Estrenos online: crítica de «Amistad tóxica» («Friendship»), de Andrew DeYoung (Paramount+)

Estrenos online: crítica de «Amistad tóxica» («Friendship»), de Andrew DeYoung (Paramount+)

Un paquete entregado por error desencadena una amistad improbable que pronto se convierte en obsesión, humillación y un caos muy incómodo. Con Tim Robinson, Paul Rudd y Kate Mara. En Paramount+ desde el 10 de diciembre.

Tim Robinson se ha convertido en el rey de la comedia incómoda, un actor, guionista y comediante cuyos códigos humorísticos son muy particulares y específicos. En series como I THINK YOU SHOULD LEAVE y la más reciente THE CHAIR, Robinson se caracteriza por interpretar a personajes con personalidades obsesivas, caprichosas, intensas o, simplemente, bizarras. Los suyos son los típicos protagonistas con los que uno no quisiera tener que identificarse: suelen ser insoportables, meterse en constantes problemas y atravesar situaciones a las que llamar cringe les queda corto.

FRIENDSHIP no es un proyecto suyo pero ha sido escrito por el realizador y guionista Andre DeYoung específicamente para su «personaje» público. Robinson aquí interpreta a un tal Craig Waterman, casado con la amable florista Tami (Kate Mara), con quien tiene un hijo adolescente, Stevie (Jack Dylan Grazer). Trabaja en una compañía de marketing digital –su especialidad es hacer que la gente se enganche con las aplicaciones– y si bien tiene un estilo y obsesiones un tanto particulares, parece una persona más o menos ubicada o razonablemente feliz. Cada tanto, Tami tiene la tendencia de mencionar a su ex, pero a Craig no parece moverle un pelo el asunto.

Todo empieza a cambiar el día en el que por error recibe en su casa un paquete por correo que era para su recién mudado vecino, Austin (Paul Rudd con un bigote manubrio enorme y un peinado problemático), un hombre que se dedica a dar la temperatura (por las noches, detalle que será importante) en el canal de televisión local. Los dos se caen bien y, agradecido, Austin invita a Craig a ir a verlo a tocar a un bar con su banda punk y termina hasta diciéndole si no quiere tocar la batería (algo que Craig hace, pero no muy bien) con ellos. Todo parece ir bien con esta nueva amistad al punto tal que Austin lo incluye en un evento social con sus amigos. Y ahí Craig, compitiendo por la atención de su nuevo amigo, empieza a ponerse denso, raro y obsesivo, incomodando a todos los demás.

De ahí en adelante, AMISTAD TOXICA se centrará en la curiosa crisis que atraviesa Craig al darse cuenta que Austin lo evita y no quiere saber más nada con él. Eso derivará en una serie de comportamientos y actitudes cada vez más extravagantes que lo pondrán también en tensión en su trabajo y, especialmente, con su mujer y su hijo. En ese sentido, el film de DeYoung no es, estrictamente, una historia acerca de la amistad sino sobre cómo un hombre con pocas «habilidades sociales» empieza a enredarse cada vez más en una rara y desesperante búsqueda de aprobación que no hace más que hundirlo en un pozo del que le será casi imposible salir.

La cara pétrea y la actitud algo enervante que tiene Robinson convierten a Craig en una máquina de incomodar a todo el mundo. Y eso que se da dentro de la ficción se escapa hacia afuera, haciendo que los espectadores sientan también vergüenza ajena al verlo meter la pata una y otra vez enredado en su deseo de que lo quieran y acepten. Esa sensación de «trágame tierra» que tan bien maneja Robinson es su marca cómica ya establecida, y el hombre es capaz de generar incontables situaciones humorísticas ligadas a sus permanentes faux pas, que él no parece notar y que se agrandan y complican cada vez que quiere repararlos. Rudd, un experto en este tipo de comedias, juega un rol que también resulta un tanto más irritante, solo que de una manera socialmente más aceptable y menos anárquica o destructiva.

Los que hayan visto THE CHAIR o alguno de los otros trabajos de Robinson engancharán rápidamente con el código que se propone aquí. Tal vez, los espectadores con menor tolerancia a la cringe comedy se sientan un tanto repelidos por este personaje un tanto patético que puede ser miserable y cruel un segundo y relativamente tierno y amable al siguiente. No hay dudas que Craig lo intenta todo para ser querido por su pareja, su hijo, su amigo y hasta los amigos de sus amigos, pero cuando apenas siente una pizca de rechazo lo mejor será esconderse abajo de una silla o salir corriendo del establecimiento. Finalmente, y a su pesar, estar con él termina siendo un viaje de ida de consecuencias imprevisibles.