BAFICI 2012: Reseñas de películas extranjeras (84)

BAFICI 2012: Reseñas de películas extranjeras (84)

por - Críticas
18 Abr, 2012 10:10 | comentarios

Acá hay una listado de… 84 películas que están en el BAFICI (no bajó la cantidad, es que pasé las argentinas a otro post) que ya he visto a lo largo de los últimos meses y que voy a ir actualizando antes, durante y después del festival. Esta entrada mutante seguirá incluyendo breves (y no […]

Acá hay una listado de… 84 películas que están en el BAFICI (no bajó la cantidad, es que pasé las argentinas a otro post) que ya he visto a lo largo de los últimos meses y que voy a ir actualizando antes, durante y después del festival. Esta entrada mutante seguirá incluyendo breves (y no tan breves, en algunos casos) comentarios para los que planifican el festival y renovándose permanentemente. Si lo quieren usar como guía de compras es tema suyo. No es la intención del post y no me pidan devolución del dinero si después algo no les gusta…

ULTIMOS AGREGADOS: PATER, de Alain Cavalier (Trayectorias), AS CANCOES, de Eduardo Coutinho (Trayectorias), CORTA, de Felipe Guerrero (Panorama), MODS, de Serge Bozon (Foco ACID), HOME FOR THE WEEKEND, de Hans Christian Schmidt (Album Familiar) y KUICHISAN, de Maiko Endo (Panorama)

 

COMPETENCIA INTERNACIONAL

BONSÁI, de Cristián Jiménez (6.50) Es original en su forma, pero se me hizo bastante fría como para ingresar del todo en su universo. Intriga, promete, no sé si termina de cumplir del todo. La historia se centra en una pareja cuyo final trágico se conoce desde el arranque. Las idas y venidas de ambos, su separación, sus intentos por ingresar al mundo de la literatura, entran en este ambicioso filme que maneja varios tiempos a la vez y una serie de ejes narrativos. El filme cumple en su cometido: bien hecho, seductor, elegante. Es uno (soy yo, tal vez) el que no termina de «comprometerse» con lo que pasa en la pantalla. Si bien la estructura del filme es claramente distanciada y «meta» (mentiras e historias se mezclan con la supuesta realidad), hay algo en los ecos que todas esas asociaciones producen que no me termina de convencer.

CLIP, de Maja Milos (5.50) Más aún que SNOWTOWN (ver abajo), será la experiencia intensa de la competencia, de la que todos saldrán hablando. A diferencia del otro filme, que es duro y enervante, aquí siento que a la directora se «le escapó la tortuga» (como diría Maradona) en su retrato de la sorprendente vida sexual de una chica de unos 15 años en Serbia. El retrato familiar y social casi terminal, la necesidad de estar y competir con sus amigas (tanto en la vida real como en Facebook), las camaritas de video y fotos para documentarlo todo son el marco a esta historia de una chica que se engancha con un chico algo más grande, que no parece prestarle mucha atención, pero ella está dispuesta a todo para lograrlo. No creo que nadie se horrorice por lo que se ve (se aclara al final que las escenas de sexo explícito son «falsas» y están hechas por dobles de cuerpo), pero la sensación de voyeurismo es inevitable y un poco molesta. Se habla en varias críticas de «coraje» y «valentía» de la directora. Yo lo veo mucho más cerca de la explotación.

FRANCINE, de Melanie Shatzky y Brian M. Cassidy (8.50) Melissa Leo debería ganar otro Oscar (de hecho, más por este rol que por su algo excesiva performance premiada de EL LUCHADOR) por encarnar a esta mujer casi catatónica que sale de una cárcel y trata sin demasiada fortuna de reintegrarse a la sociedad, fallando en casi todos sus intentos y encerrándose cada vez más en su casa, con sus gatos y animales, que crecen y crecen en cantidad en tanto su distanciamiento con el mundo de afuera se torna cada vez más definitivo. THE WALL podría haber tenido una secuela así, con gatitos…

HEMEL, de Sacha Polak (7.50) Como en CLIP, aquí también hay una chica con una intensa vida sexual, mucha curiosidad y, en apariencia, poca participación de sus emociones en el asunto. Es más grande que la protagonista de aquel filme y Sacha Polak no intenta aquí hacer ninguna denuncia de nada, sino más bien entrar en el mundo de este personaje. Lo mejor del filme es que es un poco como SHAME sin el melodrama absurdo e impostado puesto ahí por McQueen y su guionista Abi Morgan (la misma de LA DAMA DE HIERRO). Lo flojo que, también como SHAME, CLIP y tantas otras películas, buscan una «explicación» sobre los hábitos de nuestra protagonista ligada a su, digamos, algo extraña relación con su padre. Se ve que el realismo psicologista es una carga que nadie, ni aún los cineastas más «provocadores» se atreven a dejar de lado… ¿Por qué no puede ser, simplemente, la vida de una mujer que tiene sexo porque le gusta y punto? Me supera la necesidad de encontrarle «la explicación, el trauma», a esa decisión, gusto y/o necesidad.

NANA, de Valérie Massadian (7.50) El filme tiene un punto a favor indiscutible: Nana, la protagonista, una nena de 4 años increíble, todo un prodigio al punto que a uno lo hace pensar si no han mentido con la edad. Es que la niña es casi un adulto en sus comportamientos, su vocabulario, cómo se conduce, habla y se organiza hasta con las cosas de la casa. El tema es hasta qué punto la película que la rodea excede a su protagonista o es simplemente un escenario para que ella se mueva y “demuestre”, casi en un estilo “mirá lo que la nena sabe hacer!”. Es discutible, claro, y la película sostiene algo que va más allá de la fascinación por esta nena que vive en el campo con su madre y su abuelo. El filme la muestra en su cotidianidad, moviéndose por su cuenta, sola buena parte del tiempo. Y también en relación al por momentos cruento medio ambiente rural que la rodea (el filme abre con la innecesaria muerte en primer plano de un cerdo). Y logra crear un personaje fascinante en un universo igualmente rico. A mí me gusta bastante la película, pero siento que la niña es, en cierto sentido, un plus y una contra, ya que anula buena parte del universo que la rodea para convertirse en un unipersonal.

POLICEMAN, de Nadav Lapid (4) Reseñada en Viena: Una gran decepción en torno a las expectativas que traía por haber ganado uno de los premios más importantes del Festival de Locarno, HASHOTER (Policía), la opera prima del israelí Navad Lapid, me resultó una película llena de trazos gruesos sobre los enfrentamientos internos en Israel. En este caso, la policía que lucha contra el terrorismo generalmente palestino acá se las debe ver con un grupo revolucionario de jóvenes israelíes. Pero el filme, más allá de ese cambio de eje, propone pocas cosas interesantes, algunos apuntes de puesta en escena (el acento homoerótico puesto en el comportamiento policial, por ejemplo) y no mucho más. Por lo demás es una banalidad y esquematismo sorprendente, con personajes que bordean lo caricaturesco y un sistema narrativo frustrante.

SNOWTOWN, de Justin Kurzel (7) No es el tipo de película que usualmente programa el BAFICI: fuerte, violenta, narrativa, intensa. Ese tipo de drama negrísimo de familias de clase baja en donde violaciones, asesinatos, abusos sexuales y justicia por mano propia se mezclan. Por algún motivo, esta película les interesó y supongo que a nadie dejará indiferente, al igual que CLIP. Es un retrato durísimo de un grupo de personas, «white trash australianos» que, en función de defenderse de abusadores sexuales terminan armando un grupo de «vigilancia» parapolicial que luego se va de control. El centro es un adolescente que vive esta transición organizada por el nuevo marido de su madre. Con escenas muy crudas (quiero ver si no se tapan los ojos en una que transcurre en una bañera), pero a la vez muy potente y enervante. Tendrá sus fans y sus detractores.

THE INTERNATIONAL SIGN FOR CHOKING, de Zach Weintraub (7) En todos lados sucederá lo mismo: siempre despierta curiosidad cuando un cineasta extranjero filma en tu país. No es una cuestión de nacionalismo ni mucho menos. Es, simplemente, intrigante saber cómo los lugares, hábitos y costumbres que uno conoce y muchas veces da por sentados, son vistos por alguien que apenas ha pasado unas semanas en el lugar. The International Sign for Choking se centra en la experiencia de un guionista que viene a Buenos Aires con la excusa de escribir un guión, pero que en realidad está buscando a una mujer que conoció en el pasado y a la que no puede encontrar. En su recorrido se topa con otra americana –encarnada por Sophia Takal– y es en la relación entre ambos en donde la película se apoya. Utilizando planos cortos y locaciones poco distinguibles, Weintraub pinta claramente las vivencias de un hombre perdido en una suerte de limbo personal y artístico. Se puede viajar al otro lado del mundo, dirá el film, pero lo que no se puede es escapar de uno mismo. Y eso, citando a Moris, es lo más encantadoramente “porteño” que tiene esta original película. (Sí, copio este texto del programa del BAFICI porque lo escribí yo, je!)

TOMBOY, de Céline Sciamma (6.50) La película de la francesa Celina Sciamma se centra en una niña que parece niño y que se hace pasar por tal con los amigos del nuevo pueblo en el que viven. Entre sus relación con los chicos y la que tiene con su familia (en escenas que se roba la pequeñita que hace de su hermana), se va esta historia amable, pero no mucho más, sobre la identidad sexual infantil, que se maneja con sutileza y con bastante buen humor, pero que no consigue tampoco sorprender ni decir nada nuevo al respecto del tema que trata.

