Estrenos online: crítica de «Lilith Fair: Mujeres que cambiaron la música» («Lilith Fair: Building a Mystery»), de Ally Pankiw (Disney+)

Estrenos online: crítica de «Lilith Fair: Mujeres que cambiaron la música» («Lilith Fair: Building a Mystery»), de Ally Pankiw (Disney+)

Un documental revisa el festival itinerante liderado por mujeres que, a fines de los ’90, cuestionó las reglas de género del rock y fue ridiculizado hasta que el tiempo le dio la razón.

A fines de los años ’90, mucho antes del #MeToo y los cambios culturales que esa movida feminista despertó, existían muchas movidas, organizaciones y actividades que intentaban discutir la masculinización –el patriarcado, digamos, aunque entonces nadie lo llamaba así– de la cultura rock. No se seguían lineamientos teóricos ni se planteaban las cosas de un modo combativo, pero la necesidad de generar espacios para las mujeres dentro del rock eran más que obvios. En esa época, como una extensión de la movida de cantautoras que venía creciendo desde fines de los ’80, apareció Lilith Fair, un festival en gira por los Estados Unidos y Canadá creado por Sarah MacLachlan, que se organizaba de un modo nunca visto hasta entonces: su line-up estaba compuesto solo por artistas mujeres.

MacLachlan y sus colaboradores de entonces explican en este documental qué fue lo que los llevó a armarlo: falta de espacio en las radios para sus canciones, un ambiente en el que las mujeres eran vistas como una excepción a la regla y admitidas de a una por vez (los programadores radiales se negaban a pasar dos canciones seguidas de mujeres), y la necesidad de encontrar un ámbito amable para un tipo de música que no siempre se llevaba bien con una energía masculina un tanto intensa que predominaba en esos años. Fue eso lo que llevó a que, entre 1997 y 1999, apareciera Lilith Fair, un festival que fue tan exitoso como controversial, tan relevante para los que participaron como considerado, para unos pocos, como una especie de broma.

El documental no lo aclara pero Lilith Fair no era un festival de artistas mujeres solamente. La mayoría de ellas tenían un sonido y hacían un tipo de música con ciertas similitudes: cantautoras en muchos casos acústicas, de voces cuidadas, con letras íntimas y con un tipo de actitud amable y sensible que no incluía necesariamente a todas. Pero sí era representativo de una movida que, entre otras, integraban Sheryl Crow, Suzanne Vega, Paula Cole, Lisa Loeb, Liz Phair, Jewel, Indigo Girls, Shawn Colvin, Joan Osborne, Natalie Merchant, la propia MacLachlan y, ocasionalmente, artistas negras como Tracy Chapman, Erykah Badu y Missy Elliott, entre otras.

Mucho antes de las redes sociales y los smartphones –dejando en claro que la agresividad y la mala onda no es privativo de ellas– Lilith Fair fue víctima de un constante bullying mediático, con todo tipo de comentarios misóginos o burlones ligados a la lógica y la estética de ese festival. Y si bien en la cultura rock debería haber espacio para el comentario ácido y la ironía, por momentos había una agresividad respecto a estas artistas que dejaban entrever esa misma toxicidad masculina que ellas, a su modo, denunciaban (toxicidad que quedaría en evidencia en el concurrente Woodstock ’99). En ese entonces –sin cancelaciones ni un clima social que podía impedir las manifestaciones más crueles–, MacLachlan y sus artistas fueron miradas con cierta ironía y mucha maldad. Pero el tiempo les dio la razón y hoy se ve a Lilith Fair como una referencia para varias artistas actuales.

El documental recupera los inicios del festival, su dificultosa organización, su crecimientos, sus cambios, sus artistas más importantes, sus invitados, sus controversias y su final. Exitoso y relevante en su momento aunque rápidamente olvidado para los 2000, se trata de un festival que –aseguran los realizadores– pocos hoy conocen o saben que existió. Pero para los que estuvieron ahí y las que participaron, es un recuerdo fuerte, importante en sus vidas. Si bien es posible que haya una cierta contradicción entre lo que conocemos como cultura rock y lo que hoy podría considerarse un «safe space», también hay que admitir que los festivales nunca fueron un lugar cómodo para muchas mujeres, tanto siendo artistas como parte del público. Y Lilith Fair logró ser exactamente eso.

Entrevistadas actualmente, las participantes (MacLachlan, Crow, Vega, Cole, Loeb, Phair, Jewel, Colvin, Merchant, Badu y «madrinas» como Emmylou Harris, entre otras) recuerdan sus vivencias, en todos los casos, con alegría y emoción. Si bien el clima de la última década parece propicio para un regreso de un festival de este estilo, a la vez hoy las artistas mujeres –como Taylor Swift, Billie Eilish o Beyoncé– son las que más público que llevan a sus shows y las que más recaudan, por lo que «juntarlas» puede resultar hasta innecesario. Y aunque Lilith Fair hoy sea recordado por pocos, su influencia a la hora de cuestionar cómo las mujeres eran marginadas en la cultura rock es innegable. Hoy nadie dudaría en poner dos, tres o más canciones de artistas mujeres en una radio. Si es que se sigue escuchando música en las radios…