
Festival de Mar del Plata 2025: crítica de «& Sons», de Pablo Trapero (Competición Internacional)
En su debut cinematográfico en inglés, el realizador argentino adapta la novela de David Gilbert, un intenso drama familiar con Bill Nighy como un escritor recluido que reúne a sus hijos distanciados en su mansión. Viejas heridas, secretos y delirios salen a la luz en una historia que oscila entre el melodrama y lo fantástico.
Después de muchos años y muchos proyectos que fueron quedando en el camino, uno de los directores esenciales del cine argentino, Pablo Trapero, hace su debut en idioma inglés con & SONS, un denso drama familiar protagonizado por varias luminarias del cine británico. Bastante diferente al tipo de cine que habitualmente realiza en nuestro país –con la película que más conexiones tiene es con LA QUIETUD, de similar búsqueda melodramática–, se trata de un historia que se mete en las dolorosas vivencias de una familia disfuncional y poco convencional por donde se la mire. Empezando por su patriarca…
Bill Nighy encarna a Andrew Dyer, un escritor célebre, famoso y millonario que vive en un gigantesca casona en la campiña británica de la que no sale hace casi 20 años. El tipo es un desastre hecho y derecho: bebe todo el día, duerme en cualquier momento, escucha música a volúmenes insoportables y anda errático por los innumerables cuartos del hogar sin casi orientación. El tema es que no vive solo: su muy joven hijo Andy Jr. (Noah Jupe, de UN LUGAR EN SILENCIO) tiene que soportarlo y tratar de que no derrape aún más y hay una ama de llaves llamada Gerde (Anna Geislerová) que limpia la casa y los alimenta.
Tras una serie de dislates sociales que prueban que Andrew no está en condiciones de salir del hogar, el tipo decide convocar en su casa a sus otros dos hijos, a los que hace mucho tiempo que no ve. El mayor, Richard (Johnny Flynn) vive en Estados Unidos, nunca lo visita y ahora viaja con su hijo adolescente; y Jamie (George MacKay, de 1917), un documentalista que carga con su cámara al hombro y que tampoco sabe mucho de él ya que se quedó más cerca de su madre, Isabel (la extraordinaria Imelda Staunton), después de la separación de ambos. Al llegar ambos conocen a Andy Jr., que es al parecer hijo de un affaire que tuvo su padre y que causó la disolución bastante brusca del grupo familiar.
Lo que Andrew quiere hablar con sus hijos mayores tiene que ver con la cercanía de su muerte. Pero no se trata de una cuestión de dinero o de herencia sino de un oscuro secreto suyo que es mejor no revelar y que, a la vez, llevará todo el drama hacia una zona un tanto más enrarecida, bordeando con lo fantástico. Pero los hijos dudan. ¿Serán verdaderas las revelaciones de su padre o son consecuencia de los delirios de un tipo que lleva ya décadas bebiéndose su fortuna y perdiendo todo lazo con la realidad? Entre la resolución del misterio y los intentos de entender y hasta quizás recomponer los destrozados lazos familiar pasará este drama basado en una novela del estadounidense David Gilbert que el realizador de MUNDO GRUA y EL BONAERENSE adaptó con la colaboración de la actriz y cineasta canadiense Sarah Polley.

Si bien no es una adaptación de una obra, por la manera en la que las escenas se desarrollan –muchas de ellas son largos encuentros/enfrentamientos tanto en la casa del escritor como en la de su ex–, & SONS tiene un aroma ligeramente teatral, algo que crece a partir de algunas actuaciones de una intensidad más propia de las tablas que del cine. La historia tarda un rato en armarse –al principio da la impresión que estará virada hacia algo un tanto más cómico–, pero va cobrando en densidad hasta que llega la revelación que lo cambia todo. De ahí en adelante ese tema será más un problema que un acierto del texto, ya que le da a la trama una característica fantástica que no le hace falta. Con los problemas que tenían ya era más que suficiente.
Es que, en el fondo, & SONS es una película sobre un padre monstruoso y los hijos rotos que dejó en su extraño y desesperante paso por el mundo. El hombre intentará justificar su accionar –el giro enrarecido viene de ahí–, pero en lo central nada se modifica. La que lleva el drama humano a territorios más emotivos y menos histriónicos es Isabel, interpretada con sabiduría por Staunton como un bálsamo de calma, humanidad y comprensión en medio del caos masculino que la rodea. Y la película se irá construyendo a partir de distintos diálogos, reuniones y discusiones entre sus miembros que da a poco irán revelando nuevos enigmas y secretos bien guardados.
Visualmente, Trapero intenta darle al film una energía, un ritmo y una movilidad que le permita evitar que los largos diálogos terminen volviéndose monótonos o repetitivos. A veces lo logra –al inicio hay un larguísimo plano secuencia que presenta a la vez el tambaleante estado etílico del protagonista y el tamaño inmenso de la casa– y en otras ocasiones, no tanto. La película fluye de a ratos, en otros momentos parece enredarse o irse por tangentes para luego volver a poner en el centro lo verdaderamente importante que se cuenta en ella, una historia de disolución familiar llena de –por citar a otra con algunos puntos en común– secretos y mentiras.
Uno siente & SONS más como una tangente en la carrera de Trapero que como un cambio definitivo a otro tipo de cine o de formato. De hecho, series que hizo en el exterior como ZEROZEROZERO –relacionada a las mafias y al tráfico de drogas– se sentían como más naturales a los mundos en los que el realizador argentino parece moverse mejor, mundos a los que está regresando ahora con GORDON, la serie de Netflix basada en la novela homónima de Marcelo Larraquy que retoma el universo de la violencia policial y política de los años ’70 y ’80 en la Argentina. Aquí, como en LA QUIETUD, Trapero pone las fichas por el lado del melodrama, un género que sin dudas lo moviliza pero que no parece ser el que le queda más cómodo. La película no decepciona, pero uno se queda con la sensación que no es este el territorio en el que el realizador de EL CLAN mejor se maneja.