THE WOMAN IN THE SEPTIC TANK, de Marlon N. Rivera (6) Arranca muy bien esta película filipina, una suerte de comedia sobre los esfuerzos de los cineastas independientes de ese país por hacer películas que muestren la pobreza del lugar y triunfar así en festivales internacionales. Vemos al director y al productor pensar la película (un drama en las villas sobre una madre con siete hijos que se ve forzada a vender a una, o uno, de ellos a un pedófilo europeo) en función de actores y de estilos, y lo que imaginan que pueden conseguir gracias a ellos. «No nos alcanza con Cannes, queremos el Oscar», comenta uno. Pero en un momento el filme se pone demasiado obvio, reiterativo, y cuando la misma situación se repite en un musical, y en la versión que propone una actriz, y así, la idea del principio se va achicando y achicando, y lo que era una inteligente e incisiva mirada sobre el cine independiente filipino (más que aplicable al cine local, a la manera de UPA!) se vuelve una comedia de chistes fáciles y excesivos. Una gran media hora, de cualquier modo, y muchas referencias específicas que la gente de cine captará a la perfección…

AQUÍ ESTOY, AQUÍ NO, de Elisa Eliash (5) Versión muy libre -más bien un relato apenas inspirado- deVERTIGO, el filme chileno peca de personajes bastante desagradables (el protagonista, básicamente, un periodista y profesor obeso, deprimido y fóbico tras un accidente de tránsito), una estructura confusa y sin demasiado interés, y bastantes problemas narrativos. Nuestro «guatón» (así lo llaman todos, por su peso) parece obsesionarse con una cantante de rock que fue famosa hace años y que él encuentra, pero que luego muere y él cree reconocer en otra mujer que podría ser ella. Pero eso es apenas una parte de la historia que llega, como casi todo, luego de una larga serie de vueltas narrativas (relatos en paralelo, por ejemplo, o historias contadas dentro de la historia) que no aportan demasiado. Lo mejor que se puede decir es que es una película arriesgada y que, parece, no le tiene miedo a nada. Ni a darse de cabeza contra la pared.

 

PELICULA DE CLAUSURA

SISTER, de Ursula Meier (7.50) De la directora de HOME llega una película «dardenniana» acerca de un chico que roba esquíes, guantes, gorros y anteojos de un lujoso sky resort y lo revende a conocidos. Casi a cargo de su hermana mayor (Lea Seydoux), que no parece hacer mucho más que salir con tipos (no queda claro si se prostituye o no), el enérgico y muy pícaro niño se va enredando cada vez más en «el negocio» mientras la situación familiar se complica. Pequeña pero intensa, muy bien hecha y actuada, sólo peca por cierto psicologismo de salón a la hora de resolver la relación entre estos hermanos. La verdad de esa relación, de cualquier manera, es un elemento de intriga extra, y que deja un final más que abierto.

 

CINE DEL FUTURO

LOS VIEJOS, de Martin Boulocq (6,50) Con algo del cine de Lucrecia Martel, este filme boliviano se mete en un viaje muy particular … En un momento, al menos eso sentí, la película pierde el rumbo y se desintegra, se desinfla, como sin saber adónde ir. Una pena, porque su primera media hora prometía algo importante.

BESTIAIRE, de Denis Coté (7,50) Un documental sobre animales encerrados, no más que eso. Van, vienen, nos miran, parecen hablarnos, acusarnos, preguntarnos algo. Imagino que algunos se aburrirán de mirarle la cara a una vaca cinco minutos, pero la paciencia y la observación logran sus frutos.

DE JUEVES A DOMINGO, de Dominga Sotomayor (7,50) Un viaje de una familia en crisis es la excusa para meterse en los detalles de su vida, en una época más “inocente” que la actual. Con algo de diario personal, de viaje, contada con mucha sensibilidad.

PLAY, de Ruben Ostlund (6) Intrigante, rara, políticamente confusa, centrada en una bandita de chicos negros que consiguen, mediante presión “patoteril”, que niños blancos suecos les entreguen sus objetos personales. Buena puesta en escena, pero en algún punto me dio la sensación de que, en pos de criticar la corrección política que ata de pies y manos a la sociedad sueca, casi aboga por una especie de racismo.

LOS ULTIMOS CRISTEROS, de Matías Meyer (7,50) La película de Meyer intenta contar los últimos meses de la Cristiada a partir de una puesta en escena que hace recordar, un poco, al cine de Lisandro Alonso, y otro, a películas bíblicas como FRANCISCO, JUGLAR DE DIOS o EL EVANGELIO SEGUN SAN MATEO, de Rossellini y Pasolini, respectivamente. Hay algo de «representación sacra» en el transcurrir, caminar, sufrir y esperar de parte de estos personajes -rostros, cuerpos- encarnados por actores no profesionales. Gran película, brillante por momentos. Reseña desde Riviera Maya: «LOS ULTIMOS CRISTEROS, con su propuesta algo radical, que bebe del cine “místico/bíblico” de Rossellini y Pasolini y que evita la narrativa clásica a la hora de hablar de un hecho histórico dejando los grandes eventos en un fuera de campo o en lectura de textos, fue lo más destacable. Pasando de la contemplación del paisaje a la de los rostros, Matías Meyer logra meternos en la situación de esos sobrevivientes de una lucha y, más que discutir ideas religiosas, nos hace sentir parte de una resistencia desesperada que alcanza estatura mítica. En cierto modo también me hizo recordar al cine de Bruno Dumont, que intenta capturar cierto misterio existencial en lugares, objetos y rostros. Cine en estado puro.»

SLEEPLESS KNIGHTS, de Stefan Butzmühlen y Cristina Diz (7) En principio, es una historia de amor entre Juan y Carlos, un policía y un hombre que está de paso por su casa familiar en Extremadura. Pero, más que eso, es un retrato en extremo lírico, de bellos momentos y algunos pretendidamente poéticos, de un lugar, una época, una circunstancia y una relación. Con el fondo de la crisis española, la película se detiene en los paisajes, las reuniones familiares y la tierna relación entre los protagonistas. La belleza formal es indudable (la escena de las ovejas iluminadas, por ejemplo), pero cierto preciosismo por momentos le juega en contra.

LA MALADIE BLANCHE (8.50), de Christelle Lheureux. Extraordinario mediometraje en blanco y negro que transcurre a lo largo de una noche en un pequeño pueblo de los Pirineos. Mientras tiene lugar una fiesta que nunca vemos y en la que pasan hits de los ’80, un padre le cuenta historias a su hija antes de dormir y, en la madrugada un jabalí entra a la casa de ambos y la niña lo sigue hasta unas cuevas. El padre, al levantarse, la sale a buscar. Misteriosa, oscura, subyugante: la película de Lheureux se mete, literalmente, en las cavernas, en las profundidades, tratando de hallar un secreto indescifrable que trae el pasado más remoto al presente, de los mitos de entonces a los de ahora (Nota: una lástima, para mí, que la den en programa doble con PALACIOS DE PENA, película que a mí me deja frío)

P-047, de Kongdej Jaturanrasamee (7) La primera mitad de esta película tailandesa es extraordinaria, contando en detalle la vida de dos «amigos» bastante solitarios que se dedican a entrar a las casas cuando sus dueños no están sólo para estar allí, husmear sus cosas y a lo sumo llevarse una camisa o beber de una botella. Pero en una de sus «visitan» se topan con una sorpresa y ahí todo cambia. La trama se vuelve sobre si misma, no se sabe qué es sueño y qué es realidad, a un personaje lo empiezan a llamar con el nombre del otro, y así. Una especie de mezcla de BOURNE, con algo de David Lynch, pero con la extrañeza que el misterio y la sugestión entran a un jugar cuando el filme parecía ir para otro lado. Lo que queda es híbrido lo suficientemente digo como para ser disfrutable y tratar de hacer un esfuerzo por entender qué pasa cuando las identidade se disuelven.

E NA TERRA NAO E NA LUA, de Gonzalo Tocha (8) Una exploración del pasado y presente de la pequeña isla de Corvo, la más remota de las Azores, con apenas unos 450 habitantes, el documental de Tocha recorre lugares, presenta personajes, muestra la vida y las costumbres de los habitantes, siempre encontrando la forma de combinar la observación, la entrevista y la descripción del lugar. Estructurado en capítulos y por momentos narrado en una especie de diálogo entre Tocha y, calculo, su sonidista, filmado a lo largo de años al punto de transformar a los documentalistas en vecinos más del lugar, la película logra transmitir una precisa sensación de lugar y su larga duración (más de 180 minutos), si bien puede dar a reiteraciones y producir un cierto cansancio en el espectador, ayuda aún más a sentirnos parte del ambiente, viviendo en ese lugar en el que la tradición, las viejas costumbres, la modernidad, la política y los mitos son parte del mismo, casi continuo, presente.

OK, ENOUGH, GOODBYE, de Rania Attieh, Daniel Garcia (7) Con algo del «nuevo cine argentino», pero con una situación muy específica del Líbano que será el punto dramático culminante del filme, esta película cuenta la historia de un hombre de 40 años (una mezcla de Seth Rogen con Rodrigo Moreno, digamos) que todavía vive con su madre, con la que se pelea todo el tiempo, pero la necesita para casi todo. Un día la madre se va de Trípoli y al tipo no le quda otra que arreglárselas solos. Con un tono de comedia seca, sin estridencias, vemos a nuestro anonadado cuarentón, tratar de encontrarle la vuelta con una prostituta, haciéndose «amigo» de un chico y contratando una mucama, pero nada parece salir bien. El tema de las mucamas es, si se quiere, el apunte social más fuerte del filme ya que en Líbano existen muchas denuncias por maltrato y casi esclavitud de las mucamas extranjeras, en este caso etíope. Una buena película, no tan amable y tierna como parece de entrada. Lo que no entiendo bien es que hace en Cine del Futuro: la competencia internacional o el Panorama parecen secciones más adecuadas.

 

PANORAMA

ALPS, de Yorgos Lanthimos (8,50) No digo nada porque todo lo que diga puede ser usado en mi contra. Entren al mundo extrañísimo de Lanthimos, donde nada es lo que parece ser… Reseña desde Venecia: «El griego Yorgos Lanthimos se hizo conocido por Dogtooth, que pasó por Cannes, Mar del Plata y, si bien fue nominada al Oscar, finalmente nunca se estrenó en la Argentina. Aquí radicaliza más su apuesta a un humor negro y absurdo, a ficciones dentro de ficciones, desde una puesta en escena decididamente extraña. En ALPS hay casi que adivinar que se trata de un grupo de gente que “ayuda” a familiares de muertos, actuando lo que esos familiares quieren recrear de sus vidas. Me volvió a pasar lo mismo que con la primera: hay algo en esa extrañeza que me atrapa, como si fueran robotitos de película de ciencia ficción a los que en algún momento se les escapa un sentimiento. Como también en Attenberg, de la productora de Lanthimos, hay una sexualidad extraña, un humor muy negro, escenas coreográficas y absurdas, y una idea similar a Dogtooth: la vida como una ficción en la que, a sabiendas o no, todos cumplimos roles, actuamos papeles y que sólo podremos “bailar canciones pop” (una parte genial de la película) si nos podemos liberar de esas ataduras…»

LA DEMORA, de Rodrigo Plá (7) Una mujer cuida de su padre, senil, mientras lidia con sus tres hijos y el trabajo en una fábrica en Montevideo. El asunto se le transforma en insoportable y toma una decisión tremenda. Una película pequeña, bien actuada, que transmite las sensaciones de los personajes y del lugar en el que habitan.

