Festivales: Olhar de Cinema (Parte 2)
Terminado el Festival de Curitiba –conocido como Olhar de Cinema– es hora de repasar algunos de los títulos que vi en la competencia que me tuvo como jurado y sobre los que, por motivos obvios, no podía escribir antes. Fuimos jurados de la competencia internacional, que incluía 12 largos y similar cantidad de cortos, tanto […]
Terminado el Festival de Curitiba –conocido como Olhar de Cinema– es hora de repasar algunos de los títulos que vi en la competencia que me tuvo como jurado y sobre los que, por motivos obvios, no podía escribir antes. Fuimos jurados de la competencia internacional, que incluía 12 largos y similar cantidad de cortos, tanto brasileños como internacionales. Más allá de alguna que otra película que no merecía estar en ese selecto grupo (la ucraniana THE GREEN JACKET, por ejemplo) se trató en general de una gran selección, dentro de un festival de gran calidad cinematográfica.
La ganadora, como casi era previsible en mi caso desde que la vi en la lista de la competencia, fue E AGORA? LEMBRA, la enorme película portuguesa de Joaquim Pinto, pero no fue la única destacable del grupo. Aquí van algunas reseñas de las películas en competencia, de las más recomendables. Algunas ya fueron publicadas en entradas previas de este blog y otras son nuevas.
MEJOR PELICULA
E AGORA? LEMBRA-ME, de Joaquim Pinto. En mi opinión, una de las candidatas a mejor película del año. Premiada en el Festival de Locarno, se trata del diario íntimo de un experimento. Pinto, veterano sonidista del cine portugués, tiene sida y Hepatitis C hace ya varios años y decidió documentar su intento por experimentar con un nuevo tratamiento, en Madrid. La película será ese retrato -en principio, íntimo, pero finalmente también social, político y cinéfilo- de ese año de su vida. Joaquim vive con su pareja, Nuno, y él mismo asegura que su vida es muy normal -la de una persona casada, con perros-, aunque su historia no sea tan habitual.
A lo largo de casi tres horas, Joaquim cuenta sus avances y retrocesos en el tratamiento, muestra y recuerda pedazos de su vida (un repaso por el cine de autor europeo de los últimas décadas) y los vemos en su cotidianeidad, con su pareja (reticente al principio en aparecer en el filme), sus perros, sus vecinos, sus problemas normales. En ese “año que vivimos en peligro” se colará la crisis económicas con sus consecuencias directas en él, sus recuerdos del cine portugués y de sus amigos muertos.
Pero no imaginen una casi obscena recorrida por la difícil vida de un hombre al borde de la muerte. Si bien Joaquim pasa muchos momentos dolorosos y complejos durante el año que pinta el filme, si algo se puede decir de E AGORA? es aquel lugar común de la crítica cinematográfica que es hablar de una “celebración de la vida”. El filme es eso. Como el cine de Jonas Mekas, pero en un tono menos festivo y más melancólico (portugués, caramba), la película de Pinto es un diario de una experiencia mientras se va viviendo, en absoluto tiempo presente. Y es, más que ninguna otra cosa, una luminosa historia de amor entre dos hombres que, enfrentados a complicadas circunstancias, se muestran casi empecinados en sostener esa utopía romántica y realista, donde parece reflejarse el mundo entero y todas sus cosas.
GRAN PREMIO DEL JURADO
BRANCO SAI, PRETO FICA, de Adirley Queirós. Los críticos muchas veces usamos el término «ovni» para referirnos a esas películas que parecen venir de otro planeta. Y en el caso de esta película ese término tiene doble sentido: es un «ovni» cinematográfico en cuanto a forma y estructura, y es por otro lado una película que mezcla documental con… ciencia ficción. Aunque en un momento se me cruzó pensarla como una película de Pedro Costa con guión de Miguel Gomes –síntesis de su lado de sombrío y severo documental de barrio bajo con un lado juguetón y absurdo de su trama–, en realidad el segundo largo de Queirós no se parece a casi nada conocido.
Es un retrato de tres personajes que habitan la zona de Ceilandia, la periferia pobre de Brasilia. Dos de ellos sufren discapacidades (uno anda en silla de ruedas, el otro tiene una pierna ortopédica) ligadas ambas a episodios del pasado relacionadas con la represión policial y el racismo. El tercero es, digamos, un personaje de ficción –de ciencia ficción– que viene a Ceilandia a investigar qué fue lo que sucedió, aunque su nave espacial no es otra cosa que un container. Esa «ficción» servirá para contar las historias de los personajes e instalarlas en el contexto del racismo existente en esa zona del país, cuya escenografía recuerda la de una ciudad bombardeada, a mitad de camino entre Detroit y la Sudáfrica de DISTRICT 9.
La mezcla de estos elementos puede parecer muy complicada de realizar, pero en manos de Queiros no solo funciona sino que hasta parece la más apropiada. Uno piensa en la película argentina ESTRELLAS, que con menos ideas buscó trabajar temáticas parecidas. Lo que hace Queirós es poner en el marco del documental fantástico no solo la historia política y racial de Brasil, sino las posibilidades de la ficción de entregarles a quienes sufren las consecuencias de esa violencia la posibilidad de una voz.
