Cannes 2013: «Wakolda», de Lucía Puenzo, y «Los dueños», de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky

Cannes 2013: «Wakolda», de Lucía Puenzo, y «Los dueños», de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky

por - Críticas
23 May, 2013 12:19 | comentarios

Dos largometrajes argentinos pasaron por esta edición del Festival de Cannes: WAKOLDA, tercer filme de Lucía Puenzo (XXY, EL NIÑO PEZ), en Un Certain Regard, y LOS DUEÑOS, opera prima de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky, en la Semana de la Crítica. Son dos películas bastante diferentes entre sí pero que comparten algo con bastantes […]

wakolda en cannesDos largometrajes argentinos pasaron por esta edición del Festival de Cannes: WAKOLDA, tercer filme de Lucía Puenzo (XXY, EL NIÑO PEZ), en Un Certain Regard, y LOS DUEÑOS, opera prima de Agustín Toscano y Ezequiel Radusky, en la Semana de la Crítica. Son dos películas bastante diferentes entre sí pero que comparten algo con bastantes otras películas vistas en este Cannes y, especialmente las latinoamericanas. Ambas poseen narrativas tradicionales, clásicas, alejadas de las formas más radicales e innovadoras del cine argentino de las últimas generaciones.

Los Duen¦âos 1Es difícil poder considerar esto como una tendencia dentro del cine nacional: sería más lógico adjudicárselo a los gustos de los programadores de este festival, que ya en varias instancias dejan en claro en esta edición un interés por un cine narrativo convencional en su estructura. Más que otros años, 2013 parece una edición «mainstream» de Cannes en cuanto al tipo de películas que se exhiben. Y hasta la Quincena de Realizadores -anterior bastión de cierto cine más renovador y/o de vanguardia- se ha sumado a esta tendencia, dejando poco espacio para formatos más alternativos. Pero eso será tema de otro post…

La pregunta que me interesaría empezar ahora a analizar es si el cine argentino se acerca a un periodo llamémoslo «neoclásico». Hay algunos elementos para pensar de que puede ser así a partir de cierto agotamiento de las ideas ya convertidas en fórmulas del Nuevo Cine Argentino que siguen sin convencer al público y parecen no estar convenciendo tampoco tanto, últimamente, a los mismos festivales de cine que fueron su motor principal en el mundo. Así, mientras algunos realizadores buscan nuevos acercamientos al problema cinematográfico, otros parecerían pensar que es un buen momento para volver a «contar una buena historia». A lo que muchos llaman: «el cuentito».

wakolda2WAKOLDA es más que un cuentito: es una novela hecha y derecha, escrita por la propia Lucía Puenzo. Y la película tiene todos los condimentos que una adaptación literaria debe tener: sólido elenco de actores conocidos (locales y extranjeros), excelentes locaciones, una producción lujosa y muy buena reconstrucción de época. Narrativamente funciona como un relojito (algo quejumbroso, pero relojito al fin) y todos los hilos narrativos abiertos son cerrados con precisión quirúrgica. A la vez es una película un poco ahogada, programática, un guión ilustrado lujosamente que no respira del todo bien. Es, en ese sentido, una película que funciona como si el Nuevo Cine Argentino jamás hubiese existido.

Apretando las distintas subtramas que tiene la novela, Puenzo cuenta lo que pasa, en 1960, cuando una familia de origen aleman vuelve a Bariloche para montar un hotel y, en el camino, se cruza con un enigmático doctor alemán que se interesa en la hija de 12 años de la familia, quien no está creciendo como debería. También le interesará luego que la madre saber que la madre está embarazada de mellizos. Sabemos que es un médico e investigador cuyos detallados cuadernos dejan en claro su interés por la investigación. Los que no lo sepan por la promoción del filme -que no oculta del todo el dato- pronto sabrán por la trama que es un célebre médico nazi…

wakolda1Natalia Oreiro y Diego Peretti son los padres de la niña en cuestión. Ella, de familia alemana, está interesada en dejar que el doctor ayude a crecer a su hija. El, que sospecha del enigmático médico, prefiere que no se acerque a ella, aunque el doctor encontrará una forma de «llevar agua para su molino» cuando lo ayude en la fabricación de las muñecas que el padre hace. La niña, en tanto, se mostrará interesada en que el médico la ayude a combatir esa falta de crecimiento, ya que en el colegio alemán de Bariloche se burlan de ella.