GORDO, CALVO Y BAJITO, de Carlos Osuna (6) Pequeño filme animado, de trazos simples, sobre un perdedor que trabaja en una oficina en la que todos lo ignoran o se burlan de él. Simpática, no más que eso. Ni menos…

MICHAEL, de Markus Schneizler (4) Si tienen ganas de ver cómo un secuestrador y violador de niños opera, toda suya. Yo, gracias, tengo otras cosas que hacer en mi vida y encima ya la vi… Reseña desde Londres: «De MICHAEL podría escribir veinte páginas o cinco líneas. Ahora, por motivos de tiempo, de extensión de texto y de fastidio, elijo escribir cinco líneas. Es más, creo que es una película que, por cuestiones muy largas de explicar ahora, no amerita más que unas pocas líneas de texto. Es la historia de un hombre solo que tiene encerrado en el subsuelo, secuestrado, a un niño de diez años al que abusa sexualmente. Son esa clase de películas que no entiendo por qué se hacen, para qué se hacen, a quien le interesa ver ni cómo se hacen. Sólo pensar la situación de filmación de MICHAEL me parece repulsiva. Y cada plano, concreto (por más que la película sea, digamos, discreta en lo que muestra y cómo lo muestra), se me hace intolerable. Sólo ver al tipo lavándose en el baño tras salir del cuarto del chico me alcanza y sobra. La seguí viendo, sí. No tiene mucho sentido que la siga contando… El filme lo dirigió Markus Schnitzler, que es director de casting de casi todos los cineastas austríacos, y heredero obvio del cine “provocativo” de Michael Haneke y Ulrich Seidl, entre otros. Verla antes de venir para Viena no fue la mejor elección, claro. Cada vez que veo una película austríaca y luego vengo a esta ciudad, o me acuerdo de ella, hay algo que me hace un tremendo ruido, la desagradable sensación de que bajo esta apacible, bella y organizada ciudad se esconde un universo monstruoso, repulsivo, repugnante. No sólo por los personajes que pintan sus películas. También por los realizadores y por el público que le interesa ofrecer y/o consumir películas sobre esos temas y/o personajes. Nada, no lo entiendo. No lo voy a entender nunca. Ni una foto subo, no quiero ni ver una imagen…»

OLHE PRA MIM DE NOVO, de Kiko Goifman y Claudia Priscilla (7,50) La vida y la historia de un transexual en un pequeño pueblo de Brasil. Inteligente, emotiva, muy humana y emocionante.

POSTCARDS FROM THE ZOO, de Edwin (5) Viñetas raras y en algunos casos simpáticas del zoológico de Yakarta, hasta que viene un mago e ilusionista a hacer truquitos y todo se va al carajo. Así, sin vueltas. Reseña desde Berlín: «POSTCARDS FROM THE ZOO, del indonesio Edwin (así, sin apellido), es lo que dice el título, una serie de viñetas y situaciones que transcurren en el zoológico de Jakarta y que tienen como protagonista a una mujer que parece vivir en el lugar. Al empezar la vemos como niña, recorriendo el lugar sola, y la película deja en claro desde que ahí que no apunta a ningún realismo, que cuenta una especie de fábula de la extraña jungla que vive allí, tanto animales como un montón de personas que habitan el lugar y que, parece, trabajan allí sin estar oficialmente contratados. El filme sigue a la joven y su relación con los animales y con otras personas, en sus explicaciones a los turistas, en sus descripciones de la vida en el zoológico y así. El asunto es entre simpático e irritante hasta que aparece un ilusionista vestido de cowboy, a la chica le empieza a obsesionar tocarle la panza a una jirafa y luego a trabajar en un sauna, y la cosa ya se pone directamente insoportable. Si uno deja tres o cuatro viñetas graciosas y deja afuera todo lo demás, le queda un corto muy simpático. Y punto.»

ENTRE SOMBRAS Y SUSURROS, de Samuel Henriquez (6) Los diarios de una mujer ciega y sorda son el punto de partida de esta película que intenta retratar cómo es el mundo desde esa inusual y complicada perspectiva. Las historias y anécdotas de su vida sirven para un retrato sincero, sin miserabilismos ni condescendencias, que tratan de encontrar un paralelo cinematográfico a la experiencia de esta mujer. Original, fallida por momentos, pero siempre a la búsqueda de nuevos recursos.

SENTADOS FRENTE AL FUEGO, de Alejandro Fernández Almendras (7.50) Un retrato íntimo, sereno, contemplativo, de una pareja mayor que vive en un paraje alejado. La llegada de la enfermedad hace que la situación se torne más intensa y dramática desde lo narrativo, pero el director de HUACHO jamás pierde de vista el tono y el tempo del relato, logrando que esa pareja, ese paisaje y esa situación funcionen armónicamente como un todo, no como un «disparador» impostado del drama. Muy buena película.

EL SALVAVIDAS, de Maité Alberdi (6) Documental sobre el trabajo de un salvavidas (guardavidas o bañero, diríamos acá) en una playa chilena, un personaje con dreadlocks y aspecto amable pero que, sin embargo, la va de hombre duro y severo, dando indicaciones, peleándose con bañistas, criticando a colegas y, finalmente, dándose cuenta que su idea de que «meterse en el agua significa que no eres un buen salvavidas ya que lo más importante es la prevención» no siempre resulta. El seguimiento del curioso personaje y de la situación resultan interesantes, aunque es inevitable sentir al filme un poco «armado» como si su carácter documental estuviese forzado (micrófonos, posiciones de cámara). El final es bastante shockeante y tratado de una manera extraña por Alberdi, que pone el foco en el personaje pero plantea algunas situaciones éticas complicadas para un documentalista.

GREEN, de Sophia Takal (7) Exponente, y no tanto, del universo «mumblecore», la actriz y directora Takal (a quien puede verse también en THE INTERNATIONAL SIGN FOR CHOKING) narra la historia de una pareja urbana y «sofisticada» que se va a vivir al campo, a un pequeño pueblo cuya librería más cercana está a 45 minutos de distancia. Allí conocen a una mujer local (la propia Takal), muy diferente, que comienza a pasar tiempo con ellos, especialmente con ella. ¿Esconde algo detrás de esa bonhomía pueblerina? ¿Oculta algo o solo nuestra algo aburrida y obsesionada protagonista proyecta en ella cosas que no son ni están? Con mucho del diálogo rápido, casual y hasta monótono del «mumblecore», pero en un ambiente diferente y con una trama que aporta suspenso psicológico (no del todo logrado: si bien la música aporta, las secuencias oníricas son un poco amateur), Takal quiere salir un poco del registro directo y simple de sus colegas y opta por meterse en una zona más «extrañada». Por momentos lo logra. Por otros, bueno, no tanto…

CORTA, de Felipe Guerrero (8) El realizador colombiano muestra lo que sería una jornada intensa de trabajo de los cortadores de caña en la región cercana a Cali a partir de planos fijos que van mostrando su tarea mientras avanza. Con algo del cine de James Benning y una situación que puede hacer recordar, visual y formalmente al menos, a LA LIBERTAD, de Lisandro Alonso, Guerrero va haciéndonos adentrar en la extraña poesía de ese mundo del trabajo. Un párrafo aparte merece la edición de sonido del filme, grabada aparte, y que va metiendo musical y sensorialmente al espectador en el universo de la película, también desde el fuera de campo. No será para todos los públicos, claro, pero es un  trabajo logradísimo y fascinante en su descripción precisa de un micromundo.

KUICHISAN, de Maiko Endo (6) Experimental, más cerca del video arte que de otra cosa, con apuntes y momentos que transmiten una indiscutible verdad, mezclados con otros incomprensibles o directamente irritantes, se va este corto filme «impresionista» sobre la vida en Okinawa. Si me agarraba antes en el festival,  con algo más de paciencia, me caía más simpático. El último día, no tanto. Gracias, igual.

 

TRAYECTORIAS

L’APOLLONIDE, de Bertrand Bonello (8,50) Ya comenté esta película varias veces. Es lo más parecido a quedarse a vivir en un burdel salido de una pintura impresionista que cobra vida. Reseña desde Viena: «L’APPOLONIDE, de Bertrand Bonello, tal vez no sea igual de festiva y juguetona (tiene su aire, si se quiere, “lúdico”, pero el tono es mucho más grave y adusto), pero es igualmente cinéfila y extravagante. Si hay algo que llama la atención de ambos filmes es el uso de la música. Allá, con temas pop y números musicales totalmente fuera de contexto. Acá, con una serie de canciones soul para acompañar la historia de un burdel de principios de siglo XX y contar más que la historia de las prostitutas que allí vivían y trabajaban, hacer un retrato del lugar, los personajes y la época. Casi una cadena de microhistorias y anécdotas que sirven para pintar un lugar sensual, intoxicante y decadente, que puede ser peligroso y brutal, pero también agradable y familiar. Casi un hogar fuera del hogar, tanto para algunas chicas como para muchos clientes. En el filme de Bonello lo que se destaca, claramente, es la puesta en escena. La cámara cerca de los cuerpos y los rostros, casi como paseando por el lugar y capturando imágenes y momentos cual espía, con claras referencias pictóricas (pocas películas tienen un aire tan plástico, casi como ver un cuadro en movimiento) que permiten acercarse a los momentos más íntimos, a las situaciones (miradas, complicidades) más ocultas y discretas. Tal vez peque de grave (un personaje y un incidente, en especial, llevan la película a esa zona), o algunos puedan opinar que le falta un eje narrativo algo más sólido, pero creo que hay que acercarse al filme casi como un espía, sin otras pretensiones que ser transportado a un universo entre mágico y pesadillesco, casi como meterse en un sueño de opio que dura 130 minutos y te deja algo mareado.»