PREMIO A LA CONTRIBUCION ARTISTICA
MOUTON, de Marianne Pistone y Gilles Deroo. Mouton (Oveja) es el apodo de un adolescente, hijo de una madre alcohólica, que trabaja en un restaurante en una ciudad costera a la que vemos semivacía, fuera de temporada. Buena parte del filme estará dedicada a seguir el trabajo cotidiano de Mouton: cocinando, lavando, acomodando mesas, sirviendo. Todo el tiempo queda la sensación, no del todo explotada, que entre él y algunos de sus compañeros la relación no es ideal. Luego entrará a trabajar allí yuna chica y la cuestión se volverá aún más complicada. Pero un bizarro episodio promediando el filme hará que todo cambie de eje, sorpresivamente. Los realizadores logran construir una serie de personajes con mínimos elementos en un lugar que parece plácido y en el que los conflictos aparecen casi sorpresivamente. Hay algo del cine de Bruno Dumont en el personaje principal, algo opaco y rodeado de algunos seres propensos a la violencia. En la última parte del filme, Mouton deja de ser el centro de atracción (ya verán porqué) y la película pierde algo de fuerza, volviéndose más episódica. Pero nunca pierde su verdad, la sensación de que estamos siendo testigos de un grupo de vidas siendo vividas en tiempo presente.
FORMA, de Ayumi Sakamoto. El reencuentro casual entre dos amigas del colegio unos años después es el disparador de este drama japonés con toques de thriller. Una de las mujeres, Ayako, trabaja en una empresa mientras que la otra, Yukari, lo hace como oficial de tránsito. Ayako convence a Yukari de dejar su trabajo e ir a la empresa con ella, pero en realidad hay algo que oculta: un trauma del pasado por el que la culpa y del que piensa poco a poco ir vengándose. El filme, de 140 minutos, está contado de una manera peculiar, cambiando la cronología y el punto de vista varias veces, pero esencialmente se trata de el conflicto psicológico entre ambas mujeres ligado a un suceso del pasado que puede no haber sido como una de ellas cree. Sakamoto cuenta con planos largos –varias veces repite una misma escena en distintos puntos de vista– y va construyendo un parsimonioso relato de suspenso que tiene sus grandes momentos y está planteado de manera muy inteligente, pero que se beneficiaría con unos cuántos minutos menos.
HOW TO DISSAPEAR COMPLETELY, de Raya Martin. No está entre lo más logrado del realizador filipino, pero aporta algunas imágenes más que sugerentes y una banda sonora impresionante. Es la historia de una chica y la muy mala relación que tiene con sus padres (él, alcohólico y violento; ella, extremadamente religiosa), lo que va llevando a un inevitable enfrentamiento. Pero nada está contado de forma tradicional: Raya propone imágenes de tono onírico, inserts en cámara lenta con música, actuaciones en vivo y otras «yerbas» en un escenario que por momentos recuerda al del cine de Apichatpong Weerasethakul. No logra ser del todo convincente –es una película de momentos, esencialmente–, pero marca un cambio en la carrera del director de INDEPENDENCIA: nuevas búsquedas estéticas, nuevos desafíos visuales y narrativos. Para llegar a un buen resultado, eso sí, todavía falta.
THE GREEN JACKET, de Volodymyr Tykhyy. Siempre hay una película que no tiene nada que hacer en una competencia de un buen festival y en este caso se trata de este thriller ucraniano que parte de una premisa familiar pero igualmente interesante para luego derrapar desde allí hasta un final lamentable. Una chica está en el parque con su hermano menor, se distrae jugando con un chico que le gusta y cuando se da vuelta su hermano no está más. El filme se centrará en la investigación de esa desaparición pero el ojo estará puesto en la vida familiar de la chica y sus comportamientos cada vez más bizarros cuando empieza una investigación paralela y propia. El problema del filme es que los personajes actúan de maneras insólitas y generando situaciones dramáticamente imposibles, una tras otra, como si la conveniencia narrativa primara por sobre la consistencia dramática y psicológica. Luego entrará, con todo, la casi previsible crueldad, lo cual hará que este thriller menor directamente se torne insoportable.
SEPTEMBER, de Penny Panayotopoulou. A veces, la fama de ciertas cinematografías nacionales, hace que uno espere determinados filmes de esos países. Es por eso que cuesta un poco acostumbrarse al tono bajo y a la complejidad psicológica de este filme griego acerca de una mujer solitaria, Anna, que se deprime severamente cuando su perro enferma y muere. Luego de la tragedia, Anna empieza a volverse dependiente de una aparentemente feliz familia que vive cerca de su casa, hasta que esa relación empieza a resquebrajarse también. La fama clínica y cruenta de mucho nuevo cine griego hacía suponer que en cualquier momento la película iba a entrar en una zona terrible, pero la realizadora elije un tono bajo y logra interesarnos en la angustiada y angustiante Anna, lo mismo que en la familia que empieza a invadir cuando se queda solo. Una película pequeña y bastante convencional que pierde puntos de interés en el final pero que de cualquier modo muestra a una realizadora con un gran ojo para observar el mundo –y en este caso la soledad– de las mujeres.
THE KIDNAPPING OF MICHEL HOUELLEBECQ, de Guillaume Nicloux. Una grata sorpresa fue esta película centrada en el escritor francés que resulta secuestrado por un trío de losers y lo que pasa en su particular cautiverio en una casa ubicada en un lugar alejado. El frágil y peculiar Houllebecq demuestra un gran sentido del humor al aceptar este proyecto de bajo perfil y en tono de comedia negra en la cual un ex soldado israelí, un fisicoculturista y un hombre que se dedica a la lucha libre lo encierran en una casa y allí van formando una curiosa relación que se vuelve aún más curiosa con la llegada de otros, inesperados, personajes a la «cita». Una película muy pequeña y simpática, que parte de una noticia real (durante 2011, tras ausentarse de varios compromisos, se dijo que al escritor lo habían secuestrado, algo que el siempre negó)