos, lo que propone CHAD POWERS. En el equipo tendrá que lidiar con un coach recién separado (Steve Zahn) que no sabe qué hacer con él, empezará a mirar con simpatía a la hija de ese coach que es asistente del equipo (Perry Mattfeld) y lidiará con compañeros difíciles de su equipo, con su padre (Toby Huss) con el que tiene una difícil relación y con la principal donante y benefactora del equipo (Wynn Everett, en un personaje excéntrico similar en cierto modo al que hace Hannah Waddingham en TED LASSO) mientras mantiene una muy improbable doble vida.

El recorrido a ir haciendo es previsible: lo que Russ no pudo conseguir como él mismo quizás pueda hacerlo recomenzando de nuevo e interpretando a un personaje muy distinto a él en todo sentido. Es ese el viaje cómico que la serie cocreada por el propio actor de TWISTERS propone: bajar los humos, destruir el inflado ego (Powers empieza como suplente y el tipo internamente no lo puede asumir) y reencontrarse más como persona que como jugador de fútbol americano. Obvio que un interés romántico ayudará. CHAD POWERS se presenta como una serie convencional, masiva, accesible, una que intenta atrapar a todo tipo de público, empezando por los más chicos que pueden engancharse con esta idea en plan PAPA POR SIEMPRE o TOOTSIE pero sin cambiar de sexo.