BARBARA, de Cristian Petzold (8) El nuevo cine alemán sigue acercándose a los temas políticos, pero siempre de manera tangencial. Aquí es la relación entre la Alemania del Este y la del Oeste, en los ’80, a través de la historia de dos médicos, cada un con una vida pública y otra, privada, muy distinta. Reseña desde Berlín: «Cristian Petzold trajo otra compleja película en la que vuelve a apostar por un cine rabiosamente cinéfilo y enmarcado en cruces de género insospechados y originales, con una trama donde lo sociopolítico está también en primer plano. En YELLAJERICHOW apostaba a algo similar: películas sobre los inmigrantes o la corrupción económica siempre enmarcadas en relatos de suspenso, estilizados, que generan una suerte de distanciamiento (a la manera de Fassbinder, si se quiere hacer una comparación) y, a la vez, apelan a las emociones más ocultas y menos evidentes. BARBARA -así se llama la película- es la clase de filme sobre la Alemania Oriental que les gustará a quienes no les interesó mucho, digamos, LAS VIDAS DE LOS OTROS. En lugar de apostar por la identificación más obvia y previsible, casi sin grises, entre los héroes y villanos de la trama, Petzold hace que nunca sepamos demasiado bien qué está sucediendo y qué cartas se esconden en esta trama que involucra a dos médicos (Barbara y Andre) que se conocen en un hospital y que empiezan a relacionarse en un clima en el que reina la sospecha. Habrá varias subtramas -acaso demasiadas, algo usual en Petzold, que le gusta llevar sus tramas por caminos en exceso sinuosos- ligadas a pacientes, ex parejas, un pasado probablemente oscuro de ambos, ocultamiento y manejo de dinero, tráfico de un lado al otro de la “cortina de hierro”, pero el eje estará siempre puesto en esa relación ambigua entre los dos personajes, especialmente en la seca y misteriosa Bárbara, que sólo piensa en escaparse, y a la que este hombre empieza a buscar con intenciones que no son del todo claras. Una película compleja, ambiciosa y fascinante.»

EL CUADERNO DE BARRO, de Isaki Lacuesta (7,50) Un pintor (Miquel Barceló) y un coreógrafo hacen un especial espectáculo de, digamos, “action painting”, en Mali, mientras conocemos su forma de trabajar y su relación con e se pequeño pueblo en el que vive y hace mucho tiempo.

DAMSELS IN DISTRESS, de Whit Stillman (6,50) No sé cómo tomarán esta película. Alrededor mío hubo gente que pensó que era una cosa espantosa, otros la consideraron la mejor película de Venecia. Yo creo que es un intento de llevar el mundo “stillmaniano” a un grupo de chicos que podría estar en una comedia teen, mezclado con musical pop. A veces funciona, a veces intriga, a veces, bueno, da como vergüenza ajena. Reseña desde Venecia: «DAMSELS IN DISTRESS es una película muy curiosa que marca el regreso al cine después de trece años sin filmar del director de METROPOLITAN y LAST DAYS OF DISCO. Esta es una película que conserva bastantes puntos de contacto con las anteriores, pero que cambia en algo fundamental, lo que seguro marca su aspecto más problemático y… curioso. Esta intenta ser una comedia un poco más “comedia”, digamos. Más ampulosa, con bromas, chistes, situaciones que deberían ser graciosas, y no sólo por añadidura al comportamiento de los personajes sino por gags. El tema es que Stillman no se maneja del todo cómodo en ese terreno, así que cuando esta película acerca de un grupo de chicas que en un college se dedican a ayudar a otros alumnos “en problemas” (desde protección a suicidas a darle jabones a estudiantes sucios, pasando por “darle bola” a los nerds y cosas así) se debería volvr más graciosa, falla. Y cuando deja avanzar apuntes algo más dramáticos, mejora. El problema es que Stillman está convencido que el primer camino es el correcto, cuando un estilo más parecido al de las anteriores película podría haber funcionado mucho mejor. La película descolocará a muchos. Por más que los diálogos sean puramente “stillmanianos” (¡esas inflexiones!, ¡esos términos!, ¡esa verborragia!), DAMSELS IN DISTRESS los combina con un humor de college algo tonto, o que pretende ser RUSHMORE, o John Waters, o Todd Solondz (o los tres mezclados) y le sale algo que no es una cosa ni la otra, mezclando números musicales con crueldad hacia los protagonistas, apostando un segundo por la conexión emocional y el siguiente con un chiste sobre sexo anal. Es rara la película: o se olvida en poco tiempo o va en camino a convertirse en clásico de culto del futuro. Si Stillman la veía como una posibilidad de entrar en un terreno más comercial, tengo la impresión de que no lo consiguió.»

THE DAY HE ARRIVES, de Hong Sang-soo (10) Ya escribí sobre esta maravilla: “Groundhog Day”, según Hong Sang-soo. Tiene un “tip” para conquistar mujeres que es para anotarlo y probar hacerlo. Reseña desde Viena: «Después de tantos años haciendo películas me sigue resultando extraño cómo un realizador del talento de Hong Sang-soo sigue estando relegado en la consideración cinéfila mundial. Se trata de uno de los mejores cineastas contemporáneos, pero muchos no lo conocen (o reconocen) ni lo valoran siquiera como uno de los grandes del cine asiático, por más que su obra es de una consistencia temática y estilística incomparable en el cine actual, casi como un Ozu o un Rohmer coreano. Tal vez sea porque filma demasiadas películas (un promedio de una por año o más) y, como le sucede a Woody Allen (con quien tiene más de un punto en común), por momentos da la sensación de que una gran película se le escapa entre tres, digamos, “chicas”. Yo disiento. Si bien entiendo la comparación con Woody (en temas como el deseo masculino, la aparición del azar y el misterio de las relaciones hombre/mujer), donde yo siento que Allen se repite banalizándose cada vez más, Hong hace exactamente lo opuesto. Sus películas, por pequeñas que parezcan, son cada vez más complejas estructuralmente y, por eso, fascinantes de ver, como si Hong en cada filme agregara una nueva vuelta de tuerca a su gran trama (una especie de INCEPTION del cine de las relaciones) sobre el deseo, el azar, el amor y el cine. THE DAY HE ARRIVES podría ser su versión de GROUNDHOG DAY. El protagonista es, como casi siempre, un cineasta. Aquí el hombre llega a Seúl desde el pueblo al que se ha mudado -donde se dedica a enseñar ya que no ha filmado en los últimos años- para encontrarse con un amigo. Allí, tras una visita a una ex novia, se encuentra con su amigo y, junto a una amiga de éste, se van a tomar algo a un bar, un clásico en el cine de Hong. Allí aparecerá la dueña de ese bar que resulta ser muy parecida a la ex del protagonista (es la misma actriz) y con la que nuestro héroe intentará “relacionarse”. Esto, en distintas versiones, sucede durante tres días seguidos, aunque al espectador nunca le queda claro si son tres días o tres “versiones” de la misma situación, porque ante cada nuevo encuentro nadie parece acordarse muy bien lo que sucedió en el anterior. Hasta el narrador, que nos dice “fuimos a un bar llamado Roman”, cuando nos dijo lo mismo en la ocasión anterior. Así, el filme -rodado en blanco y negro, con esos zooms violentos que son marca registrada del autor- se construye como otro juego de relaciones, con protagonistas taciturnos y confundidos que van en busca de una mujer para luego arrepentirse y preferir otra, y así volver a empezar. Tipos algo frustrados y por momentos agresivos, que “andan” por la vida como dejándose llevar por las personas y las situaciones (y el alcohol, básicamente) y que terminan siempre en el punto de partida inicial. En THE DAY HE ARRIVES (título que denota ese presente continuo que el filme retrata), Hong deja más claro que nunca el carácter repetitivo, circular, de esos comportamientos. Una suerte de “Día de la marmota” al que no es fácil encontrarle una salida ya que, en punto, el “futuro” también se parece mucho al pasado.»

DUCH, THE MASTER OF THE FORGES OF HELL, de Rithy Pahn (9) La verdadera “película de terror” del festival. Duch, el director del S21, un centro de tortura de Camboya durante 1975 y 1979 habla a cámara, cuenta sus experiencias, se arrepiente de algunas cosas, pero jura ser sólo “una pieza” en el mecanismo de la “dictadura del proletariado” de Pol Pot. Impactante y relevante.

FOR ELLEN, de So Yong-kim (8) Paul Dano es un rocker en decadencia que va al pueblo donde vive su ex mujer y su hija tratando de rearmar lazos con la pequeña. El filme contará su intento por acercarse a la chica, con éxitos, fracasos, y un final inesperado.

HORS SATAN, de Bruno Dumont (8,50) Dumont sigue sacando (buen) provecho de estos personajes extraños, perdidos, místicos, solitarios, que se relacionan con jóvenes algo inocentes e igualmente perdidas. De alguna manera, el filme une las obsesiones de sus primeros filmes con el tono algo más religioso/místico del último. Reseña desde Londres: «HORS SATAN, de Bruno Dumont, claro que lo está. Es una película que debería haber estado en competencia en Cannes, pero se ve que allí no lo tienen siempre en tanta consideración y lo dejaron en UN CERTAIN REGARD. Y la película es excelente. En esta etapa, digamos, algo más mística de su filmografía, el director francés adopta a su estilo un relato muy sencillo acerca de la relación entre una chica solitaria y una especie de extraño vagabundo que viven en una zona con muy poca población (llamarlo “pueblo” ya es mucho, me parece) y que atraviesan una serie de extrañas y complejas situaciones juntos. Entre Terrence Malick y Carl Dreyer, con la ya inevitable comparación con Bresson en el medio, Dumont logra meternos en otra relación extraña entre un hombre y una mujer y, a la vez, pintar un personaje masculino misterioso, intrigante, que va del “Bien” al “Mal” sin saber muy bien cuál es la diferencia entre ambos. Un personaje extravagante, milagroso, raro que se suma a la galería de los del director de LA HUMANIDAD, que cada vez va más a fondo en su búsqueda visual y que parece cada vez más querer acercarse al “filme como experiencia sensorial” que a otra cosa. Muy distinto al Malick actual, pero no tanto, aquí, al Malick de BADLANDS, especialmente en el “disparador” narrativo.»

KEYHOLE, de Guy Maddin (6,50) El estilo inconfundible de Maddin vuelve a lucirse –el tipo filma como si viviera en un mundo paralelo donde el cine sigue siendo como en 1934-, pero la historia, otra vez, es tan abigarrada e impenetrable que uno se dedica gran parte del tiempo a ver cuestiones técnicas. Reseña desde Berlín: «No podría decir que es una mala película, lo que sí es que no logré engancharme lo suficiente para pasar de la admiración que me despierta la manera en la que filma como para interesarme realmente en lo que sucedía en la película. Pero es algo que me pasa habitualmente con Maddin: me parece increíble lo que hace, estilísticamente, y a la vez no puedo dejar de ver la habilidad. Especialmente porque sus historias tienden a volverse en extremo crípticas, ilegibles, casi imposibles de seguir. Es entonces que uno se engancha en el gesto, casi como viendo teatro noh o una performance de danza. En otros filmes suyos logré compenetrarme más en la situación (THE SADDEST MUSIC IN THE WORLD y MY WINNIPEG me vienen a la mente ahora), aquí me quedé en la admiración y en el análisis de la técnica, ya que me costaba unir los lazos rebuscados y en extremo bizarros de la historia.»

