Estrenos online: crítica de «Predators», de David Osit (Paramount+)

Estrenos online: crítica de «Predators», de David Osit (Paramount+)

Este documental se ocupa de un célebre show de televisión llamado «To Catch a Predator» y su discutible manera de atrapar a abusadores sexuales de niños. Disponible en Paramount+

En el heterogéneo y enorme universo de los shows televisivos basados en casos reales –sean noticieros, documentales, true crime, reality shows o el nombre que les inventen–, los programas policiales fueron, y en buena medida siguen siendo, una propuesta casi segura de éxito. Muchos de ellos derivan de COPS, una serie que existe desde fines de los ’80 y que acompaña a los policías en su accionar. El caso que este documental llamado Predators toma como punto de partida se emitió de 2004 a 2007 y se llamó To Catch a Predator, que empezó como segmento del programa de investigación Dateline NBC y que, tras su gran éxito, se emitió solo. Se trataba de un programa que se proponía ayudar a detener a abusadores sexuales de niños.

Su realizador David Osit toma la historia de To Catch a Predator para hacerse preguntas sobre si es correcto que un programa de televisión cumpla funciones de la ley y la justicia, si lo que se emite es tan cierto y real como parece ser (muchas cosas que no ayudan a la narrativa que se cuenta solían quedar afuera) y, sobre todo, si shows como aquel tenían intención de entender y ayudar realmente con lo que mostraban o solo lo hacían por su propio beneficio, como simple entretenimiento. La pregunta sigue abierta ya que, si bien el show fue cancelado hace muchísimos años, el formato prendió y se sigue usando hasta hoy.

La primera parte de Predators cuenta la historia del programa en sí y cómo lo hacían. Durante varios días se montaba un operativo online y telefónico tratando de capturar personas que intentaban convencer a menores de edad de tener sexo con ellos. Usando adultos con aspecto y voces aniñadas, se los convencía de concurrir a una casa determinada y, una vez que se presentaban en el lugar, aparecía de sorpresa el conductor Chris Hansen y poco después los hombres eran detenidos en la entrada de esa casa por la policía. El programa transmitía una atrapante tensión que crecía aún más cuando el periodista aparecía y dejaba a los depredadores in fraganti. El problema es qué se hace con eso: ¿es legal? ¿puede un programa de televisión arrogarse ese derecho? ¿cuáles son los límites cuando el entretenimiento se confunde con la justicia? De hecho, el motivo por el que el programa se levantó fue por un problema de ese tipo, que aquí se cuenta en detalle.

La película tendrá otros dos episodios más. En el segundo se muestran los llamados copycat shows, programas que salen hoy en YouTube y que se inspiran en To Catch a Predator. Protagonizados por detectives amateurs y grupos de voluntarios que tratan de cazar este tipo de personas, son shows que sin la parafernalia del original también tratan de alcanzar su propia versión del éxito: ganar likes, clicks y monetizar el espectáculo en el que esto se convierte. Osit y los suyos siguen a este team en sus precarios y problemáticos intentos por «atrapar a un depredador» para luego ocuparse de entrevistar al propio Hansen y ver cómo, al día de hoy, el hombre sigue haciendo nuevas versiones del formato, solo que en un clima cultural mucho más tolerante con este tipo de vigilantismo que el de años anteriores.

Con un director que fue víctima de un abuso de ese tipo y una serie de situaciones entre incómodas y graciosas que a los personajes del film les toca vivir, Predators pone el ojo en esas zonas grises que existen en este tipo de situaciones, que pueden empezar con buenas intenciones pero que pronto suelen derivar hacia zonas donde el interés personal prima por sobre el deber social. Por un lado Osit propone una mirada más compleja y menos «televisiva» a este tipo de perturbados personajes. Y, por otro, se pregunta sobre los conceptos de «justicia por mano propia» y si eso puede finalmente ser contraproducente para los reales objetivos del show.

Osit entrevista a personas que trabajaron en el programa, dedicándole tiempo a los actores que se hacían pasar por niños y se ponían en riesgo al abrirles la puerta y «coquetear» con estos depredadores por unos minutos antes de la aparición evidente de unas cámaras que, en un segundo, podían cambiar sus vidas para siempre. Y entre entrevistas, archivos de la época y seguimiento a otros shows similares, Predators toma el riesgo de ubicarse en el lugar de la empatía, de preguntarse si el formato y la edición eran justas con los potenciales depredadores en cuestión.

Hay, además de eso, otros problemas para shows como este ya que en muchos casos la manera en la que se obtiene la evidencia (que puede calificar como «trampa» o entrapment) no es legal y podría dejar libres a los victimarios. A lo largo de todo el film, Osit se hace más y más preguntas sin llegar a ofrecer respuestas claras, ya que se trata de una zona donde lo legal, lo personal, lo íntimo y lo social se mezclan. Por lo pronto, lo que prima como propuesta en este sugerente y curioso documental pasa por la comprensión, el respeto a las instituciones y la idea de que si uno lograra ver y escuchar realmente a los otros sin importar lo alejados que estén de las convicciones propias, el mundo sería un lugar bastante mejor de lo que es.