Estrenos: crítica de «Vieja loca», de Martín Mauregui

Estrenos: crítica de «Vieja loca», de Martín Mauregui

por - cine, Críticas, Estrenos
11 Nov, 2025 05:07 | Sin comentarios

La ex novia de Pedro le pide un gran favor: cuidar a su madre, Alicia, que padece demencia senil. Al verlo, Alicia lo confunde con un amante oculto del pasado, lo secuestra y encadena, poniendo en peligro su vida. Con Carmen Maura y Daniel Hendler. Estreno en Argentina: 13 de noviembre.

Pese a debutar recién ahora en la dirección en solitario, Martín Mauregui es casi un veterano del cine argentino. Parte fundacional de la productora La Unión de los Ríos, codirigió EL AMOR (PRIMERA PARTE) junto a Alejandro Fadel, Santiago Mire y Juan Schnitman en 2005, y colaboró como guionista en películas de Pablo Trapero, Walter Salles, Mariano Llinás, Federico Veiroj, Daniel Hendler, Santiago Palavecino y Damián Szifron, entre otros. Tuvo proyectos ambiciosos que por diversos motivos quedaron en el camino y llega ahora con su opera prima como alguien experimentado y novato a la vez.

VIEJA LOCA es un film de terror, a su modo, bastante clásico, respetuoso de ciertas tradiciones góticas del género. Más allá de un inicio ligero que permite suponer que estamos ante algo más parecido a una comedia negra, lo que Mauregui propone se va volviendo cada vez más denso y oscuro, jugando con la sanidad mental, los traumas del pasado y la violencia familiar. Con alguna similitud con MISERY o películas que presentan un tipo de relación parecida a la de aquella adaptación de Stephen King, lo que su perturbador y claustrofóbico film ofrece es una tortuosa y angustiante cadena de acontecimientos que van tiñiendo todo de un clima de desesperación. Lúdica por momentos, pero desesperación al fin.

Todo comienza de manera relativamente inocente con Laura (Agustina Liendo) viajando en auto con su hija y soportando los pesados y repetitivos llamados de su madre, Alicia (Carmen Maura), que le pregunta de manera obsesiva una y otra vez las mismas cosas y le habla de una ex pareja que jamás tuvo, dejando en claro que no las tiene todas consigo. La hija está harta de escucharla, le pide que tome su medicación, pero la terca mujer no parece escucharla. Un poco preocupada, Laura le pide a Pedro (Daniel Hendler), su ex pareja, si se puede quedar esa noche con ella a cuidarla, ya que no tiene quien se ocupe. Y el tal Pedro acepta, sin saber en qué se está metiendo.

Todo parece entre simpático excéntrico hasta que Alicia –que no se toma la pastilla que él le da– empieza a confundirlo con el ex amante que ya le mencionó a su hija y se obsesiona con que Pedro es él. El hombre se da cuenta que está confundida, niega la asociación, pero Alicia no solo insiste sino que empieza a acusarlo de horrorosos actos, muchos de ellos en contra de ella. Y a partir de esa confusión y aparente mezcla de personas, Alicia toma las riendas de la situación poniendo la vida de Pedro, que no puede hacer nada para zafar, en serio peligro.

Es eso, en líneas generales, lo que cuenta VIEJA LOCA, utilizando una casona enorme y venida a menos, clásica del género, como escenario casi único de la serie de confusiones, enfrentamientos y crecientes agresiones de parte de Alicia al atribulado Pedro. En un momento, el film entra de lleno en el ámbito de las torturas y la violencia, con Alicia devolviéndole agresiones a alguien quien cree que las cometió contra ella. ¿Habrá algo de cierto en todo esto o es puro divague y alucinación?

Película realizada en coproducción con España –con el célebre J.A. Bayona como productor–, VIEJA LOCA es más que nada un retrato de la tal Alicia, una mujer claramente traumada por su pasado que, en lugar de victimizarse, se entrega a una política del golpe por golpe. Desde el humor sexual –que incomoda al más timorato Pedro– a brutalidades varias, pasando por ácidos y desaforados comentarios o acciones, Alicia parece haber perdido lo que conocemos como «razón» y eso la ha permitido soltar sus demonios, acumulados a lo largo de los años y las malas experiencias, muchas de las cuales también la implican.

La sofisticación de la propuesta –los colaboradores de Mauregui, empezando por el DF Julián Apezteguía, son todos experimentados en la materia– está a años luz de gran parte del cine de horror local. Y se nota en las inteligentes y creativas maneras que ambos inventan para evitar que el enfrentamiento entre estas dos criaturas se vuelva en exceso estático o teatral. No siempre logran evitar la claustrofobia que genera la propuesta, pero tengo la impresión que se trata de un efecto buscado. Con la cercanía del film a elementos del torture porn, sin embargo, tengo mis dudas. Hay ahí una explotación de un recurso un tanto trillado que, si bien tiene lógica en el contexto, por momentos agota.

Es, de todas maneras, algo integral a la propuesta de VIEJA LOCA: ver cuánto uno está dispuesto a soportar a una mujer que, más allá de sus curiosas razones, actúa de una manera maníaca contra un personaje que no parece ofrecerle mucha resistencia ni perturbarla más que por su mera presencia. La aparición breve de Camila Peralta y Ezequiel Díaz entrando a la casa en el momento menos pensado pone al espectador en la incómoda situación de no saber de qué lado ubicarse en ese extraño momento. Y es a ese desdoblamiento moral al que apuesta Mauregui en su inquietante y abrumadora película.