LOW LIFE, de Nicholas Klotz (5) Me gustaron otras películas de Klotz, pero acá nunca entré: me aburrió, me confundió, me agotó. Paso. Reseña desde Londres: «LOW LIFE, de Nicolas Klotz y Elisabeth Perceval (que dirigieron la extraordinaria LA CUESTION HUMANA) se me hizo inmanejable desde el comienzo. Así como la película de Herzog me invitó a pasar, ésta me fastidió de entrada, desde una imagen digital opaca a una serie de jóvenes franceses bastante insoportables que se involucran en la lucha contra la policía en defensa de los inmigrantes ilegales. La historia de amor que nace entre una de esas chicas y un poeta afgano, con un tercero en el medio, y la lucha contra la policía (espionajes, traiciones y trampas de por medio) promete algo similar a LA CUESTION HUMANA, pero aquí el tono está llevado aún más hacia el distanciamiento y la impostación, lo cual no sería necesariamente un problema si los personajes no fueran tan poco interesantes. Como era previsible, las explicaciones y el análisis de Klotz en el Q&A me parecieron mucho más interesantes que la película.»

PHOTOGRAPHIC MEMORY, de Ross McElwee (8) Un diario de la relación, a lo largo de los años, de un padre con su hijo. Me encantó, no se me ocurre otra manera de expresarlo. Reseña desde Venecia: «La de Ross McElwee, el director de SHERMAN’S MARCH y BRIGHT LEAVES, es una película sobre el propio Ross, grabada con su cámara de video hogareña, retratando en principio su relación con su hijo, quien fue transformándose de un niño adorable en un adolescente complicado y luego en un veinteañero aislado en sus contactos virtuales. Pero más que criticar su actitud desde el facilismo de “yo soy de otra generación donde la gente se conocía, etc etc”, Ross elige investigar qué hacía él a la edad de su hijo. A partir de unas viejas fotos sacadas por él MISMO, recuerda una temporada de hace 38 años en un pueblito francés, un romance con una chica llamada Maud, y se va hacia allá a ver qué hay de todo eso porque él, literalmente, no se acuerda de casi nada. Su relación con su hijo, su recolección del pasado, su investigación sobre Maud y sus reflexiones en primera persona sobre la memoria, las imágenes, el tiempo y las relaciones van conformando un diario, un “memoir” fílmico a la altura de la mejor Agnes Varda. Un hombre que construyó un pasado con una cámara de fotos y que trata de reconstruirlo, o de encontrarlo, cuatro décadas después, con una de cine. Y cómo esas memorias analógicas y digitales no siempre coinciden con las reales, si es que esas existen en verdad. Así, hasta demostrar que entre él y su hijo hay menos diferencias de las que parecen. Una película humana, personal, desordenada, algo caótica (“rambling”, dirían los americanos), pero sentida como pocas. Una joyita y una película, además, completamente accesible. Casi lo que filmaría alguien que, a los 50/60 años, saliera con su cámara a buscar a alguna novia o conocido de la juventud del que jamás volvió a saber nada. Todo para ver hasta qué punto los recuerdos y la memoria son tan confiables como uno cree que son…»

THIS IS NOT A FILM, de Jafar Panahi y Mojtaba Mirtahmasb (8,50 ) No soy un fanático de las películas “yoístas”, en primera persona, pero la situación de Panahi lo amerita. Y él encuentra la manera de no usar los lugares comunes potenciales a los que la situación se presta. Reseña desde Londres: «En ese terreno que a los cineastas iraníes les encanta manejar (“esto que ves es realidad, pero en realidad no lo es”), THIS IS NOT A FILM podría ser una secuela de EL ESPEJO, que también podría titularse “Esto no es una película”. En sus charlas con su abogada, con su mujer, en su intento de contar a cámara (y actuar) cómo era una película que quería hacer pero no le permitieron, en un encuentro fortuito sobre el final, en su mirar la tele, en contestar emails, en su cotidiano, Panahi construye un personaje de sí mismo y pone en primer plano la dificultad de la situación que vive, como lo compromete, lo fuerza y lo obliga a negociar cosas que prefería no negociar, pero siempre teniendo en cuenta que su intención primera es proteger a los demás, no dejar que nadie “se inmole” por salvarlo. Creativa y vibrante, llena de giros inesperados, el filme de Panahi es un notable documento “contrabandeado” que pone en primer plano las contradicciones de la situación, pero también se da espacio para respirar, para la salida humorística, la casualidad. Yo admito tener alguna dificultad con el cine en primera persona, en el cual los directores se “expresan” ante la pantalla transformando el cine en un indisimulado monólogo (me pasa lo mismo con las películas de Nanni Moretti o Avi Mograbi, que me gustan pero siempre me hacen pensar que él se reserva la última palabra y la posibilidad de quedar como “el más piola del barrio”), pero más allá de eso es indudable que se trata de una película de enorme complejidad y que evita la compasión y la “denuncia” más previsible.»

TABU, de Miguel Gomes (9,50) Ya escribí largo sobre este filme desde Berlín. Hay que verlo. SI O SI. Larga crítica desde Berlín: «TABU, de Miguel Gomes, una película tan increíble de ver como difícil de describir y explicar el placer que genera. Empecemos por la historia o estructura narrativa. El filme tiene un prólogo, una especie de cuento/fábula que introduce en tema y forma a lo que va ser la película: una combinación de lo fantástico, lo surreal, lo cómico y lo emotivo. Es la historia (relatada por el propio Gomes desde la voz en off) de un explorador del continente africano, muy angustiado por la muerte de su mujer y perseguido literalmente por su fantasma, que termina tirándose a los cocodrilos y acaso, sólo acaso, reencarnando en uno de ellos. En blanco y negro y el clásico formato cuadrado del cine clásico y la televisión (1:33/1), el corto juega con el choque entre la voz sincera y seca del relator y los sucesos algo absurdos que se van narrando, pero sin llegar nunca a la parodia, una zona que el filme logra evitar en todo momento. La película viene a Lisboa y a un tiempo que parece ser el presente, aunque mantiene el formato y el blanco y negro. Esta parte de la historia tiene tres personajes: Aurora, una vieja bastante cascarrabias y paranoica, que tiene una relación muy curiosa con su mucama caboverdiana, Santa, quien vive con ella y la cuida, pero a la que maltrata cada vez que puede. Aurora tiene un bizarro sueño con monos peludos (sí, no pregunten) y, siguiendo ese sueño, pierde todo el dinero en el casino de Estoril (dinero que le da su hija, que la mantiene pero nunca la visita). Y la que está ahí también para sostenerla es Pilar, su vecina, una mujer algo solitaria y con aspecto de “buen samaritano” que tolera los comportamientos cada vez más paranoicos de Aurora. Esa primera parte del filme, titulada “Paraíso perdido”, se centrará en estos tres personajes a lo largo de unos días: los intentos de Pilar de salir con un “amigo”, su participación en causas sociales y su relación con la “extraña pareja” de su mismo edificio. Aurora se volverá cada vez más demandante, mientras la estoica Pilar intenta leer Robinson Crusoe y soportar los embates de la vieja, que cree que la tiene embrujada. El final de esa sección (que no revelaremos) dará paso a la siguiente, que transcurre mucho tiempo antes (promediando los años ’60, según parece, aunque el combo temporal será difícil de seguir del todo a partir de referencias culturales bastante descabelladas que irán apareciendo) y que muesta a Aurora, joven y bella, una gran cazadora que vive en una casona en la ladera del Monte Tabú, en Africa, recién casada con su marido. El filme será, como en el prólogo, narrado por una voz en off (en este caso de Gian Luca Ventura, un hombre de origen italiano que tendrá su parte importante en la historia) y desaparecerán los diálogos. Esto es: habrá sonidos ambiente, se escuchará tanto música incidental como música tocada en el lugar (Gian Luca y su amigo Mario tienen una banda que, digamos, tiene éxitos con covers de temas de The Ronettes como “Be My Baby” o “Baby I Love You”), pero no los oímos hablar. Sí, un poco como THE ARTIST, pero esto es totalmente otra cosa… La historia de esta parte (que se titula “Paraíso”, invirtiendo el orden del TABU de Murnau, y rodada en Mozambique) involucrará, principalmente, a Aurora y a Gian Luca, que tendrán un affaire amoroso allí, mientras el marido de ella viaja, y con los peligros que la situación conlleva por otras cuestiones que tampoco revelaremos. Esto, sumado a cocodrilos que se escapan, éxitos pop cantados en castellano, portugués y por… The Ramones, además de otras variopintas situaciones, harán el aporte visual al que hay que agregarle una pata fundamental que es el relato y la lectura de cartas que, mayormente, se escuchan en la voz de Gian Luca y que, como las del explorador del principio, tienen un tono romántico, nostálgico y bastante triste. La película, y particularmente estas partes, me hicieron acordar mucho a HISTORIAS EXTRAORDINARIAS, de Mariano Llinás, en la manera en la que texto e imagen se complementan, en cómo la voz va llevando al espectador a atravesar situaciones cada vez más absurdas y enrarecidas sin perder jamás la honestidad, la sinceridad emocional en el relato. Hay algo en el choque ese que funcionaba bien allí y lo hace también acá: el texto poético pero realista (especialmente en su tono) otorga a los delirantes hechos que se narran una suerte de plataforma sensible, una conexión emotiva, que hace que ninguno de los dos se dispare por su lado del todo. Por más bizarras que puedan ser las situaciones, se sienten como reales y esencialmente tristes y hasta conmovedoras. Eso, en parte, la convierte en una gran película. Claro que no es todo ya que las imágenes creadas por Gomes (y el director de fotografía Rui Pocas, que hizo AQUEL QUERIDO MES DE AGOSTO MORIR COMO UN HOMBRE, nada menos) son de una gracia y un lirismo a la altura de los maestros del cine mudo con los que la película conversa/dialoga. Pero resulta difícil desarmar del todo a una película como TABU. Hay algo en ella que es mágico -especialmente la segunda parte, que tapa un poco a la primera-, que envuelve al espectador en una especie de recuerdo africano colonial pero en un mundo paralelo, en el que todo es “bigger and weirder than life” y donde el sentido del romance y de la aventura son los motores esenciales. Hablando con Sergio Wolf -al que le encantó la película, que estará en el BAFICI, con presencia de Gomes, quien también será jurado-, me comentaba su idea del juego de palabras del nombre de nuestro personaje italiano (búsquenlo, está arriba y es bastante evidente) y cómo, en cierto sentido, ese espíritu cinéfilo y aventurero, dan marco y llevan a volar a esta película maravillosa, de lo mejor que se vio en años en la Berlinale, y más todavía en la competencia oficial.»

