Estrenos online: crítica de «The History of Sound», de Oliver Hermanus (MUBI U.S.)

Estrenos online: crítica de «The History of Sound», de Oliver Hermanus (MUBI U.S.)

Este film cuenta la historia de un delicado amor marcado por el silencio, la memoria y la música que une a dos hombres. Con Paul Mescal y Josh O’Connor.

La reserva emocional británica es un asunto conocido y películas como THE HISTORY OF SOUND sirven como referencia de un modo de ver y de acercarse al mundo de los sentimientos. Curiosamente, Olivier Hermanus, su director, todo un especialista en este tipo de personajes cuyo combo entre dignidad y pudor le impiden muchas veces expresar en público lo que sienten, es sudafricano. Pero en películas como esta o su anterior LIVING –remake del clásico VIVIR, de Akira Kurosawa, adaptado a Inglaterra– el hombre se ha convertido en un autor que se caracteriza por presentar a personajes que tienden a no expresar el cúmulo de emociones que los atraviesa.

Ese tipo de personalidad suele ser efectiva en términos cinematográficos y películas como LO QUE QUEDA DEL DIA –o muchas otras de la dupla Merchant/Ivory–las utilizaron a la perfección. Hermanus logra sin embargo ir un paso más allá de lo que fueron aquellas, ya que no solo muestra personajes de ese tipo sino que parece embeber a sus películas de principio a fin con ese tono. Esto es: la parquedad y discreción no solo se limita a sus personajes principales sino al universo entero, como si el mundo hubiese sido rociado por un virus que les impide a todos expresar sus sentimientos y emociones. O, quien sabe, acaso el gobierno es el que lo prohibe.

Como sucede en LIVING, Hermanus propone unos tiempos y unos silencios a los que hay que adaptarse. Y acá, gracias a la performance empática aún en su discreción de Paul Mescal, uno logra conectar con su largo y complejo recorrido emocional. El actor de AFTERSUN –otro personaje caracterizado por sus silencios y por la melancolía de largo aliento que lleva inscripta en su mirada– interpreta a Lionel, un hombre que ha crecido en la pobreza de una granja de Kentucky con un inusual talento para la música, uno que se conoce como «sinestesia» (o, más específicamente, chromestesia) y que le permite ver colores al escuchar sonidos.

De excelsa voz y un padre también músico, Lionel llega a estudiar en el Conservatorio de Música de Boston, en 1917. Es allí que conoce a David (el omnipresente y talentosísimo Josh O’Connor), otro joven estudiante cuyo origen es muy distinto al suyo: es un chico rico que estudia e interpreta el mismo cancionero popular que Lionel conoce por experiencia propia. Y es a partir de esas canciones folklóricas que se pasan de boca en boca y de generación a generación que ambos conectan. Lionel canta una que David no sabe. Y luego otra. Los dos se miran con intensidad y más temprano que tarde tenemos otro potencial SECRETO EN LA MONTAÑA en ciernes.

THE HISTORY OF SOUND es la crónica de esa trabada relación, con personajes que se unen y separan constantemente, a veces por eventos de naturaleza pública (David va a pelear en la Segunda Guerra) y otros que a Lionel le resultan un tanto inexplicables. El hito más importante de la conexión entre ambos –el que cimenta su relación y la vuelve a su modo épica– pasa por un viaje que ambos hacen por distintos pueblos de los Estados Unidos grabando en un viejo (en ese entonces nuevo y muy moderno) aparato fonográfico a vecinos y cantantes amateurs interpretando ese cancionero popular de origen indeterminado. Como Alan Lomax o similares, Lionel y David se dedican a recopilar las melodías que dieron origen a esa nación. Y en el medio de esos recorridos van construyendo una delicada y frágil historia de amor.

Hermanus pondrá el eje en ese romance, sin abandonar nunca la reticencia, el pudor y la discreción que caracterizan a sus personajes y a su cine. Y la película luego seguirá a Lionel tratando de reconectar con el amor de su vida y dándose cuenta –mucho antes del invento del teléfono y mucho más aún de los celulares o el email– que no será tan fácil retomar ese contacto. No solo eso. Lionel verá también que cada relación posterior que intente, sea con hombres o con mujeres, solo hará aumentar su angustia y su nostalgia. De un modo parsimonioso, melancólico y triste, THE HISTORY OF SOUND no llegará a transmitir todas las emociones que atraviesan a su protagonista pero sí logrará meter al espectador en esa suerte de agonía que lo va absorbiendo y que le impide reorganizar su vida por fuera de David.

La película es prolija, bella, distante y cuidada de un manera que refuerza la manera de actuar de su protagonista. En ese sentido, el modo narrativo que adopta el film es coherente con la personalidad de Lionel. De todas maneras, lo que esa elección termina generando es una distante quietud que termina siendo un tanto alienante y mucho más fría de lo que debería en una película centrada en sentimientos supuestamente agobiantes. En algunas escenas –una con una mujer a la que Lionel llega buscando a David y otras en las que escuchamos algunas de las canciones folclóricas que recogen o cantan–, THE HISTORY OF SOUND parece encontrar el punto justo entre reticencia y dolor, entre pudor y catarsis, pero son las menos. Durante la mayor parte de sus dos horas parece contentarse con ser un museo de sus propias emociones.