
Festival de Mar del Plata 2025: crítica de «Pensamiento lateral», de Mariano Hueter (Competición Argentina)
Una psicóloga es secuestrada por una banda criminal para que revele secretos de un paciente y ella trata de encontrar la forma de enredar mentalmente a sus captores. Con Itziar Ituño y Alberto Ammann.
No es buena idea secuestrar a un psicólogo. Palabras más, palabras menos, eso es lo que queda claro viendo PENSAMIENTO LATERAL. Quizás no sean las personas más duras para resistirse o con más talento para escaparse, pero pueden tener armas inesperadas para cambiar su suerte. Especialmente si sus captores le dejan algunos flancos abiertos en los que puede meterse. El guión de la película de Mariano Hueter utiliza esa excusa para armar un thriller que transcurre, en su gran mayoría, en el galpón de una fábrica en el que una psicóloga intentará, a su modo, de hacer la sesión de terapia más arriesgada de su vida.
Julia (Itziar Ituño, conocida por su rol como «Lisboa» en LA CASA DE PAPEL) es psicóloga y profesora universitario de origen vasco (no es «gallega» como generalizan, argento-style, sus captores). La mujer, eso sí, vive y trabaja en la Argentina por lo que debe estar acostumbrada a que la llamen así. Inesperadamente, Julia es golpeada a la salida de la facultad por un hombre que la mete en un auto, se la lleva y termina despertándose en una fábrica abandonada que parece estar ubicada en algún lugar alejado de todo, quizás en el Gran Buenos Aires. Y tiene a un tipo al que llaman Milo (Alberto Ammann) que la agrede, la maltrata y le pide que cuente todo lo que sabe. ¿De qué le habla? Julia no tiene idea.

Junto a su padre Alfonso (César Bordón) y un medio hermano Juan (Mauricio Paniagua), Milo amenaza y tortura a Julia para que cuente lo que sabe y, supuestamente, le reveló «Sosa», un paciente que tendría negocios con esta banda. La mujer dice que el tal Sosa jamás le contó nada importante y que no entiende qué quieren de ella. Entre los maltratos, la mujer empieza a notar algunas fisuras en el grupo de sus secuestradores y se da cuenta que la mejor forma que tiene de escapar o sobrevivir es metiéndose por ahí, en sus cabezas, haciéndolos enfrentar entre sí. A la par, unos breves flashbacks van armando de a poco una pintura un poco más compleja de la situación.
La película de Hueter (en la que se menciona a un personaje que lleva mi apellido, algo bastante poco común…) es, a todas luces, un thriller clase B: módico, directo, medianamente efectivo en su poco más de 85 minutos y con algunos giros inteligentes, aunque no particularmente sorpresivos, sobre el final. Ituño y Ammann –actor también español pero de origen argentino– le sacan todo el jugo posible a los tensos intercambios que tienen entre sí, mientras que un rol clave lo tiene el más chico e inexperimentado del grupo, Juan, encarnado con convicción por Paniagua.
No hay espacio ni tiempo para mucho más. PENSAMIENTO LATERAL evita caer en el regodeo de la violencia innecesaria (un secuestro de ese tipo es para muchos directores una tentación a caer en versiones del torture porn), hace lo posible por encontrar recursos visuales dentro del limitado espacio en el que transcurre y no inunda al espectador con información previa o conexiones criminales excesivamente complicadas. Es un juego de «gato y ratón» en el que un psicólogo podría tener una ventaja contra sus captores. La próxima vez, ya saben, no hay que dejarlos ni hablar.