VERANO, de José Luis Torres Leiva (8) Historias de personajes que se cruzan en un lugar de veraneo un poco decadente. Filmada de una manera muy personal y con Rosario Bléfari excelente en un rol destacado. Reseña desde Venecia: «Había visto VERANO, en DVD, unos meses antes de su paso por Venecia. Aquí la volví a ver junto con el equipo en la proyección oficial y noté algunas cosas diferentes. Por un lado, lo más evidente, es el tratamiento de la imagen. En la pequeña pantalla de una televisión no alcanzás del todo a notar el trabajo que hicieron José Luis Torres Leiva y el director de fotografía Inti Briones para encontrar el tipo de imagen que mejor correspondiera con esa serie de momentos bellos, casi epifánicos, que José Luis quería recobrar de los veranos termales de su pasado. El trabajo es lo opuesto que el habitual: ambos quisieron que el filme se viera mal, o más bien como un material grabado en una cámarita de VHS (o, directamente, un VHS) en los años ’80. Se grabó en Digital en el programa de menor calidad (Hi8, si no entendí mal) y no contentos con este look proyectaron el corte en una pantalla y lo grabaron (de vuelta, si es que entendí bien) tipo telecine. Esto es: la película se ve como un video de los ’80, más cerca de aquella película perversa de Harmony Korine de hace algunos años que a lo que hoy se puede hacer, técnicamente, en digital. Y con una pantalla 4:3 o algo por ahí. Toma un tiempo acostumbrarse a ese touch medio Polaroid de la imagen, pero cuando uno se mete se transporta directamente a ese ámbito, y el filme da la sensación de ser un diario personal rodado casi en tiempo real. Varias historias que se van cruzando en un día en un verano en unas termas. Las historias van separadas y tienen algunos cruces casuales, no significativos, porque casi todos pasan en el mismo lugar. Y la película transmite esas sensaciones de un verano caluroso: piscina, conversaciones, una caminata, un paseo en moto, el desayuno del hotel y así. Pero el tema de VERANO es otro y emerge de a poquito. Tiene que ver con el hecho de “ser padres”. El personaje de Rosario Bléfari está embarazada, una pareja habla del tema, otra anda con su bebé de acá para allá y hasta la perrita da de comer a varios cachorros. Es, claro, una preocupación de la edad de los personajes (y del director) y si hay algo que los veranos, los viajes, las vacaciones ponen en primer plano es esa posibilidad a futuro. El director de EL TIEMPO QUE SE QUEDA va a un relato pequeño y en forma de diario, luego de la algo más ampulosa EL CIELO, LA TIERRA Y LA LLUVIA. Lo que transmite es esa breve felicidad de los veranos pasados, una filmación del presente transformada en memento del pasado, como si lo que vemos sucedió ahora, sí, pero también hace mucho tiempo. O bien, está sucediendo siempre.»

DEATH ROW – PROGRAMA 1, de Werner Herzog (8.50) La película sobre condenados a muerte de Herzog dura tres horas y se compone de 4 episodios, ya que en realidad es una serie televisiva compuesta por capítulos de 45 minutos cada una. En el BAFICI, por lo que entiendo según el programa, se verá en dos partes, con dos casos/episodios en cada uno de ellos. Vi los dos primeros emitidos por el Channel 4 de Londres y calculo serán los mismos que integran el «Programa 1». Son dos casos espeluznantes, uno centrado en un hombre que se declara inocente de los crímenes que lo condenan y otro que, no sólo se declara culpable de dos, sino que en el curso de la entrevista confiesa un par más… El filme es una entrevista en la sala de visitas, como en INTO THE ABYSS, a lo que se suma una breve reconstrucción del caso y alguna entrevista por fuera. Herzog, como siempre, escucha atentamente, hace y se hace preguntas siempre fuera de lo común, y deja que esos personajes crezcan y se instalen de una manera humana, por más espeluznantes que sean sus crímenes. Y esa voz, esa voz. Quiero un disco de covers de éxitos pop con esa voz…

ALVORADA VERMELHA, de João Rui Guerra da Mata y João Pedro Rodrigues (7.50) Una madrugada, el comienzo de una jornada en un mercado de la colonia portuguesa de Macao, es lo que retrata este corto de 28 minutos, con muchísimo detalle y precisión, pasando del «chiste» del taco de mujer (o, en este caso, probablemente travesti) que queda en la calle al terminar la noche y que es pisado por un auto. La entrega de animales -pollos y pescados, esencialmente- y cómo llegan de los camiones a los puestos (los matan, los lavan, los cortan, etc.) es el centro de un retrato que atrapa la atención. Yo le bajo un punto porque sigo sin ser un fan de ver morir lentamente a peces y aves frente a cámara…

LOS PASOS DOBLES, de Isaki Lacuesta (7) Es, sin dudas, la película más extraña y arriesgada de Isaki. Y, honestamente, siento que debería volverla a ver antes de escribir largamente sobre ella, así que aquí daré una breve primera impresión. Se trata de un filme que, a partir de querer recorrer de vuelta (uno de los «pasos dobles» a los que hace referencia el título) el camino del pintor François Augiéras -quien hizo una serie de pinturas y luego las ocultó bajo la arena para que nadie las encontrara- juega en el terreno de la fábula, de las historias dentro de historias, de los géneros cinematográficos (tiene algo de spaghetti western y de filme de aventuras en Africa, como TABU) y de lo casi onírico, con el pueblo dogón de Mali como protagonista de buena parte del filme (incluyendo un encuentro con albinos). Con el aporte también del pintor Miquel Barceló (protagonista de LOS CUADERNOS DE BARRO, documental que hace otro «paso doble» con este filme), quien hace su propio recorrido de búsqueda y de encuentro personal (Augiéras es su inspiración), Lacuesta va tejiendo una especie de tapiz de mitos y leyendas, de mezcla del arte y la vida y, sobre todo, algo que le interesa mucho: cómo el paso del tiempo altera, modifica y transforma a los hechos y a las personas.

PATER, de Alain Cavalier (7.50) Es extraño que este filme pequeño, íntimo, que va y viene de la ficción al documental, haya entrado en competencia en Cannes. Admirable, de hecho, ya que siempre parece que «para entrar en competencia» hay que hacer películas sobre el fin del mundo o algo parecido… Nada que ver con lo que propone Cavalier, una suerte de encuentro/juego con el actor Vincent Lindon (y otras personas/personajes más) que hablan de sus vidas, sus gustos, rutinas y costumbres y luego ensayan/actúan en sendos roles de Presidente y Primer Ministro de Francia, donde discuten problemas políticos y económicos del país. Casi como un juego de amigos, o un ensayo de una otra película que nunca fue, PATER permite entrar otra vez más en la intimidad de ese gran cineasta que es Cavalier.

AS CANCOES, de Eduardo Coutinho (9) Otra vez, el maestro Coutinho encuentra una estructura noble y generosa para armar una suerte de «documental de amor». LAS CANCIONES consiste en una serie de entrevistas a personas que cantan su o sus canciones favoritas y hablan de su historia de vida y cómo la canción se conecta con ellas. Coutinho muestra así una serie de personajes que logran conmover, emocionar y divertir con sus historias y cantando, a capella, sus temas favoritos. Un documental sobre la gente, pero en estudios, y un retrato íntimo y personal que logra ser social y cultural porque sus historias reflejan también «la Cultura» popular y «la Historia» del país. Con aparentemente muy poco, Coutinho cuenta mucho.

 

ALBUM FAMILIAR

BEST INTENTIONS, de Adrian Sitaru (6) La situación y la temática se presentan listas para el «neoclasicismo rumano»: una serie de días y planos fijos para contar lo que le pasa a un hijo cuando su madre tiene un ataque y es internada. Sitaru recurre a un naturalismo casi de documental para retratar las conversaciones, las situaciones que se presentan y no hay duda que el filme se siente honesto y verdadero. Pero dos cosas me irritaron: la innecesaria cámara subjetiva que tiene a lo largo de casi toda la película y que circula por distintos personajes como si se sorteara a quien le toca llevarla (un tic que llama la atención y distrae) y la excesiva y casi paródica neurosis del protagonista, que quiere ayudar a la madre pero no sólo se le vuelve insoportable a ella: a nosotros también. Dan ganas de cerrarle una puerta en la cara y hacerlo callar de una puta vez…

TOTEM, de Jessica Krummacher (4) Como decía un tío mío: «Mala es poco, si fuera peor habría que ir y pegarle directamente». Uno de los clavos importantes que vi en la Viennale… Una película austriaca sobre una familia que maltrata… ya saben, esas cosas que hacen los austriacos en las películas. Reseña desde Viena: «TOTEM fue otra decepción. Opera prima de Jessica Krummacher cuenta la historia de una familia totalmente insoportable -marido, mujer, hijo, parientes, amigos y hasta dos bebés falsos que tratan como si fueran reales- que maltratan a una empleada doméstica a niveles insoportables, pero la chica parece o bien tener paciencia para cualquier cosa o ir acumulando una bronca tal que explotará tarde o temprano. Un giro más sobre la idea de LA CEREMONIA, aquí el problema no es tanto la trama sino la forma torpe, repetitiva y banal del filme y los personajes, y su supuesto tono entre cómico, grotesco y desagrable. Un festín del patetismo, vea…»

EIGHTY LETTERS, de Vaclav Kadrnka (7.50) Llamativa esta película checa que cuenta un día en la vida de una madre que prepara papeles y documentos para emigrar de Checoslovaquia con su hijo a Gran Bretaña, donde los espera su padre. Mientras le escribe cartas, madre e hijo recorren un «kafkiano» (perdón por la obvia referencia, pero es así) universo de oficinas, sellos postales y extraños encuentros. Lo más curioso del filme es su puesta en escena algo bressoniana (cortes abruptos a manos, pies, entrega de objetos, puertas, silencios prolongados) pero en el marco de una «dramaturgia» algo más standard que las del francés, especialmente en los rostros y diálogos no tan «afectados» o «robóticos» como los del francés. Esa puesta en escena, creo, es la que saca al filme de un recorrido previsible. Vale la pena seguir cada plano en detalle, por más que por momentos se hagan algo evidentes y reiterativos.

