Viennale 2025: crítica de «Peter Hujar’s Day», de Ira Sachs

Viennale 2025: crítica de «Peter Hujar’s Day», de Ira Sachs

por - cine, Críticas, Festivales
18 Oct, 2025 04:03 | Sin comentarios

El fotógrafo Peter Hujar comparte sus actividades de un día de 1974 en una conversación grabada con su amiga Linda Rosenkrantz. Con Ben Whishaw y Rebecca Hall.

Minimalista en lo formal y en lo narrativo, al punto que bien podría ser una breve obra de teatro con solo dos actores, PETER HUJAR’S DAY narra exactamente lo que dice el título: un día en la vida del fotógrafo que da nombre al film, un muy conectado artista y foto-reportero que retrató muy bien la Nueva York de los años ’70 y ’80. Pero ese día en la vida que propone el film solo lo escucharemos a través de sus palabras en una mezcla de entrevista y conversación que le dio –realmente– a la periodista y amiga suya Linda Rosenkrantz a lo largo de otro día, en lo que parece ser la casa de ella.

Ben Whishaw encarna al fotógrafo y Rebecca Hall –en un rol que le permite hacer poco y nada– a la amiga/periodista. Con grabador y micrófono en la mesa, Linda conduce una entrevista cuyo objetivo es saber cómo pasan un día entero sus amigos. En este caso le toca a Peter, un fotógrafo gay treintañero un tanto melancólico que es amigo de todo el mundillo neoyorquino. Y así será el film, que se corre un poco del realismo para presentar esa narración desarrollándose también a lo largo de un día entero y olvidándose muchas veces de la existencia del micrófono y/o la grabación. Es un claro ejercicio/juego –de hecho, en un momento se deja ver el artificio– que sirve para conocer esa historia.

Lo que contará Hujar no será particularmente revelador en un sentido social, emocional o político pero sí servirá como un mini-retrato de un lugar y una época, ya que está lleno de «name droppings» (a Hujar le gusta mencionar a sus conocidos famosos muchas veces solo por sus nombres de pila) y actividades con celebridades de la época. De hecho, el ejercicio de Rosenkratz que el realizador de PASAJES y FRANKIE recupera está sacado de esa grabación, recuperada hace poco tiempo y reiterada tal como fue, lo cual le da una cierta entidad documental. O eso al menos es lo que parece.

Los breves 76 minutos de la película se irán en la narración que Peter hace de ese 18 de diciembre de 1974, empezando por esperar a una editora para que elija fotos de la actriz Lauren Hutton, continúa con una conversación con su amiga Susan (Sontag) y luego –en lo que será su principal actividad del día, además de dormir un par de siestas e ir a comprar comida china– su encuentro con Allen Ginsberg para sacarle unas fotos que publicará el New York Times. La tarea no será tan sencilla –el escritor beatnik era un personaje un tanto peculiar– y gran parte de su narración se irá en contar las idas y vueltas de ese tortuoso encuentro. Y la historia seguirá con otros aconteceres nocturnos, ligados a cenas o conversaciones con otras micro-celebridades del mundo artístico neoyorquino de los ’70.

La historia que cuenta Hujar no tiene un crescendo dramático tradicional ni la estructura de la conversación remeda a una obra de teatro que crece en complejidad o densidad emocional. Casi al contrario, la conversación está plagada de minucias sobre precios de las cosas (lo que le pagan por las fotos, lo cara que está la comida y así), chismes acerca de conocidos de ambos y, más que nada, las particularidades de su encuentro con el poeta, que Hujar considera no estuvo a la altura de sus expectativas ni de sus necesidades artísticas, más allá de la conexión que termina posibilitando que haga unas posteriores fotos con William S. Burroughs.

PETER HUJAR’S DAY es un ejercicio, ni más ni menos que eso. Podría haber sido un cortometraje –creo que era una opción más adecuada–, pero de todos modos gracias al elenco esa conversación de casi 70 minutos se hace amena y llevadera. Más monólogo que conversación ya que es Whishaw el encargado de ponerse al hombro el texto mientras que Hall lo acompaña muy bien pero raramente dice frases completas o cuenta cosas personales. Sachs logra de todos modos retratar muy bien la intimidad y amistad entre ambos a lo largo de ese día, de esa noche, de esas anécdotas y de una época –marcada por la bohemia de Nueva York y por la ausencia de teléfonos celulares o urgencias permanentes– que hoy se mira con nostalgia.