Esto, para empezar. En apenas 93 minutos Puenzo apreta varias subtramas más: el embarazo de mellizos de Oreiro (que cobrará gran peso sobre el final), la vida de la comunidad alemana en Bariloche, una misteriosa casa vecina que habitan personas con las caras vendadas, el espionaje israelí a Eichmann (en la figura de Elena Roger) y varios etcéteras. Sobre el final todos estos hilos confluyen generando un pequeño caos narrativo que no termina de estar muy bien resuelto, pero que igualmente logra generar suspenso.

wakoldaClásica en su construcción aunque exigida por su trama, WAKOLDA es una película bien realizada pero intermitentemente efectiva, forzada por la necesidad de que todo «rime» de alguna manera con todo, desde los nombres de los personajes a los hechos históricos pasando por la coincidencia en tiempo de muchos elementos dispersos en la trama.

WAKOLDA gana también por el excelente trabajo de los actores, en particular de la pequeña y pícara Florencia Bado, casi la única que no tiene expresión severa y de preocupación constante. Peretti luce perturbado y Oreiro se subordina muy bien a la trama actuando casi en voz baja a su personaje. El español Alex Brendemühl está también muy bien en el papel más difícil y rico de la película, ya que se trata de un personaje que oculta su identidad pero que, a la vez, no puede evitar revelarla en cada cosa que hace.

La película cuestiona muy duramente la actitud de la comunidad alemana de Bariloche respecto al trato generoso y casi de adoración que tuvo con los nazis que vinieron al país. Y más allá de que en la trama de WAKOLDA haya mucho de ficción, ese trasfondo histórico es lamentablemente muy verdadero.

Los Duen¦âos 4LOS DUEÑOS, a su manera, también funciona como un «cuentito», si bien uno más cercano a formatos utilizados por el Nuevo Cine Argentino. La película tiene sus claros lazos temáticos con LA CIENAGA, de Lucrecia Martel, al contar los choques de clase en una estancia en Tucumán, en cuyo caserón los empleados viven -sin permiso- mientras los dueños en cuestión no están. Las tensiones aparecerán cuando los dueños vuelvan y los empleados tengan, literalmente, que huir por las ventanas. Más allá de una fachada de amabilidad, hay varios asuntos pendientes entre unos y otros que irán apareciendo y complicándose en el curso del filme.

Esas tensiones también corren dentro de cada clase. Rosario Blefari encarna a una de las dos hermanas dueñas de la casa, que va a Tucumán al casamiento de la otra con un hombre bastante corrupto que maneja el negocio familiar pese a tener muchas disputas con su inminente suegro, el «Padrino» de esta peculiar familia. Hay otras cuestiones «internas» que mejor no adelantar, pero todas ellas van confluyendo para que en la última parte del filme exploten.

Los Duen¦âos 5El eje principal de la trama tiene que ver con el personaje de Blefari, que en un momento decide dejar todo en Buenos Aires para probar suerte cambiando de vida allí. Chica porteña, de modales un poco secos y en apariencia mucho más a gusto en Palermo Hollywood que en medio del campo, tendrá que aprender a manejarse con las costumbres algo más sinuosas del lugar.

En esta suerte de «los de arriba y los de abajo» que narra la película (el punto de vista, en ese sentido, es bastante fluctuante), los trabajadores de la estancia aprovechan los beneficios de quedarse en la casa con distintas actitudes: fastidio, culpa o sin remordimiento alguno. Muebles no usados, dinero endeudado y tensiones sexuales crecientes irán combinándose en distintas formas hasta que todo se vuelva por completo inmanejable.

Los Duen¦âos 6LOS DUEÑOS tiene una puesta en escena y un desarrollo narrativo bastante más tradicionales que los más elípticos de Martel y compañía. Con el caserón como centro de la acción, la película apuesta por momentos cómicos accesibles, mientras que su estilo actoral bordea un cierto costumbrismo que, por suerte, casi siempre se logra evitar. De hecho, se la podría transformar en una pieza teatral sin demasiado esfuerzo de adaptación, tanto por su locación como por el estilo actoral y desarrollo narrativo.

Además del cuidado trabajo audiovisual y la muy buena dirección de actores, una de las grandes decisiones de la dupla de directores está ligada a la resolución de la historia, evitando los lugares comunes más previsibles en este tipo de subgénero. Es un punto a favor clave para este tipo de película, que podría haber optado por salidas más fáciles…