HOME FOR THE WEEKEND, de Hans Christian Schmidt (6) Correcta, pero bastante fría y desangelada, es esta historia acerca de una disfuncional familia alemana que se reúne para el fin de semana. La madre, motivo de preocupaciones de todos, está atravesando un proceso de depresión, lo que lleva a… Bueno, véanla si quieren saber más. Dos tercios muy «teatrales» dan pie para una media hora final, en exteriores, que es lo mejor de este discreto filme que compitió en Berlín.

 

ADOLESCENCIAS

L’ESTATE DI GIACOMO, de Alessandro Comodin (8) Un chico, una chica, el verano, la bicicleta, el río, algo de música. Hay cosas que no cuento, pero con eso alcanza. Bellísima. Reseña desde Viena: «Se centra en un adolescente hipoacúsico, con dificultades para hablar y escuchar, y un verano que pasa en lo que parece ser el pueblo en el que vive. El filme se centrará en la relación que tiene con una amiga y en las horas y días que pasan juntos: en el río, caminando, andando en bicicleta, tomando sol, hablando un poco, tocando la batería, escuchando música, y así. Hecha con mínimos recursos e igualmente minimalista en su búsqueda estética, la película sin embargo es un sensible encuentro con estos personajes y su relación en un verano que, de alguna manera, se presenta idílico, casi paradisíaco, como si la película fuera un álbum de fotografías (o un video) familiar de una temporada estival adolescente que se recuerda con cariño y cierta nostalgia.»

UN MUNDO SECRETO, de Gabriel Mariño (6) Una road movie simple, bastante esquemática, de una adolescente de mala relación con su madre y en apariencia sin amigos, que decide ir a conocer las ballenas en Baja California. El viaje y la gente que encuentra en el camino la harán repensar su situación, además de conocer la vida en México fuera del DF.

PALACIOS DE PENA, de Gabriel Arantes y Daniel Schmidt (6) Visualmente fascinante, pero impenetrable y confusa.

17 FILLES, de Delphine y Muriel Coulin (7) La chica más popular de la escuela queda embarazada y todas sus amigas -y las que quieren serlo- lo hacen también, para estar «a la par» de ella (y criar todas a sus hijos juntas) en una película basada en una historia real en la que 17 chicas de una secundaria quedaron embarazadas al mismo tiempo. Con un estilo «Sofia Coppola en LAS VIRGENES SUICIDAS, el filme apunta más a capturar la vida y las sensaciones de las chicas que a hacer un análisis sobre el tema, asunto que liquida en una reunión de maestros en la que se ve que los pobres no entienden nada de lo que está pasando. Una buena película, más ligera de lo que parece por su tema, hasta que se va oscureciendo, literalmente, hacia el final.

L’AGE ATOMIQUE, de Helena Klotz (7) Es la clase de película que te fastidia porque arranca tan bien, tan justa y lograda en su retrato de dos amigos que viajan al centro de Paris a ir a bailar, lo que empieza sucediendo allí, que luego te apena cuando a mitad de su metraje dispara para un lugar imprevisible y, a la vez, no tan interesante como el anterior. La hija de Nicholas Klotz es una cineasta con gran talento y captura a la perfección lo que sucede en esa larga noche de tensión sexual entre dos amigos y la posibilidad de la aventura y el riesgo nocturno. No me convence el vuelco narrativo de su segunda mitad y, siendo honesto, cierta pedantería y snobismo de uno de los personajes (que cita poesía todo el tiempo) se hace un poco agotadora, por más comprensible que sea dentro de la lógica «impresionista» del filme (de hecho, Klotz padre tiende a hacer lo mismo). Pero aquí, al combinarse con un retrato más naturalista, suena forzada. Vale la pena, igual, y los climas musicales son extraordinarios.

 

CINE + CINE

HOLLYWOOD TALKIES, de Oscar Pérez y Mía de Ribot (6,50) Documental de observación sobre los lugares y escenarios hoy en su mayoría abandonados del Hollywood de principios del sonoro, junto a historias de españoles que fueron a filmar/doblar películas allí. Reseña desde Venecia: «HOLLYWOOD TALKIES, filme de Ocar Perez y María de Ribot, es un mediometraje de carácter experimental, de Barcelona, y se centra en las historias de los actores españoles que viajaron a Hollywood en los años ’20 para actuar en las versiones en español de las películas que allí hacían los estudios. Como era esperable, nada aquí va por el lado de las convencionales historias de vida. Los directores filman espacios, casas, muestran fotos, objetos, planos detalle mientras una voz (aquí, en inglés) cuenta breves anécdotas de lo que pasó. Interesante las historias y el tratamiento, aunque uno a veces supone que el tema daba para un trato un poco más convencional, si se quiere, ya que las historias de vida aparentan tener un interés suficiente para ser un poco más desarrolladas.»


LA LEY DEL DESEO

UN AMOR DE JEUNESSE, de Mia Hansen-Love (6) Una adolescente se enamora perdidamente de un joven un poco más grande que nunca se compromete. Ella lo quiere todo para ella, él se va de viaje. Pasa el tiempo y ella sigue obsesionada. ¿Es para tanto? La película no logra convencernos nunca de eso.

WHORE’S GLORY, de Michael Glawogger (7,50) El realizador austriaco, uno de los más importantes documentalistas de ese país (sus ficciones no me resultan tan interesantes) pinta tres mundos muy distintos en los que funciona la prostitución organizada: Tailandia, Bangladesh y México. Historias de vida en las que va apareciendo las distintas formas organizativas y estructuras de estos sistemas. Desde el formato casi clínico de Tailandia al más caótico y pesado de México, y el igualmente denso de Bangladesh.  Por suerte, Glawogger se aleja del miserabilismo y el facilismo denuncista. Muestra las formas de manera bastante clínica (como acostumbra). Las conclusiones las deja al espectador…

THE SLUT, de Hagar Ben Asher (7.50) Es la tercera película que ya veo sobre mujeres con una intensa vida sexual en el festival (CLIP y HEMEL son las otras) y la primera que no intenta explicar los motivos «psicológicos» de sus actos. Eso ya es algo. Es la historia de una mujer que tiene dos hijas (se desconoce quien o quienes son sus padres) y vive en una casa en un pequeño y bastante desolado pueblo. Allí es como la «mujer fácil» de la zona y se la ve teniendo relaciones con muchos hombres que pasan a visitarla. Hasta que aparece uno, con el que parece que las cosas van más en serio. Aunque la tentación es difícil de vencerla. Austera, seca, algo mecánica tal vez, con una algo sorpresiva vuelta final, tiene la curiosidad de que la protagonista es la propia directora. Como leí por ahí, debe ser la primera que se filma a si misma teniendo relaciones sexuales bastante explícitas.

 

LA TIERRA TIEMBLA

BIG BOYS GOES BANANAS! de Fredrik Gertten (7). El documentalista sueco Gertten hizo hace unos años un documental llamado BANANAS en donde denuncia la contaminación que provoca la multinacional Dole (sí, la de las bananas) en Nicaragua. Este filme sigue lo que pasó cuando Gertten quiso mostrar su filme y se topó con una andanada de amenazas y acciones legales por parte de la compañía. Sin bien profundiza mucho, es interesante para analizar la forma en la que las empresas controlan buena parte de lo que se dice en la prensa en los Estados Unidos (a través de la presión de juicios y amenazas comerciales) y cómo, según Gertten, en Suecia todavía existe la prensa libre e independiente. Una batalla de un realizador de cine de denuncia contra el «spin control» y los manejos y presiones de una multinacional.

 

IMAGENES PAGANAS

ANNA PAVLOVA LIVES IN BERLIN, de Theo Solnik (6) La vida de una chica rusa de unos 30 años, que vive en Berlín, y que viene de una familia de artistas, es el centro de este documental que la sigue día y noche. La suya es una vida de «party girl», yendo de fiesta en fiesta, de borrachera en borrachera, de amistades y besos, a peleas y agresiones, en un recorrido que encuentra sus mejores momentos en las anécdotas familiares y los choques sociales de la chica. En un punto, entra en una espiral de largas noches de alcohol y peleas callejeras que se torna el asunto algo morboso, como estar unas horas en la madrugada con una amiga borracha y pesada que se pelea con todo el planeta y no hay forma de hacerla parar. Eso pasa con la película: uno se encariña con Anna, pero luego de un tiempo ya se nos hace bastante indigesta.

 

TRANCES

THE SUBSTANCE: ALFRED HOFMANN’S LSD, de Martin Witz (7) Informativo documental sobre la historia del ácido lisérgico, desde su «casual» creación hasta la actualidad, con gran material de archivo sobre los experimentos que se hacían en los años ’40 y ’50 (en psiquiatría, sí, pero también en ejercicios militares), antes que el LSD se hiciera famoso como la droga psicodélica por excelencia del hippismo y la contracultura de los años ’60. Luego, claro, la historia más conocida de los Merry Pranksters, Timothy Leary, el Verano del Amor y la posterior prohibición. Más allá de sus aspectos terapéuticos, se habla poco de la evolución de la droga y de su consumo en los últimos 35 años. Hoffman -que culpa a Leary de haber arruinado las posibilidades médicas del ácido lisérgico-  llegó a vivir 100 años. Salud!

 

MUSICA

INNI, de Vincent Morriset (7) Bastante experimental documento (blanco y negro, 16mm y Super 8) de un concierto de Sigur Ros. Si te gusta la banda, es un plus importante para el disfrute del filme… Reseña desde Venecia: «Una corta entrada para INNI, un documental pequeño sobre un show en el Alexandra Palace, 2008, de la banda islandesa Sigur Ros, que estaba en la función (con excepción del cantante). Blanco y negro, baja resolución de imagen pero excelente sonido, la película es muy diferente a HEIMAT. En vez de mostrar a la  banda en relación a Islandia y la naturaleza, lo hace en función de la relación de su música con la psicodelia del primer Pink Floyd. Hay un efecto similar al de esas películas de Peter Whitehead de los ’60, aunque se queda corto en ambición, ya que nunca sale de al lado del show. Lo que me jugó en contra fue darme cuenta de que ahora la banda no me interesa tanto como cuando la descubrí, unos 8/9 años atrás…»

GRANDMA LO FI, de Kristin Bjork Kritjansdottir, Orri Jonsson e Ingibjorg Birgisdottir (7) Una mujer, a los 70 años, empieza a editar casetes con la música que compone y graba con su tecladita, una máquina de ritmos y haciendo copias de la forma más artesanal y sí, «lo fi» posible. Con un sonido entre simpático e irritante, las cancioncitas de Sigridur la ponen como una pariente lejana de Daniel Johnston o nuestro Willy Polvorón (aunque con menor talento, me da la impresión y sin aparentes dificultades psicológicas). La mujer editó 59 CDs entre los 70 y los 80, y la celebran -no sé si en serio o irónicamente- músicos islandeses como Bjork, Mugison y miembros de Sigur Ros y Mum, entre otros. Simpática, rara, como un cuento bizarro que no podía salir de ningún otro país que de Islandia.

