
Festival de Mar del Plata 2025: crítica de «Dreams», de Dag Johan Haugerud
En el Oslo contemporáneo, una adolescente de 17 años se enamora de su profesora de francés y luego escribe una novela sobre su relación. Pero cuando su familia la lee, surge la duda: ¿sucedió realmente? Ganadora del Oso de Oro en Berlín, el film noruego explora las fronteras entre el amor, la memoria y la ficción.
El asunto de por sí es bastante confuso por lo que vamos a tratar de aclararlo al menos un poco. En el cine noruego existen dos Trilogías de Oslo, realizadas por dos cineastas distintos. La primera, conocida como The Oslo Trilogy (u Oslo-trilogien si quieren ser más precisos) es un tríptico de películas separadas dirigidas por Joachim Trier, que incluyen REPRISE, OSLO AUGUST 31ST. y THE WORST PERSON IN THE WORLD, estrenadas entre los años 2006 y 2021. A la segunda, más reciente, se la denomina informalmente The Oslo Stories Trilogy y tiene como realizador a su compatriota Dag Johan Haugerud y consiste también de tres films: LOVE, DREAMS y SEX, estrenadas entre 2024 y 2025. En común tienen, obviamente, que transcurren en la capital noruega y que las historias poco y nada tienen que ver entre sí más allá de algunos personajes sueltos que se repiten. Esto es: se pueden ver tranquilamente por separado.
Esta previa nos deja en DREAMS –estrenada en muchos lugares como DREAMS (SEX LOVE), bien para incluir en el título las otras partes de la trilogía o bien para que no la confundan con la película homónima de Michel Franco– que, para agregar complicaciones, es la segunda película de la trilogía de Haugerud aunque la tercera en estrenarse mundialmente y la más famosa de todas ellas por haberse llevado el Oso de Oro de la última edición de la Berlinale. Si bien las dos anteriores habían tenido cierta repercusión en festivales (participaron de Berlín y Venecia en 2024), fue DREAMS la que arrastró a las otras dos a una mayor notoriedad y la que más circulación está teniendo de todas ellas. Y es –aclaro antes de arrancar la crítica–, la única de las tres que vi, por lo que no tengo forma, al menos por ahora, de compararla con las demás.

Si bien su triunfo en Berlín fue recibido con bastante frialdad, la película de Haugerud (que no es ningún recién llegado ya que anda por los 60 años y tiene una larga carrera como novelista y realizador) es una valiosa y formalmente extraña indagación en la vida romántica de una adolescente de 17 años que se enamora perdidamente de su profesora de francés. Lo que separa a DREAMS de otros títulos con similar temática está adelantado un poco en su título, ya que no es aquí del todo claro si la relación amorosa entre ambas fue real o si la imaginó, soñó o inventó la joven Johanne (Ella Øverbye).
La película está organizada como una narración en primera persona cuyo origen conoceremos cerca del final. Johanne ha escrito una novela, cuenta, sobre su enamoramiento y romance con Johanna (sí, se llaman casi igual), nueva y radiante profesora de la escuela (interpretada por Selome Emnetu) a la que ella va. Johanne va narrando su enamoramiento, su obsesión por la chica y hasta sus celos por ver que otros compañeros conectan con la profe de una manera que ella no logra. Pero Johanne siente que hay interés, decide arriesgarlo todo –una relación entre profesora y alumna menor de edad sería éticamente complicada–, va a visitarla con una excusa y allí DREAMS se salta unos meses tras lo que escuchamos a Johanne contar que la relación terminó.
Esa gran elipsis que quedó en el medio integra la novela que la chica escribió sobre la relación, una que se la da a leer a su abuela Karin (Anne Marit Jacobsen), escritora, a quien le encanta y le recomienda publicarla. Johanne duda ya que no se siente segura de hacerlo y Karin toma la decisión inconsulta de dársela a la mamá de Johanne, Kristin (Ane Dahl Torp), que también la lee y se fascina con ella. Eso sí, la madre tiene preocupaciones más concretas: ¿es real lo que escribió? Ya que, de ser así, podría constituir un abuso. Y dice que, antes de publicarla, corresponde hablarlo con Johanna (la profesora) y ver qué opina al respecto.

DREAMS, sin embargo, no se presenta del todo como un drama romántico o un film sobre un dilema ético. Es, más que cualquier otra cosa, una película acerca de cómo narramos nuestras historias, de los lazos entre la realidad y la literatura, sobre eso que se da por llamar la memoir o la no-ficción. Claro que desde la perspectiva de la adolescente, esos asuntos no son los centrales sino la experiencia vivida y la relación con Johanna, que existió quizás más en su cabeza que en la vida real. En el medio aparecen celos profesionales, la complicada historia de la familia y una suerte de coming of age emancipatorio de la protagonista.
La película peca de ser excesivamente densa, hablada, con una narración persistente que la acompaña casi de principio a fin. Si bien el enamoramiento de la protagonista con su profesora es para ella muy serio (y es ella quien lo cuenta), Haugerud presenta su historia como si fuera el más abrumador drama bergmaniano y por momentos esa postura se vuelve cansina. A la vez, ciertas revelaciones que aparecen sobre el final le dan un vuelco a la película relativamente inesperado: nos presentan las diferencias entre cómo vemos a las personas –y cómo las contamos– detrás de un velo amoroso y cómo las ven los demás, desprovistos de esa mirada cariñosa.
Nota: para agregarle más complicaciones a la saga, pese a ganar el Oso de Oro «Dreams» no representará a Noruega en los Oscars. Lo hará «Sentimental Value«, de… Joachim Trier