 

ODISEAS DEL ESPACIO – CINE Y ARQUITECTURA

HU, de Pedro Urano y Joana Traub Cseko (7) Un tremendo, elefantiásico, desmesurado edificio -o serie de edificios- es el Hospital Universitario de Río de Janeiro. Proyectado y construido en la dictadura de Getulio Vargas permanece funcional, apenas, en una parte, y destruido, sin terminar, juntando basura y escombros hace décadas en otro. El filme recorre el lugar, ve a los médicos y funcionarios trabajar, conversa con ellos sobre las dificultades y problemas que tiene el edificio y nos muestra el estado de abandono de una parte del mismo. Hasta que… bueno, no les cuento lo que pasa, pero vale la pena verlo.

 

FOCO RUTH BECKERMANN

ZORRO’S PARTY (6.50) Ok, lo admito, tengo tantos «bar mitzvot» y experiencias judaicas adolescentes que me cuesta ver algo del todo interesante en este universo. Si se intenta que me cause gracia, no me causa. Si se intenta que me lo tome en serio, tampoco puedo del todo. Sí, reconozco el mundo (el filme se centra en tres bar mitzvot y un bat mitzva de cuatro adolescentes austríacos de diferentes clases sociales, grados de ortodoxia y orígenes étnicos), lo vi una y mil veces (los videos de la fiesta, los preparativos, los discursos, las velas, las exageraciones de todo tipo, las peleas, etc) y siento que todo es un enorme deja-vu. Más que algunos apuntes específicos y la decisión de la directora de ubicarse a una distancia respetuosa del asunto (lo ridículo y lo emotivo saldrá de cómo el espectador se enfrente a esas situaciones), lo demás me resultó bastante parecido a un video de detrás de escena de un video de un bar mitzva. O algo así… Supongo que un espectador que desconoce este micromundo lo observará con mayor fascinación…

HOMEMAD(E) (7.50) Bastante más interesante que ZORRO’S PARTY es este filme de Beckermann centrado en una zona, un bar más específicamente (el Salzgries), de un barrio vienés (el que rodea la Marc-Aurel-Strasse) y en los habitués que todas las mañanas se juntan ahí. O se juntaban, ya que desde la partida de uno de ellos, el clima no es el mismo, ni tampoco ayuda la llegada al poder de Haider, el político neofascista que gobernó el país (la película transcurre en el 2000). Sin embargo, en medio de ese clima, inmigrantes de toda clase y tipo (especialmente judíos y árabes) conviven cotidianamente y comparten sus pequeñas y sus grandes historias. Un año después sería el 11 de septiembre. La película, pensada a través de ese hecho, duplica su potencia.

 

FOCO ACID

LE PONT DES ARTS, de Eugene Green (9). Gloriosa película, extraordinaria. Empecé a escuchar música barroca por culpa de Green. Si con eso no alcanza, ya no sé…

MODS, de Serge Bozon (7.50) Esta película resultará extraña, imagino, para los que no conozcan el largo de Bozon, LA FRANCE. De una manera distinta desde lo temático, plantea algo muy parecido: la combinación de géneros y la aparición del musical en los momentos menos esperados. Aquí son dos hermanos, militares ambos, que van a ver qué le pasó a un tercer hermano de ellos, que está en una residencia estudiantil y ha decidido quedarse en la cama y no moverse ni hablar ni salir de allí, en un estado que parece ser de hermética melancolía o catatonia. Los hermanos circularán por el «internado» y la película tendrá números musicales con temas de garage rock de los ’60 y más que dadaístas coreografías, así como personajes bastante particulares con quienes los hermanos se topan. Original, extravagante, por momentos ridícula, deja ver el inicio en el cine (es un mediometraje) de un talentoso cineasta del que esperamos más. PD: Sería bueno ver esta película junto a DAMSELS IN DISTRESS, de Whit Stillman, ya que comparten otra extraña forma de parentesco.

 

FOCO TOMAS ALFREDSON

CRIATURA DE LA NOCHE (9) Todo dicho ya, no? Vean también la remake americana si la encuentran «por ahí». Tuvo mucha menos difusión y es casi tan buena como la original…

EL TOPO (7) Lo complejo versus lo complicado. Búsquenlo en un post reciente. Bastante buena película, pero parece mejor de lo que es… Hay también una primera reseña desde Venecia: «Las películas de espías me gustan, tanto como a cualquiera. No me considero un fan del subgénero, ni un especialistas, pero los agentes secretos dan material siempre para buena ficción, tanto literaria como cinematográfica. Claro que los hay muy diferentes -espías y películas sobre espías- y TINKER, TAILOR, SOLDIER, SPY pertenece claramente a la categoría de los muy pero muy británicos. No sólo porque transcurre en el MI6 y básicamente en Londres en los ’70, si no por que su personaje principal es uno de esos agentes cerebrales, perspicaces, inteligentes, a los que uno jamás se lo imaginaría en una escena de acción. George Smiley es el anti James Bond. Y la película es también lo opuesto a esa serie. Basada en “El topo”, una de las novelas más conocidas de John Le Carré –que tuvo una versión en formato miniserie en 1979, con Sir Alec Guiness en el papel que ahora hace Gary Oldman–, la película dirigida por Tomas Alfredson (el realizador sueco de CRIATURA DE LA NOCHE – LET THE RIGHT ONE IN) es, como aquella, sobria, oscura, delicada y finísima. Y entrega sus sabores a cuentagotas, para ir paladeándolos de a poco. Uno podría decir que es más sobre agentes de inteligencia que espías, o al menos en el concepto de que casi toda la trama es profundamente cerebral. Al menos mi impresión fue que le falta a la película algo de la emoción delicada de CRIATURA… Otros, más familiarizados con la trama y que no tuvieron que prestar tanta atención a las pistas, a atar cabos y eso (la vi sin subtítulos, exigencia doble o triple por los acentos), vieron ese toque sensible. Yo me quedé descifrando plot points como si fuera uno de los espías y sintiendo que el clima de la Guerra Fría estaba más que transimitido… en todos sus sentidos. La trama es compleja pero la simplifico diciendo que Smiley tiene que buscar un “topo”, un “doble espía” que dentro del Servicio Secreto inglés que espía para, obviamente, los soviéticos. Y los sospechosos son cinco… si se lo incluye a él mismo. Yendo y viniendo en el tiempo por cada trama y sospechoso, la película se hace ardua de seguir y algo morosa, pero a la vez se agradece la delicadeza, el clasicismo y el cuidado con el que fue construida. En ningún momento se la intenta transformar en un Bourne o llevarla a un territorio de cine de acción. A juzgar por los pocos momentos de acción que hay aquí, tampoco parecen ser el fuerte de Alfredson.»

 

FOCO VIENNALE

BOTTLE ROCKET, de Wes Anderson (9). Antes de convertirse en «marca» Wes Anderson. Joyita.

SHERMAN’S MARCH, de Ross McElwee (8.50) Un clásico de uno de los grandes documentalistas americanos vivos. Bizarra, personal, un diario íntimo como todas las películas suyas que vi. Imperdible.

XALA, de Ousmane Sembene (8) Clásico de clásicos del cine africano, tengo el VHS en mi casa que compré en Estados Unidos hace doce años o más. Perdió fuerza con el paso de los años (sus partes más cómicas, digamos), pero sigue siendo relevante como referencia del cine africano.

 

FOCO ZELLNER BROS.

KID-THING (7.50) Reseñada en Berlín, una pequeña y bizarrita historia sobre una niña que vive prácticamente sola (bah, con un par de adultos impresentable) y una pequeña «amistad» que desarrolla. Como FRANCINE (en competencia internacional), sale del más austero, minimalista e indie de los indies americanos. Aquí, el comentario escrito desde Berlín: «KID-THING, de los hermanos Zellner (en el Forum) es una película bastante extraña (alguien la definió como a mitad de camino entre Harmony Korine y Terrence Malick y no es del todo una mala definición) y se centra en una nena de unos diez años que anda sola en una casa de campo bien white trash en Texas. Su padre es un inútil a todo servicio y se la pasa perdiendo el tiempo con un amigo (los interpretan los directores), y la nena no hace otra cosas que tirar objetos, disparar armas, hacer llamadas telefónicas agresivas e investigar lo que pasa en un enorme pozo en el que encontrará una sorpresa, acaso la más bizarra de todas. La película es original, curiosa, divertida por momentos, muy amarga en otros, y con ideas visuales interesantes. También es errática, fallida y peca por reiterativa, como la vida sin mucho sentido de este maravilloso grupo humano. Con sus dificultades, sin embargo, es la película que más me gustó de todas las que vi. Prefiero una película irregular y fallida por arriesgarse a tirar ideas y ver si algunas salen bien, que películas a las que no se le cae una sola idea propia en dos horas.»

 

FOCO GRANT GEE

MEETING PEOPLE IS EASY (7) Más allá de las burlas que los miembros de Radiohead no se cansan de hacerle a la prensa por sus repetidas preguntas y su mal inglés («pobres, nosotros, tener que dar tantas entrevistas a estos giles…»), sigue siendo un gran documento de la «vida cotidiana» y en gira de una gran banda.

PATIENCE (AFTER SEBALD) (8) Tratando de encontrar un símil audiovisual al estilo de LOS ANILLOS DE SATURNO y otros libros de W.G. «Max» Sebald, Gee organiza este viaje por la zona inglesa de Norfolk reproduciendo y analizando los textos del escritor alemán en LOS ANILLOS… y a la vez sumando las voces de expertos en Sebald y otros escritores que van agregando capaz de sentido y significado al filme, tal como en los libros del fallecido escritor, en los que una caminata, un viaje en tren o una espera en una estación podía traer la biografía de Europa y la personal a la memoria, mezclando pasado, presente, historia y poesía. Notable, por momentos. Imprescindible para interesados en la obra de Sebald.